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Historia

Lenin y la historia del Partido Bolchevique (V° Conferencia - Parte III)

Los internacionalistas y la guerra

7 de septiembre 2006

En 1915, frente a la situación que se vive en Rusia, Lenin plantea que se puede decir que hay una “situación revolucionaria” cuando “los de arriba no pueden y los de abajo no quieren”. En sus palabras, “los de arriba no pueden ya gobernar como antes; los de abajo no soportan ya ser oprimidos como antes; y esta doble imposibilidad se traduce en una repentina efervescencia de las masas.”
Los de arriba no pueden: se desarticula el aparato zarista; la burguesía dice que hay que participar plenamente en la guerra, pero no tiene los medios para hacerlo. ¿Pero cómo se evidencia que los de abajo no quieren? Desde abril hasta junio de 1915, cuando en Europa todavía no había ninguna huelga, se desarrolla una oleada huelguística en Rusia: 240 huelgas que agrupan a 300.000 trabajadores. Bajo ley marcial, con los diputados bolcheviques de la Duma presos por oponerse a la guerra, con una nueva generación de mujeres sin experiencia, que no habían participado del ascenso que hubo de 1912 a 1914, empiezan las luchas, y la mitad de ellas se transforman en luchas políticas contra el zarismo. ¡Todavía en Alemania había sólo 40.000 obreros en huelga y en Rusia ya hay alrededor de 300.000! Se trata de una situación en la que está despertando nuevamente la clase obrera rusa.
Entonces Lenin empieza a advertir que su política no era una consigna abstracta de propagandismo dogmático, sino que reflejaba esa situación que se avecinaba, en la que los sufrimientos inauditos de las masas las conducirían a la lucha revolucionaria. Es decir, que mientras los de arriba se descomponen, los de abajo –con infinitos sufrimientos- empiezan a dar vuelta las armas con las que enfrentaban a su hermano proletario alemán en uniforme de combate, para inclinarla contra su propia burguesía. El derrotismo revolucionario empieza a convertirse en realidad.

La Conferencia de Zimmerwald
Recién en febrero de 1915, a siete meses de haber comenzado la I° Guerra Mundial, los bolcheviques logran hacer su primera conferencia internacional en la ciudad de Berna (Suiza), donde Lenin consigue alinear mayoritariamente a los que se encontraban en el extranjero, ya que había cierre de fronteras con Rusia que dificultaba las comunicaciones con el resto del partido.
Con Inés Armand y Abramovich, que estaban militando entre la izquierda del partido socialdemócrata francés, y otros delegados, se empieza a discutir cómo armar una oposición a la guerra, internacional y consecuente.
En el mes de septiembre se convoca a la Conferencia de Zimmerwald (Suiza), donde se reunieron los socialistas que se oponían a la guerra. Cuando Lenin llega y ve que son sólo 38 socialdemócratas, bromea diciendo que a pesar de que los partidos socialdemócratas de la II° Internacional tuvieron millones de militantes, ahora todos los internacionalistas del mundo entraban en dos carrozas. Y así y todo, sólo ocho de los presentes compartían enteramente las posiciones de Lenin.
En Zimmerwald estaban los representantes de los mencheviques como Martov, que tiene una posición centrista durante la guerra, pero que conserva algunos aspectos internacionalistas, y también había representantes de la izquierda socialdemócrata alemana, con una posición centrista, que se niegan a romper relaciones con los socialpatriotas, como Hugo Haase –luego presidente del Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania- y Georg Ledebour, que habían votado los créditos de guerra en el parlamento por disciplina partidaria y luego cambiaron su decisión.
La izquierda de Zimmerwald está integrada por Herman Gorter y Antón Pannekoek de Holanda, que después adoptarán una posición ultraizquierdista; Christian Rakovsky –quien luego será gobernador de Ucrania en la Unión Soviética y una de las grandes figuras de la oposición de izquierda que muere en los campos de trabajo forzoso del régimen de Stalin, en 1934-; también se encuentra Trotsky, que se encargará de escribir el documento de esta conferencia, que no levanta aún la consigna planteada por Lenin. Rosa Luxemburgo está presa en Alemania por su oposición a la guerra y no puede asistir a la Conferencia de Zimmerwald.
El ala izquierda de esta conferencia de Zimmerwald se va a transformar, después de la Revolución Rusa, en el germen de la III° Internacional, que contará más tarde con millones de militantes. La posición de todos ellos es casi pacifista de izquierda, internacionalista, pero no llegan a plantearse la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, como sostenía Lenin. Su posición fue rechazada por 19 votos contra 12.
Esto es lo que se conoce como el realismo de Lenin: evitar la guerra con el único método con el que podía hacérselo, con la revolución. Mientras haya imperialismo, habrá guerras, por eso los socialistas tienen que pensar qué política levantar frente a esta institución, tal como piensan qué política sostener frente al parlamento, los sindicatos, etc.

