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Historia

Lenin y la historia del Partido Bolchevique - TERCERA CONFERENCIA (Parte II)

Algunas lecciones de 1905 para los bolcheviques

20 de julio 2006

La utilización de la legalidad

Con la revolución de 1905 se produce un cambio: todas las organizaciones políticas obtienen legalidad. Mencheviques y bolcheviques, que hasta entonces eran organizaciones ilegales, comienzan a editar periódicos legales.
Lenin, que hasta entonces estaba exiliado en Europa, vuelve a Rusia y escribe un artículo en el que plantea que tiene que haber un gran cambio en la socialdemocracia, que hasta entonces se había fortalecido en la ilegalidad; pero que ahora había que cambiar drásticamente la organización política.
Como señalamos anteriormente [ver LVO N° 193], en el Congreso de Londres, Lenin había enfrentado la posición de los llamados “hombres de comité”, planteando que la organización tenía que abrirse a la incorporación de los nuevos obreros que protagonizaban las huelgas, que en los comités tenía que haber ocho obreros cada dos intelectuales. En un artículo que se titula “Sobre la organización del partido”, Lenin radicaliza esa posición y señala que hay que redistribuir las fuerzas de los intelectuales revolucionarios, que el paso adelante, a tareas revolucionarias, que ha dado el pueblo, obliga a los intelectuales a ponerse a la cabeza de las tareas más avanzadas, las más difíciles.Y propone que cada intelectual marxista revolucionario ligue su actividad a centenares de obreros.
Lenin nunca dijo que había que reemplazar a los intelectuales revolucionarios por los obreros; sino que planteaba esta forma de fusión: que los dirigentes marxistas con más nivel teórico y más pruebas pasadas en el período anterior, ahora se abocaran a las tareas más difíciles y no que permanezcan haciendo lo que ahora podía hacer cualquier trabajador que despertaba a la vida política.
También plantea un cambio radical en la línea a seguir con respecto a los mencheviques: congreso de unificación inmediato. Su posición se sostiene en que los mismos obreros socialdemócratas son los que están llevando adelante la unificación, de hecho, ya al calor del proceso revolucionario surgían círculos socialdemócratas comunes en distintos lugares de Rusia. Por eso Lenin propone este congreso de unificación, con delegados electos y no designados, como habían sido los anteriores.
Y también señala que hay que hacer agrupamientos legales de todo tipo. Se fundan clubes políticos, siguiendo la tradición de la Revolución Francesa. Lenin, mostrando su inteligencia y audacia, propone incluso que los socialdemócratas organicen clubes de tiro para los obreros. Para él, había que mantener el aparato clandestino, pero además, había que construir una organización que fuera la nueva base partidaria en esta situación inédita de legalidad.

