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Neuquén

EDITORIAL

Elecciones, pandemia y petróleo

PTS Neuquén

17 de julio 2009

Las elecciones del 28 de junio, con la derrota del kirchnerismo en provincia de Buenos Aires y en casi todo el país, abrieron una crisis política nacional. Por un lado, quedó un gobierno débil, que perdió la mayoría en el Senado y en el Congreso, y por el otro, una oposición fragmentada, que no termina de definir ni un candidato ni una fuerza que pueda presentarse frente a las patronales como recambio serio al kirchnerismo.

El Frente para la Victoria de Neuquén no estuvo exento de esta dinámica nacional, y así Rioseco, su candidato local, hizo una muy mala elección. Fueron el MPN y la UCR los dos partidos patronales que salieron relativamente fortalecidos en la provincia, aunque el partido provincial haya sacado un porcentaje de votos muy por debajo de su promedio histórico y de la última elección a gobernador, y los radicales apenas sacaron algo de ventaja en Neuquén Capital, donde son gobierno desde hace 10 años. El triunfo en las elecciones a diputados nacionales, que le permitió al MPN conseguir dos bancas en al Congreso Nacional, sirvió a Sapag para acompañar, mejor posicionado, a “Chito” Jalil en las elecciones internas contra la lista “sobischista” de Lara y Silvestrini.

Sin embargo, más allá del intento de mostrar los resultados de la interna del MPN como “la derrota definitiva” de Sobisch, el poco margen obtenido por la lista Azul (la lista Blanca obtuvo casi un 42%) muestra el peso que sigue teniendo el ex gobernador puertas adentro del “movimiento”. Esta presión “por derecha”, combinada con la presión “por izquierda” de los reclamos frente a las consecuencias de la crisis, como los paros y acciones de los petroleros, son los que ponen al gobierno de Sapag en una situación compleja, en la cual no podrá mantenerse por mucho tiempo.
Proyectos como el “Comité de Consenso” buscan salir de esta situación de relativo impasse, avanzando en un ataque más fuerte hacia los trabajadores y todos los que “insisten en actitudes violentas para realizar sus reclamos”.

El gobierno y la gripe A

Al día siguiente de las elecciones, en Neuquén como en casi todo el país, empezaron a conocerse lentamente los verdaderos alcances de la gripe A y las consecuencias sobre la población en general, y sobre el colapsado sistema de salud provincial en particular. Las recientes elecciones ya habían quedado atrás y ni el propio MPN había podido utilizar su modesto triunfo electoral cuando se encontró desbordado por el colapso del sistema de salud.

Las medidas parciales que tomó el gobierno, como la suspensión de las clases (eso sí, obligando a los maestros y las maestras, casi como un castigo, a seguir yendo a las escuelas durante varios días, parte de la campaña de demonizar a los docentes) van muy por detrás de la realidad. Y esto tiene su fundamento no en el buen o mal asesoramiento de algún epidemiólogo sino en que el gobierno se niega a tomar cualquier medida de emergencia sanitaria que ponga en riesgo la ganancia de los capitalistas.

¿Cerrar, por ejemplo, el Casino, los shopings o grandes comercios donde hay aglomeración de personas, obligando a las patronales a pagar el sueldo a sus trabajadores? ¿Dar asueto a los empleados estatales? No, nada de esto. Para Sapag la salud de los trabajadores vale menos que la ganancia de los capitalistas.

Elecciones, despidos y ¿después?

El gobierno de Sapag, en casi dos años de gobierno, viene dando grandes favores a las petroleras. El año pasado fue la concesión de los contratos a las empresas para seguir saqueando nuestros recursos por décadas y luego, cuando comenzó a golpear la crisis, llamando a los trabajadores a ser “solidarios” con las empresas, que durante años se llevaron millones de dólares de ganancias.

Durante la primera mitad de este año, Sapag fue negociando, por un lado, con las empresas petroleras para que “aguantaran” los despidos masivos hasta las elecciones, mientras por el otro negociaba con su aliado Guillermo Pereyra para que dejara pasar las suspensiones y los despidos encubiertos para no agitar las aguas. Pero pasado el 28 de junio las petroleras salieron a anunciar despidos masivos de trabajadores, generando incertidumbre pero también bronca y predisposición a la lucha entre los petroleros. Inmediatamente llegó la tregua entre las empresas y el Sindicato, que impide expresar esta bronca abiertamente. Es que todavía faltaban las internas del MPN. Casi como un relojito, concluida la interna las petroleras volvieron con los despidos, y al cierre de esta edición los petroleros iban hacia el paro.

Si los ritmos de la crisis empujan a las empresas a mantenerse firmes en los despidos masivos para mantener sus ganancias y se profundiza la respuesta obrera a estos ataques, Sapag y el MPN saben que peligra gran parte de su base social que lograron en años de crecimiento económico. Esto podría ser un giro brusco en la realidad provincial, ya que se trata del sector estratégico de la economía de Neuquén. Es importante apoyar las luchas que den los trabajadores petroleros, la lucha de los papeleros de Molarsa y la lucha de los trabajadores de Zanon por la expropiación de la fábrica.

El triste rol de la centroizquierda neuquina

En las elecciones, la centroizquierda local no logró ni de cerca los resultados que esperaba. La alianza UNE – Frente Grande, por un lado, y Libres del Sur, por el otro, no hicieron una buena elección. Más allá de las chicanas entre ellos, la verdad es que ninguno logró ganar un apoyo importante, en parte porque sus propuestas poco se diferencian de las de partidos como el PJ y la UCR, con quienes comparten el gobierno en Neuquén Capital, responsable del desalojo en el barrio Confluencia. Por el lado de Libres del Sur, todavía están muy cercanas las imágenes de cuando se sentían “soldados” de Kirchner. Y por el lado del UNE, resultó poco atractiva la “mística” de querer transformarse en el “MPN de los orígenes”, una forma elegante de buscar confluir con dirigentes descontentos del partido provincial.

Fortalecer las ideas de la izquierda

Más allá de los grandes aparatos electorales y el poco espacio para los partidos de izquierda en los medios de comunicación, desde el PTS pudimos aprovechar estas elecciones para difundir la idea de que los trabajadores tenemos que construir nuestro propio partido.
Un gran partido de trabajadores que levante un programa para que la crisis la paguen los capitalistas, como la prohibición de despidos y suspensiones o la renacionalización del petróleo bajo
control de los trabajadores. En estas elecciones, desde la izquierda duplicamos la cantidad de votos obtenidos en relación a las tres últimas elecciones, lo que demuestra que los inicios de la crisis capitalista abren un espacio a las ideas de la izquierda anticapitalista y socialista. Si los compañeros del PO hubieran aceptado sumarse al Frente de Izquierda que conformamos con el MAS e Izquierda Socialista, podríamos haber fortalecido y difundido aún más estas ideas de la izquierda entre los trabajadores.

Por eso, desde el PTS, volvimos a llamar al PO para que se sume al Frente para presentar en las elecciones a concejales una alternativa de los trabajadores y la izquierda en forma unificada. A pesar
de su negativa, se volvió a conformar el Frente de Izquierda entre el PTS, Izquierda Socialista y el MAS.

Prensa

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