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Ni vital ni móvil

Consejo del Salario: CGT, empresarios y gobierno le ponen la tapa a los reclamos salariales

3 de agosto 2006

Luego de varias reuniones -visita de Moyano a Kirchner incluida- el Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, votó elevar el salario mínimo a $ 760 en agosto, $ 780 en setiembre y $ 800 en noviembre. Solamente votaron en contra la CTA que pedía un salario mínimo igual a la Canasta de Pobreza de $ 857, y, por otro lado, la asociación de pequeños y mediano empresarios y la Federación Agraria, quienes pedían un incremento menor al acordado (esto para los que dicen que hay que hacer frentes con los pequeños empresarios, ¡en primer lugar la propia CTA!). Además hubo cinco abstenciones.
Ninguna resolución se tomó con respecto a los 4 millones de trabajadores en negro, los empleados provinciales, las trabajadoras del servicio doméstico, los trabajadores rurales que ganan poco más de $ 400 y todas las formas de trabajadores precarizados.
Y aún así lo votado está muy lejos de lo que dicta la Ley de Contrato de Trabajo, cuando afirma que el salario mínimo “es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión”. Hoy se estima que el valor necesario para acceder a estos derechos está en unos $ 2.200.

Para contener las luchas
En el número anterior de La Verdad Obrera ya habíamos afirmado que no por casualidad se reúne el consejo después de que se acordaron la amplia mayoría de las paritarias. Es que el promedio salarial es tan bajo, que aún este miserable aumento del salario mínimo se constituía en un piso que elevaría las discusiones sobre las remuneraciones por encima de lo pretendido por el gobierno y los empresarios.
El gobierno quiere aparecer propenso a la mejora salarial. Sin embargo su verdadero objetivo es cerrar las discusiones salariales con la burocracia sindical en lo que resta del año. La CGT, por su parte, aparece discutiendo con los empresarios y lo utiliza para frenar todo atisbo de lucha independiente contra los cepos salariales negociados entre ellos y los patrones.
Así dejan en la lona en primer lugar a los millones de trabajadores precarizados, pero también aislados a todos aquellos que luchan ya sea por un salario mayor, en defensa de sus condiciones de trabajo, o contra los despidos, como está sucediendo en diversos lugares.
Un párrafo merece la CTA que si bien rechaza el aumento pactado, lo que ellos proponen tampoco alcanza para una vida digna del trabajador y su familia. No obstante lo cual se mostraron satisfechos ya que “Por primera vez en el Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario se votaron dos propuestas: una, la de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), que demandó la “fijación de una agenda” que contemple la “necesidad impostergable de una justa distribución de la riqueza”. En otras palabras están contentos por aparecer en los noticieros. De lucha para conseguir lo que ellos dicen, ni hablar.

Prensa

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