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Historia

Lenin y la historia del Partido Bolchevique - Quinta Conferencia (Parte I)

La I° Guerra Mundial

24 de agosto 2006

Como señalábamos en la anterior conferencia, después de la conferencia del POSDR en Praga, en enero de 1912, los bolcheviques adquieren un peso importante en el movimiento obrero. Desde 1912 hasta mediados de 1914, parecía que se aproximaba una situación parecida a la de 1905, pero mucho más aguda –entre otras cosas, porque gran parte de los trabajadores eran dirigidos por los bolcheviques–. Algunos historiadores sostienen que el bolchevismo, que en 1903 era un pequeño grupo de propagandistas, que en 1905 se había hecho una corriente muy fuerte con decenas de miles de militantes1, entre 1912 y 1913 tenía quizás menos militantes (entre 30.000 y 50.000), pero tenía influencia sobre tres cuartas partes de la clase obrera rusa, lo que equivalía a 3 millones de trabajadores.
Pero el inicio de la guerra mundial aborta este proceso de auge obrero en Rusia. Debemos considerar que esta contienda bélica fue precedida por dos guerras en los Balcanes: una en 1912 y otra en 1913. Esto es interesante, porque Lenin, que había polemizado con Rosa Luxemburgo sobre la cuestión nacional afirmando contra la gran revolucionaria polaca que la socialdemocracia tenía que levantar el derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas, señala en las guerras balcánicas que la posición de los marxistas dependía de un análisis de la totalidad de las fuerzas en conflicto. En estas guerras, Lenin y los bolcheviques, al igual que Trotsky, se rehusaron a apoyar a alguno de los bandos en lucha por el hecho de que sus demandas eran en lo esencial instrumentadas por los intereses de las distintas potencias imperialistas que se preparaban para un enfrentamiento de mayores proporciones por el reparto del mundo. Por eso decía que la reivindicación de Serbia contra Austria, que quería anexarse ese territorio, aunque era en sí misma justa, no debía dejar de analizarse en el contexto más general en el que Serbia actuaba como agente de los intereses de Francia y Rusia. Diferenciaba, entonces los conflictos existentes en los Balcanes de las guerras de liberación nacional, frente a las cuales los marxistas revolucionarios tenían el deber inexcusable de defender a la nación oprimida. La I° Guerra Mundial se inicia, precisamente, cuando un nacionalista serbio mata al hijo del archiduque austríaco, que era el heredero del trono del imperio austro-húngaro.
En las guerras balcánicas, los bolcheviques opinaban que la actitud de Rusia –que era apoyar a todos los pueblos eslavos y entre ellos a Serbia–, tenía que ver con una posición histórica del zarismo y las clases dominantes rusas para conseguir una salida hacia el Mar Negro y el Mediterráneo2. Durante las guerras balcánicas, los bolcheviques y otros internacionalistas se manifestaban neutrales. Aunque reconocían el derecho de Serbia contra el imperio austro-húngaro, opinaban que el eslavismo era una política de los rusos para atacar a Turquía (los eslavos habían tenido guerras en el siglo XIV, en las cuales habían peleado por la región que, después de la I° y nuevamente luego de la II° Guerra Mundial, se denominó Yugoslavia). Entonces, como señalábamos, las guerras balcánicas, durante las cuales Francia y Rusia defienden a los eslavos, mientras que Turquía y los imperios centrales (Alemania y Austro-Hungría) se alinean con el Imperio Otomano, son el preludio de la I° guerra mundial.

