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ENTREVISTA A HECTOR KALAMICOY

“Me encanta que mi poesía tenga contenido social y de protesta”

En esta ocasión entrevistamos al autor del polémico libro “Introducción a un feo lugar”, Héctor Kalamicoy.

PTS Neuquén

15 de septiembre 2008

En esta ocasión entrevistamos al autor del polémico libro “Introducción a un feo lugar”, Héctor Kalamicoy.

¿Cómo tomaste el ataque a tu obra?

Me dio mucha risa, porque yo estaba pescando en el medio del campo, allá en Mainqué, y me llamó Nelson Castro... Me pareció muy gracioso porque en Buenos Aires parece que viven en un tupper y generalmente la pregunta era ‘¿Por qué tanto rencor o resentimiento?’. Y uno tenía que explicarles que uno ha vivido 30 años en Argentina, ha pasado por lo menos diez crisis económicas, que vive midiendo los tiempos de la nación... Cuando yo estudié, más o menos este Kirchner mantuvo el país tres años como para ver si vos podías comprar pan o la salchicha del estudiante a un peso, más o menos vos medías y decías ‘voy a estudiar a full para poder pasar, porque después no se qué va a pasar’. Y bueno, ahora pasó ya, de vuelta otra crisis económica más, con las cosas caras, con lo del campo y lo mínimo que podés tener es una postura crítica... y te alcanza la palabrota o la mención a la miseria. Acá en la Patagonia, la literatura que toca tierra es un poco más bien salvaje... vos tenés que ir muy abajo para ver que el salteño que viene del norte y se manda todo el laburo en el valle, mal pago, se muere de hambre. Lo mismo en las tomas, se mueren los pibes, se les incendian las casillas o se mueren de frío los bebés porque no hay calefacción. Y por ahí está la historia que ancla, si vos producís desde ahí claro que tiene repercusión, porque la gente dice ‘mierda, es lo que me está pasando a mí’. O sea, llegás, en algún sentido. La queja de viajar apretado... yo podría hacer un montón de miradas individuales acerca de mí, de mis relaciones de pareja, si funcionan o no funcionan, sobre qué me está pasando, si estoy... pero estaría bueno mirar hacia el prójimo, ver alrededor, es otra mirada sobre la poesía. Ahora me han dado a mí en la cabeza... pero como decía Rulfo, mataron a la pebaterra, pero después van a venir los perritos ladrando, ahí se va a poner bueno, yo quiero estar.

¿Qué pensás de la interpretación que se hizo de la obra?

Si vas a interpretar literalmente, tenés que interpretar mal a José Hernández con el Martín Fierro, porque ahí mata a un negro por nada, lo provoca, lo mata a puñaladas y lo deja tirado. Y es un texto
que está en las escuelas. No vamos a matar a los negros... está complicado. Si vamos a empezar a juzgar, que empiecen la gran razia, pero que la empiecen en serio.
Cuando vos lo presentás en el texto y generás toda la atmósfera del tipo enojado, es un tipo sacado en un colectivo que viaja parado y ve cómo se derrumba todo lo que existió. A mí de chico siempre me dijeron cedé el asiento, millones de veces he viajado sentado en el piso mirando cómo corre el asfalto. Y está el personaje, que muy poco tiene de mío, es casi una figura anarquista que quiere prender un colectivo y hacer el máximo movimiento antifascista como fue colgar a Mussolini.

Es algo complicado. Nadie preguntó qué era Birkenau, si hubiera puesto Auschwitz capaz que era más popular. En Birkenau despellejaban a la gente para hacer lámparas, es el máximo nivel de tortura y hacinamiento, como los vagones que llevaban a los judíos hasta que se morían de sed y de hambre. Uno siempre busca determinado tipo de vuelo, cuando buscás el insulto artero cualquiera lo entiende, pero cuando se va complejizando y poniendo más oscuro es una cuestión diferente. La alusión a la inmigración ilegal, la gente que se muere en un container apretada porque nunca pudo llegar al primer mundo... Es oscuro en partes y claro en otras.

