Los gobiernos de Bush y Blair están sumidos en una febril actividad en el frente interno y diplomático para legitimar una nueva masacre en Irak, en el marco del surgimiento de un impresionante movimiento antiguerra en los países centrales.
El 20 de septiembre Bush dio a conocer un documento sobre “seguridad nacional” que resume los objetivos imperiales de su gobierno. En síntesis, esta es una “nueva doctrina” imperialista, que consagra el principio de la “acción preventiva”, es decir, el uso del enorme poderío militar norteamericano contra cualquier “amenaza inminente” –sin descartar incluso la “defensa contra la agresión de otras grandes potencias”- y la extensión del “libre mercado” y de la influencia política y económica norteamericana en el mundo. La guerra contra Irak sólo es un capítulo de esta nueva práctica para dominar el mundo. Este documento expone tan crudamente la política agresiva del imperialismo, que un comentarista del New York Times escribió que “En algunos puntos, el documento parece más un pronunciamiento del Imperio Romano o Napoleón”. El Congreso norteamericano deberá aprobarlo, otorgándole al gobierno el poder de usar la fuerza militar, incluso sin el consentimiento del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

OPOSICIONES IMPERIALISTAS


La nueva “doctrina Bush” fue objeto de críticas por parte de sectores demócratas, como el ex vicepresidente Al Gore que quiere sacar ventaja electoral entre los que se oponen a la política guerrerista del gobierno republicano. Pero republicanos y demócratas son dos variantes de la política imperialista que comparten los mismos objetivos, incluido el derrocamiento de Saddam Hussein, aunque difieren en los medios. Mientras que la administración Bush no ve ningún problema en la acción unilateral, los demócratas como Al Gore insisten en la legitimación de la acción imperialista por la “comunidad internacional”.
El canciller alemán Shroeder que acaba de ganar su reelección, hizo de la oposición a la guerra unilateral norteamericana en Irak uno de los ejes de su campaña.
En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la propuesta anglo-norteamericana también encuentra resistencias. Francia, Rusia y China se niegan a aprobar la resolución que impulsan Bush y Blair. Francia intenta parecer independiente de la política de Bush proponiendo una primera resolución que reinstale los inspectores de armas en Irak, y eventualmente una segunda que castigue el incumplimiento de Hussein. Rusia usa la carta de las Naciones Unidas para negociar mejor con Washington, por ejemplo tener vía libre para actuar en Chechenia.
El gobierno de Hussein accedió a someterse nuevamente a los inspectores de armas, esperando así dividir el frente guerrerista y ganar tiempo, pero rechaza una nueva resolución que endurezca los términos de las inspecciones.
La ONU ha legitimado las acciones militares imperiailstas en nombre de los “derechos humanos” o la “paz”. Bajo las “resoluciones” de las Naciones Unidas, Estados Unidos y Gran Bretaña han bombardeado sistemáticamente el territorio de Irak en la llamada “zona de exclusión” y se ha garantizado el bloqueo económico criminal contra el pueblo iraquí, luego de la derrota en la guerra del Golfo. Su política de envío de “inspectores” que pretenden ingreso irrestricto a cualquier sitio en Irak, ya sirvió para generar las excusas para un ataque militar en 1998 y, según confiesan miembros del gobierno norteamericano, actuaron como espías de Estados Unidos.
La “oposición a su majestad” de las potencias europeas, de Rusia, la burocracia china y de los reaccionarios gobiernos árabes que presentan una salida supuestamente “pacífica” de enviar los inspectores de armas de la ONU, será sólo una cobertura para que Estados Unidos actúe en pos de sus intereses imperiales.

ABAJO LA CAMPAÑA GUERRERISTA


En el mundo son centenares de miles los que se oponen a esta nueva guerra imperialista. En las principales ciudades europeas ya han empezado acciones masivas contra el ataque militar a Irak (ver nota). En Estados Unidos se está organizando una poderosa oposición a la política agresiva de Bush. Cuatro mil intelectaules –entre ellos Noam Chomsky y Edward Said- y reconocidos artistas norteamericanos han publicado una imponente solicitada que invita a los estadounidenses a “resistir contra la guerra y la represión que han sido lanzadas sobre el mundo por la administración Bush”, llama a “hacer causa común con los pueblos del mundo” y termina planteando “resistiremos frente a la máquina de la guerra y la represión y haremos todo lo posible para detenerla” (Not in our name – New York Times 19-9-02). Se están preparando acciones importantes para el 6 y 7 de octubre en las principales ciudades norteamericanas.
La unidad entre los movimientos antiguerra en los países centrales, las movilizaciones de las masas árabes y la resistencia de los trabajadores y los pueblos oprimidos, puede constituir una fuerza capaz de derrotar al imperialismo y su guerra.
En Argentina tenemos que seguir el ejemplo de los países centrales y ser miles en las calles contra esta guerra, porque la derrota del imperialismo es una causa de todos los oprimidos del mundo.
El 20 de septiembre, el PTS realizó una primera acción frente a la Cancillería argentina repudiando el apoyo que el cipayo Ruckauf ofreció a Estados Unidos.
Para el próximo 8 de octubre, según lo resuelto por el Congreso extraoridinario de la FUBA, se está organizando una movilización a la embajada yanqui. Tenemos que desarrollar la más amplia unidad de acción de las asambleas populares, organizaciones piqueteras y obreras combativas, estudiantes, partidos de izquierda, organismos de derechos humanos y todos aquellos que enfrentan los planes del imperialismo y el FMI, poner en pie comités de campaña contra la guerra en Irak, contra el imperialismo y contra el gobierno de Duhalde siriviente de sus dictados. ¡Detengamos la guerra imperialista! ¡Defendamos activamente al pueblo de Irak! ¡Fuera el imperialismo de Irak, Medio Oriente y América Latina!