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Kirchner ataca al trotskismo

25 de agosto 2005

Las palabras del presidente Néstor Kirchner contra la “ultraizquierda” y el “trotskysmo” han traído al presente un discurso reaccionario y macartista1. Acusando a la izquierda socialista y al activismo de ser “funcionales a la derecha” el gobierno busca desacreditar los conflictos y aislarlos, poniéndolos junto a Duhalde, Macri o López Murphy, con el fin de quedar como la única alternativa posible a la vieja política, en el momento que consolida su alianza con los punteros de la... vieja política.
Es interesante como los medios “democráticos” se suman a las diatribas contra el trotskismo (por ejemplo, es muy ilustrativa la coincidencia de argumentos entre la revista Debate2 y el menemista Jorge Asís3) o los más “progresistas” que sólo atinan a aconsejar moderación (como un editorialista de Pagina12) o lisa y llanamente se llaman a silencio. Quizás sea el efecto que causa en estos últimos el baldazo de agua fría que significa una declaración al mejor estilo de la vieja escuela peronista –que compartían los Montoneros y los burócratas sindicales- levantando el espantajo de los “troscos” o peor aún recurre a los argumentos gastados de la teoría de los dos demonios, igualando derecha a izquierda. Una confirmación de que sus sueños de una política limpia, renovada y de dignidad nacional, está terminando.
 
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A mediados de los ’80, otro presidente que se jactaba de progresista y demócrata como Raúl Alfonsín también supo fustigar a la “ultraizquierda” y el “trotskismo” como funcionales al golpismo. En aquel entonces, los dardos tenían el objetivo de cubrir el flanco izquierdo ante el anuncio de la “economía de guerra”4. Allí el alfonsinismo comenzaba su derrotero hacia la derecha que en 1987 lo lleva a transar con… los golpistas carapintadas de Aldo Rico y a imponer las primeras leyes del perdón. (Coherente Alfonsín recita hoy las mismas diatribas afirmando que los piqueteros son “extremistas de izquierda” y “encapuchados, con garrotes” que son la “contrafigura de los sectores especulativos”5)
Igual que Kirchner, el radical contaba con la simpatía del público y los intelectuales “progresistas”, como el Club del Pensamiento Socialista, Juan Carlos Portantiero o Beatriz Sarlo, entre otros. Los intelectuales que acompañaban Alfonsín en aquel episodio mostraron toda su pusilaminidad y postración frente al poder político, llegando incluso –Portantiero- a escribirle las diatribas antiizquierdistas, que lanzara en un recordado discurso en Parque Norte. A partir de aquel discurso el alfonsinismo comenzó a perder legitimidad y el aura progresista.
Hoy los exégetas ilustrados del kirchnerismo (estilo Horacio González o José Nun) aportan su complicidad en nombre de los “cambios posibles” a un gobierno que descubre su giro a la derecha. Pero también comienza a notarse la huida sin “apagar la luz” de un sector frustrado ante el fracaso de la transversalidad, como el caso del (¿ex?) filosofo presidencial José Pablo Feimann o las quejas de los dirigentes sociales dejados afuera de las listas del Frente para la Victoria o de figuras como Hebe de Bonafini.

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El ataque personalizado a Gustavo Lerer, al Partido Obrero y a todo el trotskismo, también busca impugnar, por un lado, el derecho de la clase trabajadora y el pueblo pobre a resistir la explotación. Y por el otro, negarle el derecho de hacer su propia política y de elegir -en el caso del Garrahan- libremente a sus dirigentes. Para el gobierno, la burguesía y la burocracia sindical, el trotskismo es el fantasma de una clase obrera autodeterminada y de una revolución que acabe para siempre con todos sus privilegios.
Los argumentos sobre el caos y el respeto a la ley que comparten Kirchner y la derecha reaccionaria, hablan de la furia y el temor que despierta en las clases dominantes la lucha de la clase obrera y el pueblo. Frente al ataque de los representantes políticos del orden burgués, los trotskistas del PTS rechazamos su legitimidad para condenar los actos de la lucha de clases. Consideramos que la justicia venal que libera a los Chabán y María Julia, los políticos patronales corruptos que integran las listas del kirchnerismo y de todos los partidos patronales, los cómplices del asesinato de Kostequi y Santillán que integran el gabinete de ministros, un presidente que llegó al poder de la mano de la “mafia” política y tantos otros, carecen de autoridad y ética para atacar a los trabajadores y a la izquierda socialista. Llamamos a defender los derechos conquistados por la lucha. Proclamamos que hay que romper con los políticos del sistema
Los trotskistas estamos orgullosos de ser el blanco de los ataques del gobierno por estar junto a los trabajadores en su lucha. Y no ocultamos nuestro objetivo: el de una clase obrera independiente y revolucionaria que imponga junto al pueblo pobre un nuevo orden político y social, sin explotación ni opresión.

1 Macartismo, es en referencia al senador norteamericano Joseph McCarthy que orquestó a inicio de los años cincuenta una extensa e histérica "caza de brujas" contra la izquierda y sectores progresistas en EE.UU., abriendo uno de los períodos más tristes de la historia, estando en sus listas negras hasta Carlitos Chaplin, y contando entre sus alcahuetes al mediocre Ronald Reagan.
2 Revista Debate 127. 19/08/05.
3 www.jorgeasisdigital.com.ar 23/08/05.
4 Plan económico del ministro Juan Sorrouille frente al inicio de la crisis, dictado por la necesidad de pagar la deuda externa.
5 Clarín 24/08/05.

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