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A PROPOSITO DEL ESTRENO DE "EL RATI HORROR SHOW"

La masacre de Pompeya

Nada más apropiado que esta estrofa del viejo tema de María Elena Walsh para ilustrar lo sucedido en la llamada Masacre de Pompeya. Aunque podríamos generalizarla para describir en general la relación que mantiene la policía, la justicia, los medios en manos empresarias y el poder político en la Argentina capitalista. No extraña entonces que Enrique Piñeyro haya elegido esta canción infantil, pero en ritmo de rock, para cerrar “El Rati Horror Show” que se estrenó la semana pasada.

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30 de septiembre 2010

por Carla Lacorte, víctima del gatillo fácil e integrante del CeProDH

Nada más apropiado que esta estrofa del viejo tema de María Elena Walsh para ilustrar lo sucedido en la llamada Masacre de Pompeya. Aunque podríamos generalizarla para describir en general la relación que mantiene la policía, la justicia, los medios en manos empresarias y el poder político en la Argentina capitalista. No extraña entonces que Enrique Piñeyro haya elegido esta canción infantil, pero en ritmo de rock, para cerrar “El Rati Horror Show” que se estrenó la semana pasada. Más allá de su valor documental, lo interesante de la película es que pone nuevamente en el centro de la escena al caso de gatillo fácil más escandaloso de la Argentina ya que la víctima es, a la vez, la única condenada de la causa y a 30 años de prisión. Para darnos una idea, más condena que la recibida por el criminal de la Bonaerense, Franchiotti, que dirigió la Masacre de Puente Pueyrredón y mató personalmente a Darío Santillán.

Corrían los primeros días de 2005. Medio año antes Juan Carlos Blumberg se había convertido en el profeta de la mano dura. La policía tenía vía libre para disparar. Los casos de gatillo fácil se habían duplicado. La justicia emitía fallos que avalaban este accionar de las instituciones represivas. El parlamento (sin distinguir entre oficialistas y opositores) votaba leyes para ampliar las facultades de los uniformados. Los medios realizaban periódicas campañas insistiendo con la inseguridad. Si se quiere, un panorama similar al actual. El 25 de enero se produce un robo cerca del centro de Pompeya. Los ladrones se suben a un coche blanco. La policía da la alarma. Fernando Carreras, de 30 años andaba por la zona con otro coche blanco. Una brigada policial de civil y sin identificación lo ve y comienza a perseguirlo por la Avenida Sáenz. Le disparan varios tiros, uno de ellos lo deja inconsciente. El coche sigue igual su marcha por tres cuadras y, a la altura de la iglesia de Pompeya, atropella a tres personas y hiere a ocho. El auto se detiene. Los policías también y vuelven a disparar varias veces “por temor” a que reaccione. Fernando, que todavía seguía inconsciente, no tenía nada que ver con el robo. Cuando el personal policial de la Comisaría 34 (la misma que tiró al Riachuelo a Ezequiel Demonty, que murió ahogado) se percata de su error, le planta un arma y testigos que, junto con los medios, van a convertir a Carrera en un “monstruo”. El resto lo hará la justicia del TOC 4 de la Ciudad de Buenos Aires (cuyo presidente el Dr. Cataldi es docente de la escuela de la Policía Federal) que en un proceso lleno de irregularidades (como en todos los casos de gatillo fácil) condenó a Carrera a 30 años de prisión, que está cumpliendo en el penal de Marcos Paz. La frutilla del postre la puso el Procurador General de la Nación, Esteban Righi, puesto por el PEN, que le aconsejó a la Corte Suprema que convalide el fallo del tribunal.

El “Rati Horror” Show cuenta en forma casi impecable tanto la versión oficial (de todos los medios privados y estatales) como la real de la Masacre de Pompeya, de esta manera pone su grano de arena en la lucha contra la represión de Estado que, como muy bien cuenta el documental, no es producto de unas manzanas podridas sino, de una política sistemática llevada adelante por la policía, la justicia, el Ejecutivo y los medios de comunicación. En particular, el documental se detiene en un cómplice necesario de la policía que muy pocas veces es señalado en ese sentido: los medios de comunicación.

El resto de esta lucha tenemos que hacerla todos los días con los otros familiares y las organizaciones obreras y estudiantiles en las calles. Con ellos terminaremos con El reino del revés.

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