A mi forma de ver tienen que surgir varias puntas para generar conflicto, para enriquecer el debate.
Esta no es mi única voz. Ponele el mormón, que es el máximo signo del capitalismo dando vueltas por las calles. Encima de la explotación, la religión. Tenés que sumarlo. Después de explotarnos, de que todo esté tan caro, de que el mismo colectivero esté apretado… porque si la situación fuera mejor no pasarían estas cosas.

Cómo elegís los temas de tu escritura?

Te encontrás con todo un paisaje. Si vos decís, como escritor, lo que tengo en la cabeza, es realidad distorsionada... todo este cuero que me rodea, mirá si hay material para cortar. Porque a veces tenemos actitudes muy tontas, estamos ahí solos pensando qué podemos hacer, y nos está pasando todo alrededor.

O sea, mirá si no sobra material para hacer novelas, para hacer poemas... están ahí. Entonces salís, buscás y encontrás. Tenés que solamente pararte, pensar y mirar. Y encontrarte con parte de lo que vos pensás. Yo me acuerdo una vez, en una residencia estudiantil, encuentro el Manifiesto Comunista de Marx. Dije ‘el tan famoso manifiesto de Marx, que lo nombran en todos lados y es bandera’. Me puse a leerlo y digo ‘mierda, qué cerca que andamos Marx y yo’. Sin ser comunista te encontrás con el manifiesto que dice cosas que vos viste y razonaste y pensaste. Y te encontrás con la realidad y con parte de lo que vos pensás, y decís ‘no estoy tan solo ni tan loco’ porque, de última, normalmente la realidad te empuja a creer que todas las cosas que vos pensás chocan con la calle, pero no, está todo muy imbricado. Y de algún modo sos marxista y nunca llevaste una bandera, pero sí sos.

Por lo que pensaste, porque nunca traicionaste a tu clase, porque nunca te olvidaste, porque lo primero que miraste cuando quisiste hacer una obra de arte fue el sufrimiento del prójimo. Y decís ‘¿cómo mierda...?’. Vos ves la televisión y ves una mina que paga un auto quinientos mil dólares y cuánta gente se podría haber alimentado con eso. Cuánta plata se mueve en un futbolista y cuánta gente puede comer con eso... y mierda que seríamos todos felices, no existiría el asesinato en una esquina por una moneda para vivir. Existe entonce también una una actitud política?
Sí, es más que nada una actitud política, por lo menos en una parte artística. Yo he pensado mucho en las poéticas, vos lo pensás a Cortázar y dice ‘la única rebelión es la rebelión del artista en sí, con la fantasía y la libertad’. Pero más que nada es un gusto estético personal. Vos te sentís libre, bien... pero: ¿No participás? ¿Y toda la realidad que te pasa alrededor? ¿Y toda la gente? Yo he sido un trabajador toda mi vida. Vos entrás al ANSES, pedís la lista mía y te vas a dar cuenta: empleado de limpieza, limpiador de vidrios en altura, trabajé en una fotocopiadora, trabajé en los galpones de empaque, tanto en cámara de frío como en la línea de producción, coseché en la chacra, trabajé de playero, limpiaba jardines, vivía con el peso para comer, con lo mínimo y mierda que era feliz. Era feliz pero pensando ‘se pueden cambiar las cosas’. Me encanta que mi poesía tenga contenido social y de protesta. Es algo consiente, es una veta que se explotó, es la empatía con el prójimo.


“En materia de creación artística, importa esencialmente que la imaginación escape a toda coacción, que no permita con ningún pretexto que se le impongan sendas. A quienes nos inciten a consentir, ya sea para hoy, ya sea para mañana, que el arte se someta a una disciplina que consideramos incompatible radicalmente con sus medios, les oponemos una negativa sin apelación y nuestra voluntad deliberada de mantener la fórmula: toda libertad en el arte.”

Manifiesto por un arte revolucionario independiente André Breton-León Trotsky / México, 1938

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