Pax y revisionismo
Prácticamente, había habido paz en Europa desde 1815 hasta 1914. Casi cien años de paz europea, sólo interrumpida por guerras como la de Crimea, la guerra anglo-boer, pero que eran guerras cortas. Durante este período, Inglaterra era la potencia hegemónica. Pero desde 1870 en adelante, dos grandes potencias le disputan el dominio: Alemania y luego, a partir de la década de 1890, Estados Unidos, que incia una expansión colonial –aunque menor que la de los otros imperialismos– con Filipinas, la guerra contra España por el dominio de Cuba, etc.
Entonces decimos que había habido casi cien años de pax, es decir una paz de cementerios.3
La pax inglesa había durado desde la derrota de Napoleón en 1815 –con pequeñas interrupciones de guerras parciales, cortas y que no implicaban a todas las grandes potencias– hasta julio de 1914, cuando se inicia la I° Guerra Mundial. Es decir, ni la clase obrera, ni el conjunto de la humanidad estaban preparados para la guerra. Es importante señalar esto para entender por qué, como señala Lenin, la guerra tomó tan de improviso al movimiento socialista.
Lenin plantea que los socialistas siempre habían defendido la idea de que, frente a una guerra interimperialista, la clase obrera debía responder con una huelga general. Incluso en noviembre de 1912 se había realizado en Basilea una conferencia urgente de la Internacional, con la presencia de 555 delegados representantes de 23 países, donde una resolución leída por el socialista francés Jean Jeaur˜és sostenía que el proletariado exigía la paz en términos “muy enérgicos”. Pero a la hora de la guerra, las declaraciones de oposición a la misma valieron menos que el papel sobre el cuál habían sido escritas. La gran mayoría de la II° Internacional fue víctima de este veneno chovinista que llamaba a la “defensa de la patria atacada” y, salvo una pequeña minoría entre la que se contaban los bolcheviques, los distintos partidos socialistas justificaron de ese modo el apoyo a sus respectivas burguesías. En la I° Guerra Mundial el argumento fue, en el caso de Rusia y Francia, el ataque contra Serbia, así como en la II° Guerra Mundial fue la lucha de la “democracia contra el fascismo”. La cuestión era que previamente al inicio de la guerra, la huelga general estaba en boca de todos los socialistas, pero ninguno estaba realmente dispuesto a llevarla a cabo.
Lenin había enfrentado el pacifismo en las filas de la socialdemocracia, discutiendo con Rosa Luxemburgo ya en 1907. En un artículo titulado “El destino histórico de la doctrina de Karl Marx”, Lenin señala que el segundo período del marxismo, luego de su fundación en 1848 con el Manifiesto Comunista, es el que va desde 1872 hasta 1904, y que se distingue del primero por su carácter pacífico, por la ausencia de revoluciones. Planteaba que en occidente las revoluciones burguesas ya habían culminado y en oriente aún no existía la maduración necesaria para que se diera la revolución. En esa situación, se va gestando el ala oportunista dentro de las filas marxistas: algunos sectores de intelectuales inficionan las ideas burguesas en el seno del movimiento obrero, los sindicatos alemanes adoptan posiciones colonialistas, etc. Por ejemplo, en Alemania los sindicatos discuten su independencia con respecto a la socialdemocracia. Y cada vez que un sindicalista dice que es independiente de todo partido y no separa partidos patronales de partidos obreros, entonces es porque se está preparando para negociar con la patronal y el Estado burgués. ¡Quiere tener las manos libres! Ése es el contenido reaccionario que tiene el sindicalismo históricamente, por eso rara vez hay sindicalismo revolucionario.

Sufrimientos inauditos para las masas
Como ya dijimos, las guerras de los Balcanes fueron el preludio de la I° Guerra Mundial, que implica una nueva situación: la guerra crea condiciones de sufrimiento, enormemente superiores a lo habitual para las masas. Si uno repite esto mil veces, pierde totalmente su contenido. ¿Qué quiere decir “sufrimientos superiores a lo habitual”? Sólo algunos ejemplos para que puedan hacerse una idea. El ejército ruso, al principio, parecía una máquina de guerra formidable, donde los campesinos iban a la guerra a morir por el zar. En el primer mes de la guerra, en una célebre batalla, tienen 70.000 bajas. El zarismo tiene la línea táctica de actuar en dos frentes simultáneamente: en el sudoeste contra Austria, que era la potencia más débil, en forma ofensiva, y en el noroeste, en los países Bálticos, en forma defensiva frente a Alemania. Los aliados (Francia, Inglaterra, etc.) le imponen una política ofensiva en todos los frentes, llevando a Rusia al desastre. Por tanto, el ejército ruso que tenía millones de campesinos bajo los uniformes de soldados, pero que no tenían armas suficientes, debe enfrentar esta situación. Tan es así que, mientras la primera fila combatía con rifles, la segunda fila aguardaba con armas de madera y, cuando los primeros caían bajo el fuego enemigo, la segunda hilera tomaba las armas y proseguía la batalla. ¡Esos son sufrimientos superiores a los habituales que tenían los campesinos! Para todo el ejército ruso, de millones de campesinos, había dos ambulancias que iban al frente de combate. Eso llevó a que en los primeros seis meses de guerra, Rusia tuviera la increíble cifra de 1.800.000 muertos. Millones son heridos, mutilados, tomados prisioneros, muertos por el hambre.
Pero la guerra, creando sufrimientos superiores a los habituales, también crea condiciones para la revolución. Mientras los campesinos y un sector de la clase obrera es movilizada al frente de batalla, sus lugares son ocupados por las mujeres, que empiezan a jugar un rol revolucionario. No por casualidad la revolución rusa de febrero de 1917 empieza el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer4. Las mujeres llegan a esta situación con mayor atraso político, porque no habían participado plenamente de la oleada huelguística que ocurrió entre 1912 y 1914, pero luego se convertirán en el sector más revolucionario, tal como fueron en todos los procesos revolucionarios anteriores [ver recuadro].
Las mujeres son movilizadas para “el frente del trabajo”, ocupando los lugares que los obreros movilizados dejan vacantes. El proletariado urbano, mayoritariamente, se incorpora a la armada por su nivel de calificación. La composición del ejército terrestre era, mayoritariamente, campesina5.

