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Historia

José Francisco Páez: Símbolo de una época heroica

6 de octubre 2005

Como muchos de aquellos dirigentes al principio estaba influenciado por ideas de la ultraizquierda. Sin embargo supo reorientarse por las ideas del trotskismo, ingresar al PST y fue candidato a vice nada menos que contra la fórmula Perón-Perón en setiembre del ’73. Durante más de 20 años fue cuadro dirigente de la corriente morenista, y sufrió cárcel en 2 oportunidades. Una en el final del Villazo en ’75, y la otra a inicios del ’76 que, dictadura mediante se extendió por casi 6 años. En ambos casos tuvo una actitud ejemplar.
Son innumerables las historias, lecciones y anécdotas sobre el Petiso, que bien merecen un libro. En este breve recordatorio queremos resaltar sólo algunas.

La democracia obrera

De la época del Sitrac siempre remarcaba esa característica. Por ejemplo aquella de cuando el ejército iba a desalojar la Fiat y la Comisión Interna planteaba salir. Solo Páez se opuso. Y decidieron ir a la asamblea para plantear las dos posiciones, en una demostración de auténtica democracia de la clase obrera. Y ahí ganó la moción del Petiso. Y todos enfrentaron a los milicos, lograron resistir y el desalojo no se produjo. O cuando recordaba: “En primer lugar nosotros formamos un cuerpo de delegados de 125 integrantes, elegimos como correspondía, delegados por sección, dos o tres delegados, cada uno llevaba con su combatividad las propuestas, las protestas, y el derecho tenía de parar una línea. Nosotros le dimos autonomía a los cuerpos de delegados. Nada de que los delegados o las comisiones internas tengan que esperar a ver qué dice el secretariado. Nosotros teníamos dentro de la fábrica una oficina y rotábamos, uno venía otro iba…”

La combatividad

En la Cátedra Libre Karl Marx en La Plata, hace unos 3 meses él mismo recordaba:
“Esperábamos el momento oportuno, asamblea de fábrica, ya el cuerpo de delegados estaba instruyendo a la gente, cerrábamos el portón, sabíamos que había venido gente de Buenos Aires para discutir negocios con la patronal, los tomábamos de rehenes. No matamos a ninguno, no matamos a ninguno porque no se dio, hubo momentos que yo creo que si hubiera invadido la policía o el ejército, había gente muy dispuesta a llevar adelante una acción directa... Las tomas de fábrica eran con rehenes, rodeábamos la fábrica de combustible, no era ninguna joda, hay documentos. Nosotros cada 50 metros teníamos puestos donde poníamos compañeros con tanques de combustible tachos de 200 litros con mechas que eran las mangueras de los bomberos y rodeábamos toda la fábrica de una periferia enorme.

Y al final de esa charla aunque hacía tiempo que ya no militaba, nos dejó esta reflexión: "Yo creo en mi clase, creo en el clasismo, y creo que no es casualidad, que me llamen para estas charlas. Hoy no está la misma Córdoba industrial, no están tal vez los elementos que había en esa época en los setenta. Pero hoy veo una cierta rebelión, y ahora también veo otra, hay un gobierno de los peores que puede tener la clase obrera…, cuidado, los gobiernos populistas es una lacra que penetra, a veces, en los huesos y en la carne de los trabajadores. Se los digo porque es así, pero esto se va a caer y va a hacer un ruido espectacular, estemos preparados para eso."

Cordobés, hincha de Boca, petiso y canchero. La clase obrera cordobesa ha perdido a uno de sus grandes.
Nosotros extrañaremos su presencia, pero nos queda un enorme bagaje de su rica vivencia.



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