Extractamos parte de su columna en la revista Ñ que hace referencia a su paso por la charla- debate sobre el Cordobazo que se hizo en la Universidad de Córdoba, organizado por la Cátedra Karl Marx, donde estuvo Susana Fiorito, colaboradora de SITRAC-SITRAM.
... Asistí a algunos de esos encuentros, como porteño por nacimiento y cordobés por adopción…
(En ellos)… no hubo melancolía en las evocaciones de un episodio que aún resuena en la memoria de los historiadores sociales, en los titulares copiosos e irreparables de los diarios que reposan en el silencio de los archivos, y en la fugacidad de las tomas televisivas…
Y el Cordobazo, que dejó una herencia, dejó herederos. Los he visto en locales donde el humo de los cigarrillos llega hasta los techos, y de cuyas paredes penden carteles que exigen mejores condiciones de trabajo y aumento de salarios.
Son hombres jóvenes, esos herederos. Hablan –pensé como hablaron los trabajadores criollos, españoles, polacos, alemanes, judíos, de fines del siglo XIX y principios del XX. Hablan de cómo los gerentes generales de fábrica usan a obreros contratados. Hablan de los 30.000 asesinados por la dictadura. De los Agustín Tosco; de René Salamanca, secretario general del SMATA, baleado en su casa el 24 de marzo de 1976; de Carlos Masera, secretario general del Si.Tra.C., gremio metalmecánico que enfrentó a la Fiat de la familia Agnelli.
Hablan de sí mismos, jóvenes como son. Y yo los escucho. Se prometen que el próximo Cordobazo vencerá. (…) Y yo confío en que nada ni nadie los haga callar.