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A 65 años de su asesinato: Acto homenaje a León Trotsky

8 de septiembre 2005

Alberto J. Pla, historiador marxista: Revolución y partido

Alberto Pla hizo una excelente exposición de las enseñanzas de la Revolución Rusa y destacó que el libro “tiene la virtud de ser un manual de enseñanza colectiva”. Algunos de los elementos fundamentales que reivindicó fueron el carácter permanente de la revolución y la superioridad de la democracia soviética respecto de la democracia formal del estado burgués. En este sentido, ilustró sobre qué fueron los soviets señalando la importancia de aprender de la lucha de clases para avanzar en el camino revolucionario. “En las revoluciones de 1848 entre febrero y junio en Francia, el poder estaba dividido entre el poder burgués y el poder de socialistas que fueron calificados de ‘utópicos’. Fueron derrotados por la reacción imperial y burguesa. Pero no hay acontecimiento, con triunfos o derrotas, que no deje enseñanzas. Las enseñanzas se obtienen no de una manera placentera sobre la base de un éxito tras otro sino sobre la base de una lucha que, en última instancia, es lo que justifica el planteo que viene de la época de Marx: que la lucha de clases es el motor de la historia. Y como lucha de clases, lo que se está planteando es cómo la clase revolucionaria puede ir ganando para la revolución, paulatinamente, por sectores, en las luchas por las reivindicaciones elementales, una mayoría que le permitiese gobernar. Cuando entre septiembre y octubre de 1917 (el Partido Bolchevique), obtiene esa mayoría, nos encontramos entonces con la decisión de luchar por la toma del poder.”
Una de las cuestiones que más desarrolló Pla fue la importancia del partido revolucionario, del trabajo preparatorio y del internacionalismo proletario: “Trotsky dice que, la gran ventaja, que tuvo el Partido Bolchevique fue que supo estar inmerso en las luchas reivindicativas de la clase obrera, para ir ganando autoridad y confianza. A medida que fueron consiguiendo determinados tipos de ventajas, simplemente las cumplieron y las fueron haciendo. La prueba está en que en 1919 se funda la Tercera Internacional. Es decir, el internacionalismo proletario está en la base de lo que se considera la posibilidad del triunfo de la revolución.”
“Decían los revolucionarios soviéticos que cuando están las condiciones maduras para una acción más profunda o para plantearse el problema de la toma del poder, si el partido no lo comprende así, pierde una etapa histórica, porque no se va a volver a repetir una situación semejante. Decían que para la revolución no hay un cálculo aritmético; es decir juntamos un poco de fervor universitario, de fervor revolucionario, un poco de crisis de la burguesía, de carestía, todo eso existe, se da normalmente en la sociedad burguesa, pero si no existe la educación, la formación general de tipo política y la formación específica para poder gestionar y poner en marcha un nuevo tipo de sociedad, no va a haber revolución que resista.” Y puntualizó “Recuerden que en julio de 1917, el Partido Bolchevique estaba prácticamente descalabrado por la represión y en octubre están haciendo la revolución y tomando el poder porque había condiciones previas, y estas condiciones fueron construidas, no fueron simplemente espontáneas. El espontaneísmo tiene una importancia enorme porque implica la participación directa de las grandes masas del país pero sin el partido, que pueda dirigir y llegar a la concepción de que están las condiciones para dar el salto revolucionario, no se va a producir esta revolución.”

Christian Castillo, director del IPS y dirigente del PTS: ”El trotskismo es una perspectiva ligada al movimiento obrero”

