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(Versión completa internet) Renacionalización sin pago bajo administración de los trabajadores

Frente a las "avivadas" de las petroleras

En las últimas semanas el gobierno descubrió las “avivadas” de las petroleras. Parece que se les pasaron por alto quince años de dominio privado sobre el sector energético, en el que antes había preponderancia de la petrolera estatal YPF.

Esteban Mercatante

2 de febrero 2012

En las últimas semanas el gobierno descubrió las “avivadas” de las petroleras. Parece que se les pasaron por alto quince años de dominio privado sobre el sector energético, en el que antes había preponderancia de la petrolera estatal YPF. Como si fuera una novedad –y un resultado ajeno a la política oficial- la presidenta señaló que si las empresas no hubieran disminuido la producción, no hubiera sino necesario importar combustibles por u$s 9.000 millones en 2011, un aumento de 107% respecto al año anterior.

Como decíamos, se trata de un problema que no es ajeno a la política oficial. Por empezar, porque hasta hace apenas un par de años se permitía exportar recursos energéticos sin ningún límite, aunque era a todas luces evidente que las empresas no estaban invirtiendo en exploración, rubro al que se destina la mitad de recursos que en los ’80, con el resultado de que se descubren muchas menos reservas que hace dos décadas, con lo cual las reservas se calculan para unos pocos años. Mientas esto ocurría, la producción de petróleo se contrajo un 27% entre 1998 y 2010, y en el caso del gas, la disminución fue del 10% entre 2004 (último año en que aumentó) y 2010. Como la demanda energética aumentó en todos los rubros al calor del crecimiento de la economía, de una situación de autoabastecimiento desde 1989, se pasó en los últimos años a una fuerte dependencia de combustible importado.

La flagrante evidencia de todo esto, no hizo que ni a Néstor Kirchner, ni a Cristina Fernández se les cruzara por la cabeza imponer el manejo estatal de estos recursos fundamentales, y cada vez más escasos. Esta actitud es coherente con la íntima asociación entre el kirchnerismo y las petroleras que viene desde los tiempos en la gobernación de Santa Cruz. El único cambio en el tablero fue la intervención realizada en los últimos años fue para imponer una “argentinización” parcial de Repsol, logrando la entrada de los Eskenazi en el directorio de la empresa.

La cuestión energética entró en primer plano por los palos en la rueda que vienen trayendo las petroleras, pero especialmente Repsol, para la “sintonía fina” oficial. Aunque la excusa haya sido una denuncia por sobreprecios en el gasoil vendido a granel, esta “avivada” fue una oportunidad para un desquite largamente esperado. La ex YPF viene en la mira desde que el año pasado el gobierno buscó evitar un giro de remesas de utilidades al exterior, y su pedido fue ignorado por los directores de la empresa, entre ellos los Eskenazi.

Ahora el gobierno ha puesto a circular algunas versiones sobre una posible reestatización de YPF. Por ahora parece ser un golpe de efecto para mantener una postura contra las “corporaciones” en el marco de la sintonía fina y no un plan a ser llevado a cabo. Aunque la magnitud del problema energético y las tensiones desatadas con el grupo español y sus socios locales no permiten descartar ese desenlace.

El cuadro descripto en esta nota muestra la urgencia de arrebatar de las manos empresarias el manejo de estos recursos estratégicos. Pero, a juzgar por la manera religiosa en la que los K honraron las obligaciones, podemos anticipar que aún en el mejor de los casos podría esperarse una “recompra” de acciones, nada parecido a una reestatización sin compensación. También es importante evitar que una petrolera reestatizada se transforme en coto de caza de la “patria contratista”, priorizando el uso de sus recursos para garantizar la rentabilidad de distintas fracciones capitalistas. Algo similar a lo que está ocurriendo con los recursos de ANSES, una parte de los cuales se han utilizado para subsidiar a varias empresas, alimentando en muchos casos ganancias que se fugan al exterior.

No sólo es necesario reestatizar sin pago YPF, que fue privatizada recibiendo a cambio en buena parte títulos de deuda adquiridos a precios de remate, y luego de que la empresa estatal fuera subvaluada haciendo desaparecer una parte de las reservas que disponía.

Es necesario imponer la estatización del conjunto de las empresas energéticas para implementar un plan integral, bajo control de los trabajadores, para enfrentar rápidamente la situación de emergencia y recuperar el autoabastecimiento, retomando las explotaciones abandonadas por las petroleras que se manejaron durante estos años con un criterio cortoplacista.

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