1 Según señala Zinoviev en su Historia del Partido Bolchevique, el “censo” de militantes realizado en 1907 daba cuenta de aproximadamente 150.000 militantes socialdemócratas para el conjunto de las fracciones existentes.
2 Esto viene desde la época del zar Pedro el Grande, en el siglo XVI, continuó durante la constitución de la Unión Soviética, y aún hoy se mantiene bajo el gobierno de Putin. La búsqueda de una salida al mar Mediterráneo es, en términos geopolíticos, una histórica política estatal rusa. 
3 La expresión pax, en latín, se usa desde los tiempos del Imperio Romano, para referirse a una paz impuesta por los vencedores sobre los pueblos vencidos. Alude a la paz impuesta por Roma después de derrotar al resto de los pueblos de la península itálica.
4 Rusia se regía, entonces, por el calendario ortodoxo. De ahí que el 8 de marzo occidental se conmemorara los últimos días del mes de febrero.
5 Los bolcheviques plantean la política de enrolarse en la armada, para compartir los sufrimientos del proletariado y poder dirigir el proceso revolucionario junto a esos hombres. Por eso, en la revolución rusa de 1917, los marineros del Báltico son uno de los sectores más combativos junto con los obreros del barrio de Viborg. Los marineros se amotinaron permanentemente, ayudando a los bolcheviques a enfrentar al ejército zarista o, por el contrario, colaborando con la contrarrevolución en el período inicial después de la toma del poder. Pero en la misma guerra, hay levantamientos de la flota que tenían raciones de hambre y donde había un régimen feudal, que empieza a resquebrajarse por la crisis producida por la derrota. El aparato zarista empieza a descomponerse frente a la vista de la población.

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Las mujeres rusas en la guerra y la revolución

Fragmentos del libro Luchadoras. Historias de mujeres que hicieron historia, publicado por el Instituto del Pensamiento Socialista “Karl Marx”
por Bárbara Funes

Las reivindicaciones de las luchas de los trabajadores entre 1905 y 1907 frecuentemente incluían las necesidades de las proletarias. (...). Casi no existen documentos de huelgas que no mencionen, de alguna manera, demandas para el pago de la licencia por maternidad, tiempo libre para alimentar a los infantes y por la creación de guarderías en las fábricas. No obstante, existían enormes dificultades para organizar a las mujeres, dado que el nivel cultural era muy bajo, mucho más bajo entre ellas que entre los varones1. Además las trabajadoras, al igual que hoy, estaban sometidas a la doble jornada laboral: trabajaban por un salario inferior al de los varones en la fábrica y además al llegar a sus casas debían encargarse de las tareas domésticas. (...). Entre 1905 y 1920, las huelgas comenzaban a desarrollar técnicas de organización más sofisticadas, la determinación de no volver al trabajo hasta que sus demandas fueran satisfechas, y la voluntad de colaboración entre las mujeres y los varones para apoyarse mutuamente2.
La primera vez que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer en Rusia fue en 1913. (...). Una de las oradoras, obrera textil, Ianschevskaia, resumió el espíritu que las reunía: ‘El movimiento de las trabajadoras es una corriente tributaria del gran río del movimiento proletario y le dará su fuerza’. (...). La guerra profundizó las diferencias entre las socialistas y las feministas burguesas en Rusia. La Unión de Mujeres por la Igualdad de Derechos, en agosto de 1915, convocó a una movilización de mujeres de las ‘hijas de Rusia’, (...) –una campaña para comprometer a todas las mujeres rusas en algún tipo de trabajo relacionado con la guerra. (...). Para las obreras rusas, sin embargo, la guerra significó una carga adicional sobre sus hombros ya agobiados. Al mismo tiempo, los cambios en el empleo durante la guerra incrementaron sus penurias económicas. El número de mujeres empleadas en la industria aumentó enormemente. Mientras las mujeres constituían un tercio de la fuerza laboral al principio de la guerra, eran la mitad para 1917.
Al principio la guerra produjo caos en las filas obreras. Los primeros nueve meses fueron la calma que precede a la tormenta en los establecimientos fabriles y fueron las mujeres quienes rompieron el silencio, iniciando los motines del pan. En Petrogrado el 6 de abril de 1915, cuando la venta de carne fue suspendida por un día, las mujeres arremetieron contra un gran mercado de comestibles, tomando los víveres que necesitaban para alimentar a sus familias; la escena se repitió en Moscú. Tiempo después, en el verano, estos hechos se repitieron en el mercado Khitrova. Sucesos similares se desarrollaron al año siguiente. Las consignas ‘Paz, pan y tierra’ se iban gestando con cada revuelta de las enardecidas obreras rusas, hartas de la miseria en la que vivían3. En enero de 1917 un reporte de la policía notaba que ‘las madres de familia, agotadas por las colas interminables de los comercios, atormentadas por el aspecto hambriento y enfermo de los niños, están más abiertas ahora a la revolución, que el señor Miliukov, Rodichev y compañía, y por supuesto, son más peligrosas porque ellas representan la chispa que puede encender la llama’. Fue así que las trabajadoras de Petrogrado dieron inicio a la revolución de 1917.

