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MOVIMIENTO OBRERO

9J / PARO NACIONAL

La izquierda levantó sus banderas en un paro contundente

Este martes 9 de junio se llevó a cabo el quinto paro general contra el gobierno. Las centrales convocantes no se jugaron a extender la medida, pero la huelga del transporte y los piquetes de la izquierda y el sindicalismo combativo dieron la nota.

PTS

11 de junio 2015

La izquierda levantó sus banderas en un paro contundente

Todavía no había amanecido el martes cuando las primeras columnas de trabajadores y militantes salieron a la calle. Levantaron los piquetes y detrás de ellos ubicaron sus banderas. De comisiones internas combativas, de agrupaciones clasistas, de la izquierda que adhería al paro pero quería alzar su propia voz.

¿Y para qué los piquetes? les preguntaban los medios. Para ayudar a que los trabajadores precarizados, los que son atemorizados en sus fábricas, o que sus gremios no adhieren, puedan sumarse al paro. ¿Y por qué las banderas? les decían. Para que se sepa que no somos lo mismo que Barrionuevo, que Moyano, que Fernández. Luchamos contra ellos todos los días, en los lugares de trabajo, pero nos sumamos al paro como millones de trabajadores y queremos mostrar qué hay otra voz y otros reclamos. ¿Otros reclamos? les preguntaban entonces. Nosotros peleamos contra el impuesto al salario y los techos salariales, pero también por el pase a planta de los precarizados, para que no haya familias en la calle, en apoyo a los que están luchando, por un salario igual a la canasta familiar, por los derechos de las mujeres y la juventud, y por todos los reclamos obreros. Por eso, el “Ni una menos” contra la violencia de género también recorrió los piquetes.

Y entonces cuando el día aclaró, también fue quedando claro que esos piquetes y esas banderas, en las grandes ciudades y los centros industriales, iban a ser protagonistas del paro. Aunque el gobierno y la burocracia decían que no los tenían que hacer.

La Autopista Panamericana, en la zona norte del Gran Buenos Aires, y la subida del Puente Pueyrredón, en la zona sur, fueron cortadas por cientos de trabajadoras y trabajadores: de la industria, de los servicios, docentes, estatales y estudiantes. De la Alimentación hasta aeronáuticos, pasando por gráficos, metalúrgicos, mecánicos, telefónicos, del neumático, de aguas gaseosas, jaboneros, trabajadores de la salud y ferroviarios.

Allí estuvieron codo a codo obreras y obreros de empresas emblemáticas como Kraft, PepsiCo, Stani, Donnelley, Worldcolor, Fate, Printpack, Alicorp, Shell, Calsa, Honda y Coca-Cola. Junto a ellas y ellos, dirigentes, legisladores y candidatos del Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Nicolás del Caño estuvo en la Panamericana, Christian Castillo en Puente Pueyrredón.
Lo mismo ocurrió en varios puntos del país (ver nota).
Allí tuvieron que concurrir las los grandes medios. Aunque muchos se empeñaron en una campaña gorila y macartista, las calles estaban casi vacías y la simpatía por la medida era mayoritaria.

Un pronunciamiento de millones

El martes no funcionaron los trenes, los aviones, los colectivos y el subte. Tampoco las estaciones de servicio y los peajes. Los camioneros paralizaron el transporte de carga, el clearing bancario, la recolección de residuos, el transporte de caudales y la logística de muchas fábricas. En muchas provincias no trabajaron cientos de escuelas, hospitales y dependencias públicas.

En muchas empresas donde las cúpulas oficialistas no adherían, el ausentismo fue mayoritario, e impidió arrancar la producción. Fábricas como Kraft y PepsiCo, donde tiene peso la izquierda, estuvieron paralizadas. En FATE hubo paro pese a que la dirigencia ligada a la CTA oficialista llamó a no parar. “No vino nadie” decían en la planta de Volkswagen y la empresa no trabajó por falta de insumos. En Lear también hubo un 50 % de ausentismo y en Ford se dio asueto.

De distintas maneras, la clase trabajadora hizo un pronunciamiento contundente contra la política del gobierno y las patronales.

Con el método de “golpear juntos y marchar separados”, la izquierda y el sindicalismo combativo tuvieron su intervención diferenciada. Y destacada. Defendiendo los métodos históricos de la clase obrera, salieron a pelear la conciencia de millones de trabajadores. No sólo en lo que hace a los reclamos sindicales. Como dijeron Javier Hermosilla (Kraft), Ruben Matu (Lear) y Catalina Balaguer (PepsiCo), “las luchas que damos en las fábricas tenemos que llevarlas al terreno político”. Los tres serán candidatos obreros del PTS en el Frente de Izquierda. Si el sindicalismo peronista quiere que la bronca obrera que se expresó en el paro vaya detrás de los candidatos patronales, ellos plantean que los trabajadores tienen que apostar a una alternativa de independencia de clase (ver página 5).

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