El 28 de setiembre fue el Día de Lucha por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe y, en Buenos Aires hubo dos marchas.
Por un lado, las organizaciones que integran la autodenominada Campaña Nacional por el Derecho al Aborto se movilizaron desde el Ministerio de Salud hasta el Congreso, con poco más de trescientas personas, en su mayoría de organizaciones kirchneristas como Barrios de Pie y la FTV de D’Elía. También participaron sectores de la CTA y el PCR-CCC, encabezados por la “flamante” directora del INADI, María José Lubertino, la que pocas horas más tarde, oficiaba de vocera del gobierno, tratando de despegar a Kirchner de las aberrantes declaraciones de Hebe de Bonafini sobre Jorge Julio López.
Por otro lado, más de mil compañeras de Pan y Rosas, la FUBA y el PTS, PO, MAS y MST leímos un documento unitario en Plaza de Mayo y luego marchamos hacia el Congreso, bajo la consigna “Kirchner y la Iglesia son responsables de las muertes por aborto clandestino”. Durante la marcha, además, exigimos al gobierno la inmediata aparición con vida de López.
Pese a que cada vez más aumenta la opinión favorable sobre la despenalización parcial o total del aborto y a pesar de que, en los últimos meses, tuvimos que enfrentar los ataques de la Iglesia contra las jóvenes discapacitadas violadas de Guernica y Mendoza, este 28 de setiembre no hubo una marcha unitaria de miles de mujeres que exigiera al gobierno este derecho democrático elemental. La responsabilidad corre por cuenta de las organizaciones kirchneristas que, en los últimos meses, timonearon la campaña para que no confronte con lo que es harto evidente: la negativa de parte del gobierno, de avanzar en la despenalización y legalización del aborto en Argentina.
Lamentablemente algunas compañeras decidieron ir detrás de esta política que mostró su impotencia por la escasa convocatoria, pese a la importante repercusión mediática que venía teniendo el tema del aborto. Es que, en definitiva, la estrategia de exigir el cumplimiento de las leyes vigentes y evitar la confrontación con un gobierno que sigue insistiendo en que no va a legalizar el aborto, va en contra de la gran tarea que tenemos por delante que es la de desarrollar un gran movimiento de lucha por el derecho al aborto, con miles en las calles.
En este sentido, la propuesta que venimos haciendo las compañeras de Pan y Rosas y el PTS desde el inicio de la campaña, se concretó junto con otras organizaciones de izquierda en la movilización unitaria que partió de Plaza de Mayo: un pequeño paso adelante en el camino que tenemos planteado de hacer un gran movimiento de lucha por el derecho al aborto, encabezado por las mujeres trabajadoras y los sectores populares.
Hoy, cuando la derecha actúa envalentonada por los años de impunidad que le permiten seguir actuando con sus amenazas y secuestros –como se está demostrando en el juicio a Etchecolatz–, es más importante que nunca que busquemos la unidad para luchar por este derecho elemental, movilizándonos con independencia del Estado, el gobierno y los partidos patronales que siguen sometiéndonos a los oscurantistas designios clericales.