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HISTORIA

¿Cuándo surgieron y qué son los frentes populares?

En estos días marcados por elecciones a nivel provincial y nacional, vemos listas como la del Frente Popular que encabeza Víctor de Gennaro, o partidos como el MST que, con discurso de “izquierda” llaman a construir alianzas amplias, haciendo referencia a la idea de “pueblo” o “sectores populares” en general, donde confluyan los trabajadores y sectores patronales (como los productores del campo).

Paula Schaller

24 de julio 2015

¿Cuándo surgieron y qué son los frentes populares?

En estos días marcados por elecciones a nivel provincial y nacional, vemos listas como la del Frente Popular que encabeza Víctor de Gennaro, o partidos como el MST que, con discurso de “izquierda” llaman a construir alianzas amplias, haciendo referencia a la idea de “pueblo” o “sectores populares” en general, donde confluyan los trabajadores y sectores patronales (como los productores del campo). Ambos comparten una misma idea de la política: parten de la conciliación entre las clases, desestimando el hecho de que los trabajadores tenemos intereses opuestos e irreconciliables con los patrones y sus representantes políticos. Esta política frentepopulista, combatida por el Frente de Izquierda que defiende la independencia política de los trabajadores, fue la misma que hace 80 años votó en su VII Congreso la Internacional Comunista (IC).

La IC nucleaba a partidos revolucionarios de todo el mundo. Creada en 1919 bajo el impulso de la Revolución Rusa con la intención de promover la revolución a escala mundial. Mientras sus cuatro primeros congresos expresaron este carácter, el control de su dirección por parte de Stalin a partir del año 1924 llevó a que la burocratización que comenzaba en la URSS se extendiera a sus filas. Así, de instrumento para la lucha por la revolución se convirtió en su opuesto, un instrumento de alianza con la burguesía, cuestión expresada en el impulso a los Frentes Populares. A días de cumplirse el aniversario de aquel VII Congreso, planteamos aquí algunos de los aspectos centrales de esta política.

El VII Congreso de la Internacional Comunista y la política del frente popular

Luego de que en su VI Congreso (1928) la IC abandonara la táctica del frente único obrero para la lucha por demandas comunes que había caracterizado sus cuatro primeros congresos [1] –lo que llevó al Partido Comunista Alemán a negarse a impulsar cualquier acción de frente único con la socialdemocracia contra el fascismo-, dio un giro en 180° pero manteniendo una estrategia contrarrevolucionaria: el impulso a Frentes Populares entre las organizaciones del proletariado y las organizaciones "democráticas" de la burguesía como nueva vía para enfrentar el fascismo. Si la política anterior había sido corresponsable del triunfo del nazismo en Alemania, la IC realizaba un nuevo zigzag que tendría efectos aún más desastrosos para el movimiento obrero mundial, abriendo camino a la Segunda Guerra Mundial. Esta orientación se consolidó como consecuencia de la necesidad de la casta burocrática estalinista, enquistada a la cabeza del Estado soviético, de establecer alianzas diplomáticas con los imperialismos "democráticos" para resguardarse frente a la guerra mundial que se avecinaba, cuestión que se materializó en la firma del pacto Laval-Stalin a inicios de 1935.
Este pacto de no agresión entre el jefe del Estado Soviético y el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia establecía el apoyo de la URSS a la política de “defensa nacional” de ésta, y concluía en el apoyo del Partido Comunista Francés a la preparación política y militar de la burguesía francesa en una “Unión Sagrada” para una nueva guerra imperialista por el reparto del mundo entre las principales potencias. Frente a esto, Trotsky planteó que Stalin había "firmado el certificado de defunción" de la IC, convirtiéndola en instrumento de maniobra en función de sus intereses de casta burocrática, suspendiendo la lucha de clases para una política de unidad nacional, una política "socialpatriota" que reeditaba, bajo condiciones de mayor descomposición del capitalismo, la vieja estrategia de la socialdemocracia durante la Primera Guerra Mundial. Ésta fue una de las mayores expresiones de la política de los frentes populares.

