Como parte de la actividades del 25 de noviembre, Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, la agrupación Pan y Rosas organizó junto con Mariana Kowal, joven feminista independiente, un video-debate en el Centro Cultural Rosa Luxemburgo. La actividad contó con la participación de más de 50 trabajadoras, amas de casa, estudiantes, feministas y activistas.
Mariana contó la historia de las hermanas Mirabal, asesinadas por el dictador Trujillo de la Rep. Dominicana, en cuyo homenaje se instauró esta fecha internacional. María Chaves, de Pan y Rosas, contó que el Centro Cultural, nació con el objetivo de apoyar la lucha de las trabajadoras de Brukman, que enfrentaron a la policía para defender su fuente de trabajo y sufrieron la violencia institucional de la justicia, el gobierno y la policía por atreverse a poner en funcionamiento una fábrica bajo control obrero en el corazón de Buenos Aires.
La exposición que abrió el debate estuvo a cargo de Magui Belloti, feminista de ATEM, que giró en torno a la definición de los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres, entendidas como parte este sistema capitalista patriarcal. Luego vimos un documental realizado por la Red de Mujeres de Zona Sur.
El debate, a través de las historias de las diferentes mujeres que colmaron la sala, expresó la vivencia diaria de la violencia en la casa, la calle y los lugares de trabajo. Una trabajadora pasante de Telefónica contó su experiencia, describiendo las condiciones de trabajo existentes en las grandes multinacionales que embolsan millones, a costa de sus trabajadoras y trabajadores. Y también contó cómo mediante la organización y la lucha lograron vencer cláusulas discriminatorias como la prohibición de quedar embarazadas y la negativa de derechos sindicales, todas condiciones “legalizadas” en contra de las miles de mujeres que trabajan en los centros de atención al usuario. También las otras intervenciones de empleadas, trabajadoras domésticas, estudiantes expresaron cómo la violencia no es un problema individual de cada mujer que la sufre, sino que es parte de la opresión que sufren las mujeres en este sistema capitalista con rostro patriarcal, mostrando que lo personal es político…y es tarea de las mujeres mismas luchar contra la opresión que naturaliza la violencia física, psicológica e institucional hacia las mujeres.