La Conferencia de Kienthal
En Rusia la burguesía organiza comités de guerra para tratar de convencer a los obreros de participar en la contienda. Los bolcheviques se niegan a participar de estos comités, mientras los mencheviques aseguran que hay que participar porque, de esa manera, se ejercía control obrero. Lenin, por el contrario, se niega a colaborar con la burguesía en la tarea de convencer a los obreros de que debían trabajar para una guerra imperialista. Lenin sostiene que hay que hacer agitación contra la guerra y luego llamar al boicot.
Pero ya para 1916 en distintas regiones de Europa se empieza a llevar adelante la consigna de Lenin. En la flota alemana comienzan las luchas contra el racionamiento y los soldados empiezan a discutir sobre el régimen político. En Escocia hay huelgas de inquilinos contra la suba de los alquileres, producida por la especulación. En Rusia, ya hay un millón de obreros en huelga, y la mitad levanta consignas contra la autocracia. Todos los nuevos fenómenos indican que la situación se estaba volviendo revolucionaria.
En febrero de 1916 se organiza la Conferencia de Kienthal, donde los internacionalistas dan otro nuevo paso. Lenin proclamó nuevamente la decadencia de la II° Internacional y su irremediable hundimiento y sostuvo que en la izquierda de Zimmerwald, entre los soldados prisioneros de guerra, en la base de la armada, etc, están los gérmenes de una nueva Internacional, que levantará la bandera del socialismo, manchada por el barro y la sangre de las traiciones de los dirigentes de la socialdemocracia.
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Educar para la revolución

¿Existe alguna relación entre el imperialismo y la monstruosa y repugnante victoria que el oportunismo (en forma de socialchovinismo) ha obtenido sobre el movimiento obrero en Europa? Éste es el problema fundamental del socialismo contemporáneo. (…).
Ni nosotros ni nadie puede calcular exactamente qué parte del proletariado es la que sigue y seguirá a los socialchovinistas y oportunistas. Sólo la lucha lo pondrá de manifiesto, sólo la revolución socialista lo decidirá definitivamente. Pero lo que sí sabemos con certeza es que los “defensores de la patria” en la guerra imperialista sólo representan una minoría. Y por esto, si queremos seguir siendo socialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas: en ello está el sentido de la lucha contra el oportunismo y todo el contenido de esta lucha. Poniendo al descubierto que los oportunistas y los socialchovinistas traicionan y venden de hecho los intereses de las masas, que defienden privilegios pasajeros de una minoría obrera, que extienden ideas e influencias burguesas, que, en realidad, son aliados y agentes de la burguesía, de este modo enseñamos a las masas a comprender cuáles son sus verdaderos intereses políticos, a luchar por el socialismo y por la revolución, a través de todas las largas y penosas peripecias de las guerras imperialistas y de los armisticios imperialistas.
La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera liberal-nacionalista, y no para encubrirlas.

V. I. Lenin, El imperialismo y la escisión del socialismo, octubre de 1916.

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Las mujeres socialistas frente a la guerra

Fragmento de Pan y Rosas. Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo.

por Andrea D’Atri

(…). en la mayor parte de los países intervinientes, estallaron violentos motines de mujeres contra la guerra y la inflación. En 1915, las trabajadoras de Berlín organizaron una manifestación masiva en dirección al parlamento, contra la guerra. En París, en 1916, las mujeres atacaron los almacenes y desvalijaron los depósitos de carbón. En junio de 1916, en Austria hubo una insurrección de tres días cuando las mujeres empezaron a manifestarse también contra la guerra y la inflación. Después de la declaración de guerra y durante la movilización de las tropas, las mujeres se tendían en las vías de ferrocarril para retrasar la salida de los soldados. En Rusia, en 1915, las mujeres fueron las instigadoras de los disturbios que se propagaron a partir de San Petersburgo y Moscú hacia todo el país.
Intentando explicar este levantamiento de las trabajadoras contra la guerra en los principales países y buscando sacar conclusiones de estas luchas para enfrentar la guerra mundial, Clara Zetkin lanza un llamamiento a las mujeres socialistas y convoca a una conferencia internacional que, del 26 al 28 de marzo de 1915, se reúne en Berna. Participaron 70 delegadas alemanas, francesas, inglesas, holandesas, rusas, italianas y suizas que discutieron la traición de su propio partido que había decidido participar de la guerra. La resolución adoptada por esta conferencia condenó la guerra capitalista, bajo la consigna de “guerra a la guerra”.
Luego, encarcelada y enferma del corazón, Clara Zetkin ya no pudo intervenir activamente en esta lucha. (…).
Esta conferencia de Berna es la tercera que había sido organizada por mujeres socialistas. Las anteriores, de Stuttgart en 1907 y de Copenhague en 1910, se habían pronunciado por el sufragio femenino, la lucha por el mantenimiento de la paz, contra el acaparamiento y la carestía de vida, el problema de Finlandia sometida a la represión del zarismo y los seguros sociales para la mujer y el niño. (…).
Clara Zetkin dijo, luego, en 1919: “La vieja Internacional ha muerto en la vergüenza: jamás podrá ser resucitada.” Ella fue, finalmente, una de las delegadas de la III° Internacional fundada por Lenin con las distintas organizaciones internacionalistas existentes.

