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TEORÍ

El Manifiesto, los comunistas y la revolución

Hace 167 años, el 21 de febrero de 1848, se publicó por primera vez en Londres el Manifiesto Comunista. Escrito por Karl Marx y Federico Engels, fue una de las obras más difundidas y que más influenció el curso de la historia. En el IPS “Karl Marx” ya empezaron los cursos sobre esta obra en el Gran Buenos Aires, CABA, y en las próximas semanas comenzarán a desarrollarse en todo el país.

Matías Maiello

26 de febrero 2015

El Manifiesto, los comunistas y la revolución

Marx y Engels, dos revolucionarios

El Manifiesto no es solo una gran obra literaria sino un documento teórico, programático y estratégico con el que Marx y Engels se proponían contribuir a armar a la clase obrera que, por aquella época comenzaba a mostrar su ímpetu revolucionario. Para ambos no se trataba solamente de entender la realidad sino también de transformarla de forma revolucionaria.

Cuando escribieron el Manifiesto, MyE tenían respectivamente 29 y 27 años y estaban exiliados en Bélgica. Dirigían una organización internacional: “La Liga de los Comunistas”. El Manifiesto fue una resolución encomendada por la Liga a los dos jóvenes revolucionarios. Por eso se llama “Manifiesto del Partido Comunista”.

A fines de 1847, Europa atravesaba una profunda crisis económica que trajo tremendas privaciones y sufrimientos a los trabajadores y campesinos. La situación era insostenible, parecía que todo iba explotar. El temor al “comunismo” era patente entre las clases dominantes. Cuando el Manifiesto dice “un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, era una realidad.

Tres días después de su publicación, los obreros de París levantaron barricadas en toda la ciudad, provocando la caída del reinado de la aristocracia financiera de Luis Felipe de Orleáns y la proclamación de la Segunda República. En las semanas siguientes la revolución se extendió por Europa. Los gobiernos reaccionarios eran obligados a dimitir o eran jaqueados por las movilizaciones popular.

El Manifiesto, no llegó a influenciar los acontecimientos pero anticipó y explicó la nueva época histórica. El proletariado francés, a pesar de su derrota, mostró por primera vez la irrupción de la clase obrera como sujeto revolucionario. MyE intervinieron directamente en estos procesos en territorio alemán siendo perseguidos por el Estado. Marx fue expulsado de Prusia. Engels será dirigente de una de las milicias que lucharon hasta el final en la región del Palatinado.

El comunismo: movimiento real y programa

El comunismo no es sólo una idea sino un “movimiento real” que se expresa en la lucha constante de la clase trabajadora por liberarse de la imposición del trabajo. Desde “robarle” minutos al patrón y a la máquina, desde las luchas históricas por la reducción de la jornada laboral o el control obrero hasta los grandes procesos revolucionarios donde la clase obrera lucha por el poder.

El comunismo también es un programa, un objetivo a conquistar: una sociedad sin clases sociales, sin Estado, sin explotación y sin opresión.

Tiene bases materiales profundas en el desarrollo de las fuerzas productivas (maquinarias, organización del trabajo, destreza de los obreros, etc.) bajo el capitalismo. A condición de poner los enormes avances de la ciencia y de la técnica al servicio de las necesidades sociales y no de la ganancia. De esta forma será posible disminuir el tiempo que cada individuo dedica al trabajo y que las personas puedan dedicar sus energías al ocio creativo (la ciencia, el arte y la cultura) y desplegar así todas las capacidades humanas.

El comunismo es entonces dos cosas: un “movimiento real” que se desarrolla “a la vista de todos”, y un objetivo, el de una nueva sociedad comunista conformada por productores libres asociados.

Pero el antagonismo que se expresa en la lucha de la clase trabajadora por liberarse del trabajo como imposición no lleva automáticamente a la conquista del comunismo. Para ello es necesaria una organización política con la estrategia consciente de la revolución social. Un partido revolucionario que luche por el poder de los trabajadores como condición para avanzar hacia el comunismo. Por eso MyE no se dedicaron a la militancia en general sino a la militancia revolucionaria.

En el siglo XX el papel de la vanguardia comunista será aún más importante. El surgimiento del imperialismo como nueva etapa del capitalismo dio nuevas bases materiales para los sectores conciliadores con la burguesía dentro del movimiento obrero. Surgió una “aristocracia obrera” en los países que oprimían a otras naciones y se desarrolló extendidamente una burocracia. Lenin, dirigente de la Revolución Rusa de 1917, desarrolló esta cuestión planteando la necesidad de conformar partidos revolucionarios de la clase obrera, independientes política y organizativamente de aquellas corrientes reformistas y también de las “centristas” que oscilan entre los reformistas y los revolucionarios.

Los invitamos a participar para debatir estos y otros temas en los cursos sobre el Manifiesto Comunista.

Prensa

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