El viernes 2, sólo un día después del traspaso de los trabajadores de LAFSA a la empresa Lan, la patronal chilena nos despidió a Gastón Laigle y a mí. Apuntaron contra nosotros como delegados que éramos en Lafsa, y contra la organización de los combativos trabajadores de Lan-Lafsa, intentando sepultar la combativa experiencia de lucha que este sector aeronáutico demostró desde el quiebre de Lapa en adelante. Sucede que para la empresa es indispensable avanzar en las condiciones de flexibilización de sus trabajadores y para esto intentó dar un escarmiento que terminó jugándole en contra. Automáticamente y pese a los aprietes de los gerentes y la PAN (policía aeronáutica) el sector de Cargas cesó sus actividades y el Cuerpo de Delegados gestado en LAFSA declaró el paro por tiempo indeterminado. La autoconvocatoria de los trabajadores de todos los turnos frente a los mostradores de la empresa fue rápida y contundente. El paro en el sector de tráfico dejó claro que se iba a un conflicto de altas dimensiones. La “irrevocabilidad” en la decisión de despedir que aducían, pronto dio lugar a una propuesta de “reincorporación con licencia” que los trabajadores consideraron inaceptable. Las cartas estaban echadas y le estábamos demostrando a la empresa nuestra decisión de ir hasta el final por la reincorporación. La presencia de los compañeros del sector de Rampa (que vía Intercargo realizarán servicios para Lan) mostró que la unidad de los trabajadores supera las fronteras corporativas que intentan generar los empresarios. Mientras, llegaban los llamados de solidaridad de todos los sectores y su predisposición incondicional a ponerle el cuerpo a los despidos. Los ausentes con aviso fueron los dirigentes burocráticos de Asociación de Personal Aeronáutico (APA, dentro de la CTA) que ni siquiera emitieron un comunicado contra los despidos. A nadie sorprendió la actitud de Llano (dirigente de APA) y compañía: la nefasta tradición de estos personajes complotados con cuanto empresario ande dando vueltas es harto conocida por los trabajadores y ya nada se espera de ellos exceptuando, claro está, nuevas traiciones. Al caer la noche llegó la noticia. La empresa comunicaba mediante un acta con escribano público que debido a un “error involuntario” se había despedido a los delegados y que quedábamos automáticamente reincorporados a la empresa. La alegría estalló en los pasillos de Aeroparque y la ya clásica consigna de “unidad de los trabajadores” se hizo escuchar más fuerte. La cúpula pinochetista de Lan fue derrotada por los trabajadores que entendieron claramente el sentido profundo y estratégico del ataque y las verdaderas intenciones de este monopolio. Ahora es imprescindible aprovechar el envión de este triunfo y exigir el reconocimiento inmediato de todos los delegados y organizarse para enfrentar nuevos ataques, la defensa del convenio y que absolutamente todos los trabajadores pasen a regirse por el convenio conquistado en LAFSA, para que todos los compañeros tengan las mismas condiciones laborales y salariales. ¡Si tocan a uno tocan a todos!