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Glosario

Armand, Inés (1875-1920) Hija de padre inglés y madre francesa, contrajo matrimonio con un ruso en 1893. Bolchevique desde 1904, emigra en 1909 y se convierte en amiga personal de Lenin en el exilio. Representa a los bolcheviques en Bruselas en 1914, y en las conferencias de Zimmerwald y Kienthal. A su regreso a Rusia, en 1917, trabaja en la Internacional Comunista y muere en 1920, víctima del cólera.

Gorter, Hermann (1864-1927). Escritor y poeta holandés, militante del ala izquierda del movimiento obrero, fue adversario de la I° Guerra Mundial. Tras la derrota de la revolución alemana (1918-1919), se convirtió en un sectario incurable junto con la mayoría de los dirigentes del PC holandés. Fundó el Partido Comunista Laborista, antiparlamentario.
Haase, Hugo (1863-1919). Miembro del Partido Socialdemócrata Alemán, elegido su co-presidente junto con Auguste Bebel en 1911. Tomó la dirección de una minoría centrista, que se oponía a la política de guerra de la socialdemocracia alemana y fundó el USPD en 1917. Fue asesinado en las escaleras del parlamento por un fanático de derecha.

Ledebour, Georg (1850-1937). Socialdemócrata alemán que se opuso a la I° Guerra Mundial y fue uno de los fundadores del USPD. Se opuso a que el USPD se afiliara a la III° Internacional y planteó la necesidad de que volviera a la socialdemocracia. Fundó su propio grupo, un nuevo USPD.

Martov (1873-1923). Uno de los fundadores del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) y colaborador de la revista Iskra. Dirigió la facción menchevique que se enfrentaría a Lenin en el Congreso de Londres (1903) y participó en la Conferencia de Zimmerwald (1915). Habiendo regresado a Rusia tras la Revolución bolchevique (1917), se exilió a Alemania en 1920.

Pannekoek, Antón (1873-1960) Astrónomo y teórico marxista holandés, dedicado al estudio de la Vía Láctea, también investigó las atmósferas estelares y la historia de la astronomía. Adscrito al Partido Socialdemócrata holandés, colaboró en diversas publicaciones holandesas y alemanas. Analizó los soviets, los consejos obreros de Alemania y los consejos de fábrica en su obra Los consejos obreros, de 1946.

Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD, por su nombre en alemán) fue una efímera organización socialdemócrata durante el Imperio alemán y la República de Weimar. Surgido en abril de 1917, reconoce sus antecedentes en diciembre de 1915, cuando veinte miembros del Partido Socialdemócrata Alemán, votaron en contra de la autorización de más créditos de guerra en el parlamento, acrecentando las tensiones existentes entre los líderes del partido y su fracción contraria a la guerra, liderada por Hugo Haase. Este grupo de diputados formaron, entonces, el SAG (Grupo de Trabajo Socialdemócrata) y luego el USPD.

Rakovsky, Christian (1873-1941). Destacado revolucionario de los Balcanes durante la I° Guerra Mundial. Fue presidente del Soviet de Ucrania en 1918, luego embajador en Londres y París. Fue uno de los primeros dirigentes de la Oposición de Izquierda. Deportado al Asia central en 1928, enfermó y sufrió por la falta de atención médica y el aislamiento al que se lo sometió. Fue militante firme de la oposición hasta 1934. Pero su capitulación ante el régimen de Stalin no lo salvó de la persecución. En 1938 fue uno de los principales acusados en el tercer juicio de Moscú, donde “confesó” y fue declarado culpable, condenado a veinte años de cárcel. Murió en prisión.

Zetkin, Clara (1857-1933). Miembro del Partido Socialdemócrata Alemán desde 1881, fue una destacada luchadora por los derechos de las mujeres trabajadoras. Opuesta a la guerra, en su calidad de Secretaria de la Sección Femenina de la II° Internacional se pronunció por la lucha revolucionaria contra la guerra. Se unió al USPD e ingresó, luego, en el Partido Comunista Alemán, a cuyo Comité Central perteneció. Se exilió a la Unión Soviética tras el ascenso de Hitler, donde murió al poco tiempo.

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