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Red Internacional

Carta Abierta. ¿Hasta cuándo vas a bancar esta represión del gobierno?

Las imágenes que la mayoría de los medios nacionales relevaron de lo sucedido ayer en la Panamericana, son más que elocuentes. La represión de la Gendarmerìa fue feroz. Tengo 7 balazos de goma en los brazos y piernas.

No fue un entrevero más entre la Gendarmería de Sergio Berni y los manifestantes, que nos movilizamos hace cuatro meses, por que no queden en la calle los despedidos de la patronal buitre de Lear Corporation. Esta vez hubo una especial saña. Como diputado, votado por el pueblo de Mendoza para estar a la cabeza de sus reclamos, no me quejo. Se que es así la tarea de ponerse al lado de los obreros que luchan.

Solo lamento que a los compañeros y compañeras trabajadores que, por mantener su trabajo, suben a la Panamericana para llamar la atención popular, que de otra manera le es negada por los medios, se los maltrate peor que a un perro. No me lamento de mi situación que elegí al ponerme en este lugar como diputado de la izquierda y de los trabajadores, pero sí repudio la suerte de muchos compañeros y compañeras, baleados, apaleados, detenidos como delincuentes. En la Argentina que los ladrones de guante blanco son vicepresidente.

Denuncio la agresión a nuestro histórico dirigente obrero, José Montes del Astillero Río Santiago, con marcas de balas de goma en su pecho. Me indigna ver a mi compañera maestra Natalia Gonzales, Secretaria de DDHH de SUTEBA Matanza con una herida en el cráneo. A Gabriel Fernández, Congresal del Sindicato de la Alimentación por la lista Bordo de Mondelez-Kraft Victoria y Camilo Mones miembro de la Comisión Interna de Pepsico con balas de goma en la pierna. Me enerva ver agredidos a los obreros de Donnelley Rene Córdoba, ambos internados y operados debido a las heridas recibidas. Ellos que lograron que no queden en la calle 400 familias que los buitres dejaban sin trabajo, ¡ahora le dan balas! El obrero Córdoba tiene perdigones dentro del cuerpo, que no pueden ser retirados sin intervención quirúrgica, mientras que Gassibe tiene alojadas balas de goma cerca del tendón, por lo que también deberá ser intervenido en una delicada operación.

Fui testigo: la Gendarmería disparó a escasos metros de los manifestantes. Lo más alevoso es que las balas de goma se dispararon cuando la Panamericana ya había sido liberada. A muchos le impactaron las balas cuando estaban refugiados dentro de la carpa de Lear. Los disparos son muestra de la saña con la que actuó la Gendarmería. Además, hubo autos secuestrados, muchos fueron dañados, porque los agentes de Gendarmería rompieron vidrios y abollaron autos sin ningún fin más que provocar daños a los manifestantes de una causa justa. Como diputado de la izquierda y los trabajadores, moveré cielo y tierra para que esto se sepa en cada rincón de la Argentina.

Ya el Secretario general del SUTEBA Roberto Baradel, al que agradezco en nombre de todos los que estamos en esta causa, envió un comunicado repudiando el accionar de la Gendarmería. Ahora se trata de actuar.

Me dirijo especialmente a los compañeros y compañeras que militan en las filas del kirchnerismo y que, con tantas diferencias que tenemos, no pueden traicionar causas tan nobles como esta. Los compañeros del Movimiento Evita, por ejemplo, los intelectuales de Carta Abierta, desde ya, y todo el espectro de organizaciones de lo que se denominan a sí mismo como la izquierda kichnerista.

¿Hasta cuándo se va a permitir esta impunidad represiva de los que dicen que hay que deportar a los extranjeros como en 1902?

¿A quién le puede resultar indiferente esta represión que es un salto en el tratamiento de “la protesta social”? ¿Van a convalidar esta represión como si nada pasara? ¿Esto es parte del nuevo consenso de derecha que une a Cristina, Berni, Scioli, Massa y Macri en cómo responder a los reclamos legítimos como el de “familias en la calle, nunca más” como dicen los obreros y obreras de Lear?

Nuestra suerte, como diputados de la izquierda y de los trabajadores, no nos interesa. Sabemos con quienes tratamos del otro lado del mostrador, y lo asumimos. Pero es indignante ver a familias obreras maltratadas por querer mantener su puesto de trabajo, y ser pisoteados por una multinacional yanky y su gobierno servil.

La izquierda que represento tiene la frente bien alta a pesar de estas afrentas. Los que defienden al gobierno, en cambio, no pueden mirar a los trabajadores a los ojos sin que se les caiga la cara de vergüenza.


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