La naturaleza del fascismo y cómo combatirlo

Frente al pacto, que prefiguró la política frententepopulista de la IC, Trotsky discutió contra la idea de que cualquier combinación diplomática del gobierno de Moscú estaba “justificada” si era “contra” el fascismo alemán, lo que implicaba el debate de qué estrategia era necesaria para combatirlo verdaderamente: “Siempre sostuvimos que el peligro de guerra es el producto inevitable de los antagonismos interimperialistas mundiales. El fascismo alemán y el peligro de guerra están determinados por las colosales fuerzas productivas del capitalismo alemán, que buscan una salida y no pueden dejar de hacerlo, sea cual sea el régimen político del país”. Y recordaba que una de las principales lecciones que había dejado la Primera Guerra Mundial era la necesidad de denunciar la propaganda de los Aliados, que hablaban en nombre de la “democracia” contra el Imperio alemán: “Reaparecen las viejas trampas para disimular los antagonismos interimperialistas detrás de falsos conflictos entre sistemas políticos. Por este camino se llega rápidamente a la idealización de la democracia francesa como tal, contraponiéndola a la Alemania de Hitler” [2] . Este argumento sería planteado reiteradamente por Trotsky contra la dirección de la IC que sostenía una oposición absoluta entre la democracia y el fascismo, desestimando su carácter de clase común. Contra esto, Trotsky había señalado la existencia de una contradicción entre la democracia y el fascismo, en la medida en que expresaban distintas formas de dominación: mientras la democracia se basaba en la existencia de un régimen de dominación parlamentario-burgués que permitía la construcción de “reductos de democracia proletaria” como los derechos conquistados y los instrumentos de esas conquistas: las organizaciones de clase como sindicatos, comités de fábrica, etc.; el fascismo se basaba en un régimen de represión abierto, que movilizaba a la pequeño-burguesía contra el proletariado a los fines de destruir sus organizaciones independientes. Pero al tener un carácter de clase común, burgués, la contradicción entre ambos regímenes no era absoluta sino relativa. Por lo tanto, para Trotsky el punto de partida de la lucha contra el fascismo no era la defensa de la democracia burguesa como tal sino las organizaciones vivientes del proletariado, con la lucha de clases como método y estrategia. Sólo la lucha implacable contra el capitalismo podría terminar con el producto más exacerbado de la decadencia imperialista: el fascismo. Pero precisamente el frente popular era un dique de contención para la lucha contra la burguesía.

Frente único y frente popular

En el VII Congreso se presentaba al frente popular como una extensión del frente único obrero. Reconociendo la necesidad de haber impulsado el frente único para evitar el triunfo del fascismo (pero sin desprender de esto un balance crítico de la orientación política anterior de la IC), se planteaba que el frente popular antifascista permitiría consolidar un bloque donde el proletariado hegemonizara a la pequeño-burguesía. La necesidad de una política hegemónica del proletariado, es decir donde éste tomara las demandas de otros sectores oprimidos para la lucha contra la burguesía, formaba parte del arsenal de estrategia del marxismo revolucionario. De hecho, se había revelado como un problema crucial en la Revolución Rusa, donde los bolcheviques levantaron un programa agrario como vía para una poderosa alianza con el campesinado, clave para la lucha contra el zarismo y la burguesía terrateniente. Pero para tornar hegemónica, la alianza debía ser para la lucha por demandas progresivas que motorizaran la lucha de clases. Si no se enfocaba hacia allí, el frente único se tornaba una política de colaboración de clases, es decir de frente popular. De hecho los soviets (consejos) rusos, una gran experiencia histórica de frente único para la lucha, cuando estuvieron bajo hegemonía de las corrientes conciliadoras como mencheviques y socialrevolucionarios, aceptaron la colaboración con la burguesía a la cabeza del gobierno Provisional. Por eso Trotsky planteaba que el Frente Popular reeditaba la experiencia de la Revolución Rusa pero no en Octubre, cuando se dio resolución a las grandes demandas del pueblo en base a la expropiación de la burguesía bajo un Estado obrero, sino entre febrero y octubre, donde primaba la política de colaboración de clases: “Todos los Frentes Populares de Europa no son más que una pálida copia, y con frecuencia una caricatura del Frente Popular ruso de 1917 que, después de todo, podía pretender más justificación para su propia existencia, porque aún se trataba de la lucha contra el zarismo y los restos del feudalismo.” [3] Lejos de una continuidad del frente único obrero como había sido formulado por los cuatro primeros congresos de la IC, el frente popular era su negación para suspender la lucha de clases, como se vería trágicamente en Francia y en España donde el estalinismo traicionó los procesos revolucionarios. En aras de la defensa de la “democracia” (burguesa), se impidió la toma del poder por parte de los trabajadores, única vía para impedir el triunfo del fascismo y el avance hacia la Segunda Guerra Mundial.

Esta política frentepopulista sería impulsada por los Partidos Comunistas y distintas corrientes afines durante todo el siglo XX. El peronismo en nuestro país fue una de las máximas expresiones de esta política, pregonando entre los trabajadores la idea de la conciliación de clases con los patrones. El avance del Frente de Izquierda en el marco de la crisis de esta identidad política, plantea una importante perspectiva para el avance de una estrategia verdaderamente clasista y en perspectiva revolucionaria entre los trabajadores.

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