Christian Castillo se refirió también al libro “Cómo hicimos la Revolución Rusa” diciendo que el texto “es una de esas joyas de la tradición marxista, que los grandes dirigentes producen al calor de los procesos revolucionarios, es un texto comparativo a ‘Las Luchas de Clases en Francia’ que escribe Marx, en el curso de la revolución de 1848 o en el mismo 1917 cuando Lenin escribe ‘El Estado y la Revolución’. “Trotsky se muestra como un gran político marxista y mostrando los dilemas de un momento muy complejo de la lucha de clases donde cada decisión que se tomaba influía en la vida o la muerte de la primera Revolución Socialista de la historia”.
Castillo, destacó el valor de este texto de propaganda revolucionaria dirigido “fundamentalmente a los obreros alemanes que aún no habían protagonizado la revolución de noviembre” y que mostró “la genialidad de la táctica de los bolcheviques en Brest: ganar tiempo para que entre en escena el proletariado alemán”. “Al final de la primera guerra mundial también en Alemania, la perspectiva de una República Soviética a la que apostaban los bolcheviques, era posible ya que había un enorme proletariado con tradición y cultura socialista en una situación revolucionaria, con obreros y soldados armados en las calles de Berlín y otras ciudades. Pero faltó justamente una dirección con la calidad de la dirección bolchevique, con la capacidad revolucionaria para que esas condiciones le permitieran llegar hasta la victoria”.
Al referirse a una de las conclusiones del proceso revolucionario planteó que “cuando uno dice que las huelgas son escuelas de revoluciones, se está refiriendo a las difíciles opciones que se deben tomar. Porque el texto muestra los dos elementos, la necesidad a veces de tener retrocesos parciales, pero también de que si no se da la ofensiva en el momento clave, el momento pasa y la revolución es derrotada”. Y remarcó que en “cada lucha en la que intervenimos, en la que tenemos alguna responsabilidad, la toma de una fábrica o una gran huelga en la que el Estado nos ataca, los marxistas en realidad la tomamos como entrenamiento, porque sabemos que cada victoria que logremos, nos enseña cómo actuar mejor, pero para ese momento, el momento decisivo, cuando se plantee el problema de la toma del poder”.
Con respecto a la tradición del marxismo, Castillo señaló que “Lenin y Trotsky, utilizaron al marxismo en forma creativa, hicieron un marxismo vivo que es el tenemos que recuperar si nos pretendemos continuadores de este legado, y tomar estas experiencias sin las cuales sería como querer inventar de nuevo el alfabeto. ¿Por qué mantienen tanta vigencia? Porque el marxismo de los bolcheviques y la III Internacional, antes de su stalinización, fue un momento cumbre del pensamiento revolucionario porque debió enfrentarse a situaciones como la invasión de catorce ejércitos imperialistas, teniendo un ejército que no quería volver a la guerra, que venía de apoyar a los bolcheviques para firmar la paz y tenían que comenzar la guerra de defensa de la Revolución, generando entusiasmo. Trotsky decía que hay dos maneras de lograr que un ejército vaya de nuevo a la batalla; una es aplicando la más violenta represión, otra es generando entusiasmo revolucionario. Los bolcheviques junto a Trotsky tienen el mérito de haber hecho esto último con la construcción del Ejército Rojo, y así hacer una de las proezas más grandes de la historia”.
Castillo, destacó la talla de la figura de León Trotsky no sólo por su rol en la Revolución Rusa, “también fue grande por saber resistir el stalinismo. Es sin duda una de las biografías revolucionarias más importantes del siglo XX, por la cantidad de acontecimientos que tuvo que enfrentar. Siguió dando respuestas a nuevos desafíos, como plantear la necesidad de una Revolución Política ante la burocratización del estado obrero soviético. Y es muy interesante ver cómo los levantamientos anti estalinistas, después de la Segunda Guerra Mundial, en Hungría en 1956, en Berlín en 1953, en Polonia en 1970 tomaban esta dinámica, de plantear la economía planificada sí, pero enfrentando a la burocracia. Es lo que Trotsky señalaba sobre la dinámica que iban a tomar los levantamientos obreros contra la opresión burocrática. En la lucha contra el stalinismo, Trotsky fue la cabeza de la Oposición de Izquierda rusa e internacional, pero la cabeza de un enorme movimiento social que resistió al stalinismo. En las cárceles y en los campos de confinamiento se enfrentaba al poder de la burocracia y se había creado -como cuentan los historiadores- una de las mayores ‘universidades marxistas’ de la historia.”
El final de la charla, Castillo lo dedicó a responder a la campaña contra el trotskismo del gobierno nacional. “Contando el proceso abierto por la revolución de febrero de 1848 en Francia, Marx dice que luego de las derrotas de junio de 1848 y mayo de 1849 se abre un período que llama de ‘ orgía monárquica’, donde se desata una fuerte campaña reaccionaria. Cada reclamo empieza a ser acusado de socialista; se pide la educación laica y el gobierno responde ‘¡eso es socialismo!’; se pide un aumento de salario al gobierno, y contesta ‘¡eso es socialismo!’. Y Marx dice que al identificar el socialismo con toda reivindicación popular, nada como la propaganda reaccionaria de Luis Bonaparte y el partido del orden, ayudó tanto a la difusión de las ideas socialistas en las masas populares. Que el gobierno siga diciendo hoy que los que hacen asamblea son trotskistas. Que siga diciendo que los compañeros que no se venden son trotskistas. Que siga diciendo que los que pelen por un salario de $1.800, son trotskistas. Así, Kirchner involuntariamente estará haciendo un gran favor a que las ideas del trotkismo sean vistas como perspectiva para millones de trabajadores, al menos en nuestro país. El trotskismo es una perspectiva que está ligada al movimiento obrero. En la Argentina se empezó a mover esa clase y por eso reaparece la acusación de ‘trotskismo’”. Y anticipó que “si en otros lugares las clases dominantes ven esa amenaza se les va a ocurrir el mismo nombre, no tengan la menor duda.”
“Las ideas trotskistas estuvieron presentes en la historia del siglo XX en nuestro continente. Son las ideas que estuvieron en la base del documento político-programático más importante realizado por la clase obrera latinoamericana, que fueron las Tesis de Pulacayo en Bolivia. Esas ideas estuvieron en la lucha de nuestra clase obrera argentina, sólo recordemos que para Vandor, el burócrata sindical peronista, ‘¡trotsko!’ era la acusación emblemática que se le dirigía al activista obrero combativo y antiburocrático. Entonces cuando estamos en Argentina recordando a León Trotsky, estamos haciendo homenaje a alguien que es patrimonio de la clase obrera internacional.“


Raúl Godoy, dirigente obrero de Zanon y del PTS

Raúl Godoy reivindicó el legado de Trotsky como guía revolucionaria para la acción y en alusión a la campaña del gobierno y de los medios contra el trotskismo dijo que “entendemos el odio de clase expresado por este gobierno y distintos gobiernos. El trotskismo no sólo encarnó las ideas de la revolución, las ideas de terminar con este sistema de explotación sino también la corriente que se opone de forma mortal a la burocracia, que pelea contra todo tipo de privilegios y que no se queda a mitad de camino. Por eso desde ese punto de vista el troskismo no es para cualquiera, y ¡tiene odios bien ganados! el odio visceral de la burguesía, de la burocracia y también de los reformistas que son escépticos del poder de la clase obrera, de dirigir una sociedad”.



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