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LIBERTADES DEMOCRÁTICAS

La lucha por Daniel Solano no debe bajar la guardia

Recibimos el 2014 y Daniel Solano sigue desaparecido. Desaparición que expresa la más cruda realidad de los trabajadores rurales, los “golondrina”. ¿Por qué no aparece Daniel? En el entramado de relaciones del empresariado del agro con el Estado, sus fuerzas represivas y la Justicia está la respuesta.

Natalia Morales

20 de febrero 2014

La lucha por Daniel Solano no debe bajar la guardia

Recibimos el 2014 y Daniel Solano sigue desaparecido. Desaparición que expresa la más cruda realidad de los trabajadores rurales, los “golondrina”. ¿Por qué no aparece Daniel? En el entramado de relaciones del empresariado del agro con el Estado, sus fuerzas represivas y la Justicia está la respuesta.

Daniel es uno de los miles de “golondrinas” que, obligados por las condiciones económicas de muchas regiones del norte argentino, dejan sus lugares, sus familias y sus amigos. Como el trabajo en otros lugares es escaso, corridos por la necesidad de ahorrar para sobrevivir el resto del año parten con promesas de cuervos que los reclutan y trasladan a campos que no le son propios. Verdaderos campos de concentración, regimentados por policías de civil que conocen las actividades de cada trabajador para evitar cualquier tipo de rebelión. Y si se gesta alguna, porque los trabajadores tomaron conciencia, viene la represión oficial , la Justicia, el poder político y los actores de reparto que aparecen en escena para garantizar la impunidad y los negocios. Esa es la historia de Daniel.

Recibimos el 2014 y Daniel sigue desaparecido. Desde 2012 sus familiares acampan frente a la fiscalía exigiendo que aparezca. Junto a ellos está el abogado Sergio Heredia, pieza clave que aportó pruebas y denunció la red de explotación y a sus cómplices. Y una Comisión integrada por vecinos, sindicatos y activistas por los DDHH que difundió el caso y organizó movilizaciones. Sólo así se consiguió destituir a funcionarios, procesar a algunos de los implicados y cesar privilegios a los policías detenidos. Recientemente, tras reiteradas denuncias, se hicieron pericias en la Comisaria 8° de Choele Choel donde se encontró ADN que estaría siendo cotejado con el de Daniel. Pero la impunidad por ahora sigue reinando, garantizada por los gobiernos provincial y nacional. Aparecieron fotos que muestran nuevos privilegios de los policías detenidos y a principios de febrero el joven Jonatan Morales denunció que su ex pareja, hermana del comisario Toledo, lo quiso tentar (junto a los abogados de policías Eves Tejeda y Ricardo Thompson) para matar al abogado Heredia a cambio de $30 mil.

La lucha por la aparición de Daniel Solano no debe bajar la guardia. Porque no es sólo por él, sino por acabar con la trata de personas, la esclavitud de miles de trabajadores, la represión y persecución a los que luchan y se animan a destapar la olla de impunidad.

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