1 Cada 100 personas, sólo tres o cuatro sabían leer y únicamente una joven de cada 300 tenía acceso a la educación media.
2 En octubre de 1910, la administración de la fábrica textil Teikov incrementó la jornada de trabajo entre las mujeres. Bajo esas condiciones, el trabajo se volvió más y más pesado, con lo cual se incrementaron los accidentes laborales, resultando en la muerte de dos obreras. Además, las trabajadoras eran maltratadas por los administradores y los capataces. Las mujeres se declararon en huelga y fueron apoyadas por los tejedores, hilanderos y por los 5.000 trabajadores de la fábrica. En el verano de 1913, 2.000 trabajadoras y trabajadores de la textil Palia, la mayoría mujeres, fueron a la huelga por casi 50 días, reclamando aumento de salario, el pago de la licencia por maternidad, el uso de los baños de los dueños de la fábrica y facilidades para la lavandería. A fines de 1913, 5.500 trabajadoras y trabajadores, mayoría mujeres pararon la fábrica de caucho Riga. Los disturbios en la textil Khludovsky se reanudaron con la huelga de 5.000 obreros cuando tres trabajadoras fueron despedidas acusadas de incitar a la huelga. Otra huelga de 3.000 trabajadores tuvo lugar en fábricas de perfumes y de pastas, donde las mujeres constituían las dos terceras partes de los empleados.
3 Las mujeres participaron en numerosas huelgas. Una, en Ivanovo-Voznesenk en junio de 1915 comenzó como una “huelga de harina”; un mes más tarde irrumpió como una manifestación política por el fin de la guerra y por la libertad a los trabajadores encarcelados; 30 huelguistas fueron asesinados, entre hombres y mujeres. Otra huelga simultánea en Kostroma fue reprimida por la fuerza de las armas, seguida por un funeral masivo; estalló nuevamente y esta vez las obreras hicieron circular una carta a los soldados exigiéndoles protección en vez de balas. Nuevos conflictos condujeron al incremento de las huelgas política en agosto y setiembre. En agosto 27.000 trabajadoras y trabajadores fueron a la huelga en Petrogrado demandando el retiro de las guardias de cosacos de las fábricas, la libertad de cinco bolcheviques exiliados, diputados de la Duma, y la libertad de todos los presos políticos, entre otras reivindicaciones. A principios de setiembre 64.000 obreras y obreros salieron a las calles en Petrogrado con demandas políticas. En total en 1915 hubieron 928 huelgas, de las cuales 715 eran sindicales, involucrando 383.587 trabajadoras y trabajadores y 213 fueron políticas, con una participación de 155.941 obreras y obreros. En 1916 continuó la lucha. El aniversario del Domingo Sangriento se conmemoró el 9 de enero con la presencia de alrededor de 53.000 trabajadores y trabajadoras (el 85 % de ellos en Petrogrado). (...).

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