Un salto cualitativo en la influencia de los revolucionarios

Con esta apertura, los periódicos pegaron un salto cualitativo en su venta y distribución. En este período hay dos grandes periódicos socialdemócratas en San Petersburgo. Nachalo, que en ruso significa “El Comienzo”, era dirigido por Trotsky y Parvus. Es el periódico más vendido en la ciudad, con más de cien mil suscriptores, que aunque inicialmente pretendía expresar la posición menchevique, rápidamente comienza a tener claros acuerdos con Lenin, fundamentalmente en la crítica a la burguesía liberal. Con la radicalización de Trotsky, entonces, casi no hay diferencias entre las posiciones que levanta su periódico y las de los bolcheviques. Los bolcheviques, por su parte, que venían editando desde el exterior el periódico Proletarii, “El Proletario”, empiezan a editar junto con Gorki y otros socialdemócratas, el periódico Novaia Zhin (“Nueva Vida”), que va a tener cincuenta mil suscriptores en el momento álgido de la revolución de 1905.
Los socialdemócratas en Rusia, que hasta ese entonces no eran más de unos pocos centenares, al calor de esta revolución se van a transformar en una fuerza imparable.
Contándoles estas experiencias a jóvenes estudiantes y obreros suizos en 1917, Lenin decía: “Hasta el 22 de enero1 de 1905, el partido revolucionario de Rusia lo formaba un pequeño grupo de personas. Los reformistas de entonces (exactamente como los de ahora) se burlaban de nosotros tildándonos de ‘secta’. Varios centenares de organizadores revolucionarios, unos cuantos miles de afiliados a las organizaciones locales, media docena de hojas revolucionarias, que no salían más de una vez al mes, se editaban sobre todo en el extranjero y llegaban a Rusia de contrabando, después de vencer increíbles dificultades y a costa de muchos sacrificios; esto eran en Rusia, antes del 22 de enero de 1905, los partidos revolucionarios y, en primer término, la socialdemocracia revolucionaria. Esta circunstancia autorizaba formalmente a los obtusos y altivos reformistas a afirmar que en Rusia no había aún un pueblo revolucionario.
No obstante, el panorama cambió por completo en el curso de unos meses. Los centenares de socialdemócratas revolucionarios se convirtieron ‘de pronto’ en millares; los millares se convirtieron en jefes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia, que en parte fue movimiento revolucionario, en el seno de una masa campesina de cincuenta a cien millones de personas; el movimiento campesino repercutió en el ejército y provocó insurrecciones de soldados, choques armados de una parte del ejército con otra. Así pues, un país enorme, de ciento treinta millones de habitantes, se lanzó a la revolución; así pues, la Rusia aletargada se convirtió en la Rusia del proletariado revolucionario y del pueblo revolucionario.”2
 
Apertura organizativa e inflexibilidad programática

Es interesante lo que muestra Lenin: una cierta cantidad de cuadros implantados en los principales centros industriales de Rusia, con una ardua tarea de penetración y relación con el movimiento de masas, cuando las masas tienden a la radicalización rápidamente pueden transformarse en grandes destacamentos. Por eso la clave de Lenin, en este período, es la discusión sobre la organización. Si antes la organización tenía que ser “cerrada”, ahora lo que prima es la apertura: sostenía que cada obrero que tuviese como propio el periódico socialdemócrata, debía ser considerado como uno más de las filas socialdemócratas, incluso que había que llamarlo a participar de la elección de delegados para el congreso.
La lógica organizativa de Lenin es de hierro: en los períodos de retroceso, evitar que las conquistas programáticas de la organización revolucionaria volvieran atrás por las presiones de ese reflujo de la lucha de clases; y en los momentos de radicalización, donde las masas dan muestra de una enorme espontaneidad revolucionaria, inclinarse por la apertura de la organización al ingreso de los obreros a las filas socialdemócratas.
Justamente, una de las manifestaciones más grandes de la “espontaneidad revolucionaria” de las masas –y que Lenin no había previsto- fue la organización de los soviets. Incluso, en los primeros momentos del surgimiento de los soviets, Lenin tiene que combatir contra los bolcheviques que tienen una actitud entre dubitativa y hostil frente a estas nuevas formas de organización que se dan las masas para la lucha. Los mencheviques, por el contrario, participaban desde el inicio de los soviets. Podemos decir que, en principio, los bolcheviques hacían una lectura mecánica de los planteos de Lenin sobre la organización del partido y, entonces, oponían a éste con el soviet: “soviet o partido”. Con una lógica sectaria, producto del acostumbramiento a una época de reflujo, se pensaba que si se desarrollaban los soviets, no se iba a desarrollar el partido socialdemócrata. Pero Lenin decía lo contrario: “Creo que el camarada Radine no tiene razón cuando ... plantea el problema del siguiente modo: ¿Soviet de diputados obreros o partidos? ... Yo pienso que no es así como debe plantearse, que la respuesta debe ser forzosamente: ‘Soviets de diputados obreros y partidos’”. 3
Por eso si no se lee bien a Lenin, parece contradictorio. Porque, quien pensaba que la espontaneidad de las masas no podía llevar más allá que al sindicalismo, ahora habla de la acción espontánea revolucionaria de las masas. Es que, una cosa es la relación que se establece entre espontaneidad y conciencia en los momentos en que no hay radicalización y otra, muy distinta, es la relación que se da entre estos elementos cuando las masas tienden a la revolución, y donde las acciones del partido revolucionario se apoyan en estas propias tendencias revolucionarias de las masas que llevan adelante acciones que los revolucionarios no organizan ni controlan. La revolución es un momento en el que la espontaneidad de las masas pone su impronta en los acontecimientos ¡si no, no es una revolución! La revolución es desprolija por definición. Otra cuestión es ver la relación que hay entre la acción revolucionaria de masas, su canalización o el intento de darle una dirección, que no se vaya agotando la energía que las masas despliegan en esa acción espontánea, con el momento clave del proceso revolucionario que es el de la organización de la insurrección como arte.4 Contra las ideas de quienes sostienen que basta con que esté bien organizada militarmente una insurrección para que triunfe, que es como lo pensaba el gran revolucionario francés Augusto Blanqui, los marxistas sostenemos que hay una relación entre los elementos conspirativos-militares y las tendencias de las masas a la revolución.
Entonces, el partido no tiene la función de crear los soviets ¡eso lo realizan las masas en su propia necesidad para la lucha! El partido tiende a desarrollarlos, a empujarlos. Sin bolcheviques, en 1905 habría habido soviets, de todos modos. La acción revolucionaria de masas crea nuevas formas de organización y lo que hacen los revolucionarios es generalizar lo más avanzado de estas experiencias y llevarlas a los que aún se encuentran más retrasados, evitando –al mismo tiempo- que los sectores de vanguardia se separen del resto de la clase y se desgasten los elementos más combativos. A la vez, enfrentando las tendencias conciliadoras, los revolucionarios se preparan para el momento de la insurrección, en donde el partido se transforma en un elemento insustituible.
Como puede apreciarse, Lenin no plantea la apertura partidaria rebajando el programa revolucionario al nivel de la conciencia media de las masas. Apertura organizativa y límites programáticos, aún en estos momentos en que se expresan las tendencias revolucionarias de las masas. Incluso cuando plantea la unificación con los mencheviques, tampoco dice que hay que modificar el programa del partido. Por el contrario, su fundamento para proponer esta fusión es que la base menchevique se había visto llevada, en la acción, a ir tomando el programa que defendían los bolcheviques.

