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Debates

¿De qué "frente de izquierda" estamos hablando?

6 de julio 2006

Después de la ruptura, a fines de mayo, del seminario de la “Autoconvocatoria de la izquierda”, el debate continúa.
El fracaso de aquella iniciativa, impulsada principalmente por el MST Alternativa de Vilma Ripoll, se debió, como dijimos en su momento, a “la falta de bases políticas clasistas y socialistas de esa propuesta y a la búsqueda de acuerdos de ocasión sin participación real de los trabajadores combativos”1. En base a esta conclusión, el PTS ha puesto para su discusión las Tesis para un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista (ver La Verdad Obrera Nro 193 o en www.pts.org.ar).
Nuestra propuesta pretende clarificar acerca de qué unidad de izquierda se necesita en momentos en que, de una u otra manera, todas las agrupaciones proponen algún tipo de “frente de izquierda”, sin definiciones de clase. Por ejemplo, el MST Alternativa tiene por objetivo promover la unidad sin fronteras clasistas, inclusive con viejos políticos como Mario Cafiero, ex funcionario privatizador en el gobierno de Menem. Hay otros compañeros, como el MST El Socialista que insisten en llamar a un “frente de izquierda” según el modelo de la vieja Izquierda Unida, el frente que sostuvieron con el PC por más de una década. En este campo, aunque con variantes y la exigencia de una mayor “delimitación programática”, también se ubican los compañeros del PO que, en las elecciones pasadas, propusieron un “frente cien por cien de izquierda” -incluyendo en su llamado también al Partido Comunista.
El Frente Clasista y de la Izquierda Socialista que proponemos desde el PTS es también, claro está, un frente de izquierda. Pero decimos que contra la conciliación de clases de la vieja IU que saludaba la llegada de Lula y Tabaré Vázquez a los gobiernos de Brasil y Uruguay, necesitamos un frente de izquierda clasista, que sostenga la independencia política de los trabajadores. Esto es, además, una manera de indicar que no es un frente sólo de los partidos de izquierda, limitado a “un acuerdo partidario” como nos plantea una compañera en esta página. Para nosotros, un frente clasista significa incluir y promover a los dirigentes de las organizaciones de lucha de los trabajadores que se reivindican clasistas, a los delegados y activistas obreros que han surgido en las luchas sindicales, a que den un paso al frente para presentar una alternativa política y construirla en común con la izquierda. Por esto hemos propuesto que los principales referentes combativos de los trabajadores sean también los principales candidatos (empezando por la fórmula presidencial) en las próximas elecciones.
En segundo lugar el frente de izquierda que proponemos es socialista, para delimitarlo de variantes de una izquierda “nacionalista” como ahora pretende representar Mario Cafiero y Soberanía Popular después de haber participado como funcionario privatizador en el gobierno más proimperialista de la historia nacional, o como los grupos de izquierda que manifiestan apoyo político al gobierno de Chávez en Venezuela, es decir una izquierda del nacionalismo burgués del continente. La definición de un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista supone la independencia de todo gobierno burgués y de colaboración de clases del continente, como lo es también el “frente popular” en el gobierno de Bolivia encabezado por Evo Morales.

Sobre el planteo del Partido Obrero
El debate sobre estas definiciones elementales no se puede saltear con artilugios. El Partido Obrero con un planteo en apariencia estratégico, llama a construir un “partido de combate de la clase obrera para luchar por un gobierno de los trabajadores”. En las bases programáticas para volver a reunir el Seminario de la izquierda y debatir la formación de ese partido, PO define: “defensa de la dictadura del proletariado; vigencia de la revolución socialista; por un partido de combate de la clase obrera; delimitación del nacionalismo burgués; rechazo a toda forma de conciliación de clases; internacionalismo proletario” (Comunicado conjunto con el PCT2).
Nosotros coincidimos en que estos puntos son una base mínima del debate para la construcción de un partido revolucionario que estamos dispuestos a iniciar con el PO y otras fuerzas. Pero el planteo al seminario de toda la izquierda hecho por PO es, cuanto menos, confuso. Por un lado, propone un partido común en base a la dictadura del proletariado a todos los participantes del Seminario, evadiendo una delimitación política explícita de personajes como Mario Cafiero y su agrupamiento Soberanía Popular. Por otro lado, los principios generales que propone no están puestos a la luz de los acontecimientos concretos de la lucha de clases. ¿Puede hablarse “contra el nacionalismo burgués” sin una delimitación explícita del gobierno de Hugo Chávez? ¿Tiene sentido declamar “contra el frente popular” sin pronunciarse por la total independencia del gobierno de Evo Morales?
Más aún, tomemos el debate de “la defensa de la dictadura del proletariado”, que el PO firma con los compañeros del PCT, una ruptura del PC. Este es un punto clave del que la mayoría de la izquierda internacional reniega, en especial quienes, como el MST Alternativa, promueven la construcción de partidos comunes entre reformistas y revolucionarios. Pero también es cierto que la lucha por la dictadura del proletariado exige mayor concreción a la luz de un balance de la experiencia de la URSS, los países llamados “socialistas” del Este de Europa, China y la propia Cuba actual. Es evidente que lo que en el programa fundacional del marxismo era equivalente a un nuevo tipo de democracia, la democracia proletaria basada en órganos de autodeterminación de masas, la acción del estalinismo la transformó a los ojos de las masas del mundo en una dictadura de la burocracia contra el proletariado. La dictadura del proletariado fue tomada como sinónimo de dictadura de partido único que tenía el monopolio sobre el Estado y la política. De esto no se sigue que deba ser abandonada, sino que, por el contrario debe reestablecerse su verdadero significado revolucionario, y creemos esencial, para la formación de un partido marxista revolucionario, definir el régimen social y político por el que luchamos. Entre ello, sostenemos el principio de pluripartidismo soviético, es decir la libertad de las tendencias obreras que defiendan la revolución al interior de los organismos de poder de las masas, como los soviets, en los que tiene que estar basada la dictadura del proletariado.
De ninguna manera esta definición programática es una mera “prefiguración” abstracta de la sociedad futura. Por ejemplo, ¿estamos por exigir actualmente en Cuba la libertad a los partidos que defiendan la revolución contra el régimen de partido único de la burocracia castrista que, como indica toda la experiencia histórica, se inclinará tarde o temprano a la restauración capitalista abierta? ¿Estamos por promover ante cada paso en la movilización de masas la formación de organismos de autodeterminación como fue nuestro planteo de Asamblea Popular desde los levantamientos del 2001 en Bolivia o el llamado a la formación de coordinadoras en Argentina? De lo contrario, ¿de qué dictadura del proletariado estamos hablando?

Insistimos en nuestro llamado a los compañeros del PO, del MAS, del MST El Socialista, del PCT y todas aquellas fuerzas que rechacen la orientación oportunista del MST Alternativa, a dar pasos en concretar un Frente Clasista y de la Izquierda Socialista, y, sobre esa base, abrir el debate fraternal en nuestros periódicos sobre el programa y los métodos de construcción de un partido de los trabajadores revolucionario e internacionalista.

1 Comunicado del PTS del 29 de mayo de 2006.
2 Partido Comunista de los Trabajadores, ruptura del PC fundamentalmente de la regional Avellaneda.

Prensa

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