En Junio la burguesía logró apartar a las masas de las calles, gracias a la traición del MAS que apoyó el nombramiento de Rodríguez y el adelantamiento de elecciones generales. Esto salvó al régimen y le dio nuevos aires a la clase dominante. Ahora, sectores de ésta buscan la forma de evitar el acceso de Evo Morales al gobierno, o lograr garantías suplementarias –como una mayoría derechista en el Parlamento- si esto llega a darse. Ese es el contenido de la nueva crisis política, más allá de los argumentos jurídicos de la derecha santacruceña. Pero la redistribución de cargos es resistida no sólo por el MAS, sino también por sectores burgueses que no quieren perder espacios políticos.
La burguesía no teme tanto a Evo Morales y García Linera, sino a las expectativas que un gobierno del MAS podría despertar en las masas, protagonistas de innumerables luchas y levantamientos, que ya no quieren esperar por la nacionalización del gas y la expulsión de Aguas del Illimani y otras transnacionales, por la tierra y el territorio y el libre cultivo de la coca, por el empleo y el salario.
Por ello, alertamos: Rodríguez, el Parlamento, el Tribunal Constitucional, la derecha y la embajada yanqui, siguen conspirando contra los trabajadores y el pueblo para asegurar un desvío electoral lo más favorable posible a sus intereses. Pero no puede descartarse que si la crisis se prolonga, sectores de la derecha y del imperialismo empiecen a alentar otras variantes como prorrogar el actual gobierno e incluso, una eventual “salida de fuerza” –que puede gestarse dentro o fuera del gobierno o el Parlamento-, para “poner orden”.
Desde la LOR-CI denunciamos en todo momento el carácter del desvío electoral: impedir que las masas avancen por el camino revolucionario abierto en Octubre y Junio, y la complicidad del MAS de Evo Morales. Hemos participado de los debates de la COB peleando por un “instrumento político de independencia de clase, basado en los sindicatos, con democracia obrera y con un programa obrero y socialista, que utilizara la tribuna electoral para unir las fuerzas de los trabajadores, para enfrentar a la derecha y al reformismo del MAS. Esta posibilidad se frustró por la defección de Jaime Solares (de la COB) y otros dirigentes sindicales.
Ante la inexistencia de una alternativa obrera independiente, llamaríamos a votar en blanco o abstenerse y seguir la pelea por la organización política independiente de los trabajadores en torno a una salida obrera y campesina a la crisis nacional.
Pero sabemos que muchos trabajadores de la ciudad y del campo confían en el MAS. Por ello, estamos dispuestos a defender en común los derechos políticos y las legítimas demandas democráticas del pueblo trabajador –como una Asamblea Constituyente libre y soberana- contra todo intento de recortarlos aún más o de burlarlos. Pero les decimos también: no hay que depositar ninguna confianza en las negociaciones del gobierno y el Parlamento, en las que participa la cúpula dirigente del MAS. Los trabajadores, los campesinos, los pueblos originarios no pueden ser simples espectadores y tienen que expresar su propia voluntad política.
Por eso, llamemos a la COB (Central Obrera Boliviana), CSUTCB (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia), FSTMB (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia), FEJUVE (Juntas Vecinales) y COR (Central Obrera Regional) de El Alto, federaciones de cocaleros, y demás organizaciones sindicales, populares y originarias, a convocar urgentemente a un gran encuentro nacional, para poner en pie la Asamblea Popular, con delegados de base y con mandato de sus asambleas para que el movimiento obrero, campesino y popular defina su propia posición ante la crisis política y trace un plan de lucha para imponer sus demandas, entre ellas, una asamblea constituyente verdaderamente libre y soberana, vale decir revolucionaria y no “consensuada” como quiere la burguesía y acepta el MAS, para esto es necesario derribar las podridas instituciones de esta “democracia para ricos”. Sólo un gobierno obrero y campesino basado en las organizaciones sindicales y de masas e impuesto por la vía de la movilización revolucionaria podrá garantizar la nacionalización del gas, la convocatoria de una Asamblea de estas características, y el conjunto de las demandas de los trabajadores y el pueblo.