1 Que equivale al 9 de enero del viejo calendario ortodoxo ruso, es decir, al Domingo Sangriento [ver LVO N° 194].
2 “Informe sobre la revolución de 1905”, es una conferencia dictada por Lenin a jóvenes suizos en la víspera del 9 de enero de 1917, aniversario de la revolución de 1905.
3 V. I. Lenin, Nuestras tareas y el soviet de diputados obreros (Carta a la redacción), en Obras Completas, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1969, Tomo X, pág. 13.
4 Este momento va a tener gran importancia en la experiencia de la revolución de 1917. Trotsky, en su Historia de la Revolución Rusa, dedicará un capítulo a describir el aspecto conspirativo-militar del levantamiento.
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LA EDUCACION DE LAS MASAS


“... la humanidad no conoció hasta 1905 lo inmensa, lo grandiosa que puede ser y será la tensión de fuerzas del proletariado cuando se trata de luchar por objetivos verdaderamente grandes, de luchar de un modo verdaderamente revolucionario. (...). Delante iban los mejores elementos de la clase obrera, arrastrando tras de sí a los vacilantes, despertando a los dormidos y animando a los débiles. (...). Gracias a esta lucha, un nuevo espíritu agitó al pueblo ruso en su conjunto. Y sólo entonces fue cuando la Rusia feudal, sumida en un sueño letárgico, la Rusia patriarcal, piadosa y sumisa, se despidió del viejo Adán; sólo entonces tuvo el pueblo ruso una educación verdaderamente democrática, verdaderamente revolucionaria. Cuando los señores burgueses y los socialistas reformistas, que les hacen coro sin sentido crítico, hablan con tanta petulancia de la ‘educación’ de las masas, de ordinario entienden por educación algo escolar y formalista, algo que desmoraliza a las masas y les inocula los prejuicios burgueses. La verdadera educación de las masas no puede ir nunca separada de la lucha política independiente, y sobre todo, de la lucha revolucionaria de las propias masas. Sólo la lucha educa a la clase explotada, sólo la lucha le descubre la magnitud de su fuerza, amplía sus horizontes, eleva su capacidad, aclara su inteligencia y forja su voluntad. Por eso, incluso los reaccionarios han tenido que reconocer que el año 1905, año de lucha, ‘año de locura’, enterró para siempre la Rusia patriarcal.”

Lenin, “Informe sobre la revolución de 1905”

LIBERTAD DE PALABRA Y LIBERTAD DE ASOCIACION

“En nombre de la libertad de palabra, yo estoy obligado a conceder a usted pleno derecho para gritar, mentir y escribir lo que le plazca. Pero en nombre de la libertad de asociación, usted está obligado a concederme el derecho de concertar o anular la asociación con personas que defienden tal o cual idea. El partido es una asociación voluntaria que inevitablemente se disgregaría, primero ideológica y después materialmente, si no se desprendiera de las personas que predican ideas antipartidarias. Y para determinar el límite entre lo partidario y lo antipartidario está el programa del partido, están las resoluciones sobre la táctica del partido y sus estatutos; está, por fin, toda la experiencia de la socialdemocracia internacional, de las asociaciones voluntarias internacionales del proletariado, el que constantemente incorpora a sus partidos a algunos elementos y corrientes no del todo consecuentes, no completamente marxistas, no del todo correctos; pero que periódicamente procede siempre a ‘depurar’ sus filas. Así se hará también entre nosotros, dentro del partido, señores partidarios de la ‘libertad de crítica’ burguesa. En estos momentos nuestro partido se transforma de golpe en un partido de masas, en estos momentos estamos pasando bruscamente hacia la organización legal, en estos momentos, inevitablemente, se incorporarán a nuestras filas muchos hombres no consecuentes (desde el punto de vista marxista), (...). Nosotros tenemos el estómago fuerte, somos marxistas con firmeza de roca. Seremos capaces de digerir a esos hombres no consecuentes. La libertad de pensamiento y la libertad de crítica en el interior del partido no nos obligarán a olvidar jamás la libertad de agrupación de los hombres en asociaciones libres llamadas partidos.”

Lenin, “La organización del partido y la literatura partidaria”. Publicación de Novaia Zhin N° 12, 13 de noviembre de 1905.
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GLOSARIO

Gorki, Máximo. Seudónimo de Alexei Maximovich Peshkov (1868-1936).
Escritor ruso, cuya primera novela apareció en un periódico de 1892. Después colaboró con diversas narraciones en periódicos locales de las ciudades del Volga. En 1894 alcanzó el éxito con un cuento largo publicado en una revista. Gorki se hizo famoso como guía del movimiento revolucionario ruso y, ya en 1902, sus escritos llamaron la atención de la policía. En enero de 1905, como miembro del POSDR, fue arrestado y encarcelado por su actividad revolucionaria. En 1906 llegó a los Estados Unidos para recoger fondos para la lucha antizarista. Instalado en la isla de Capri, escribirá algunas de sus obras más importantes como La madre, en la cual relata la evolución del pensamiento de la madre de un obrero socialista así como el entorno de la Rusia revolucionaria, y también forma un centro revolucionario de emigrados. Al estallar la Revolución Rusa en 1917, trabajó activamente en el ámbito cultural hasta 1921. Finalmente, falleció en Moscú el 18 de junio de 1936.

Parvus Seudónimo de Izraíl Lazárevich Guelfand (1867-1923) Socialista ruso.
Desde su llegada a Alemania en 1891 se destacó como uno de los principales escritores de la izquierda de la socialdemocracia y fue el primero que intervino contra el revisionismo de Bernstein. Tras la escisión del POSDR en 1903, intentó mediar entre mencheviques y bolcheviques. En 1905 formó parte, con Trotsky, del soviet de San Petersburgo hasta que fue encarcelado. Después se dedicó a los negocios, y tras la I° Guerra Mundial, fue consejero del socialdemócrata Ebert en la República de Weimar.

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