“El hombre que está cambiando el mundo”, según los afiches pegados en el microcentro y las zonas coquetas de la Capital. Desde esos afiches el regordete y barbado Sri Sri Ravi Shankar y su fundación el Arte de Vivir promocionan cursos de relajación, respiración y meditación para mejorar la autoestima, encontrar el justo equilibrio en situaciones estresantes y aceptar la responsabilidad de los actos pasados. El lector malintencionado quizás espera el anuncio de los cursos en Sprayette seguido del clásico “llame ya”. Pero la fundación el Arte de Vivir se dedica a cosas serias. El Sri Sri, es decir el “maestro de los maestros”, fue contratado por el ministro de Justicia Alberto Iribarne para practicar cursos de relajación y respiración con presos y carceleros del Servicio Penitenciario Federal. La audaz iniciativa se propone alcanzar la convivencia pacífica y la eliminación de las tensiones en los penales carcelarios mediante el empleo de “técnicas milenarias” ya practicadas con policías en EE.UU., Kosovo y la India. “Un policía que no está estresado y cuya mente no está disparada va a pensar las consecuencias antes de apretar el gatillo”, reflexionaba Iribarne mientras omitía desarrollar la vocación “pacífica” de la policía norteamericana, gran “protectora” de negros y latinos. Iribarne quiere que las técnicas de relajación ayuden a los presos a manejar las “emociones negativas”, generadas por superpoblación, enfermedades infecto-contagiosas y más de un 62% de detenidos sin condena efectiva. La “mala onda” en Villa Devoto, donde solo hay tres duchas para 254 detenidos, podría revertirse mediante el método de Sri Sri, como un camino a recorrer para alcanzar “una sociedad más justa”. Iribarne revela el cinismo ilimitado de la justicia capitalista y sus cárceles donde los hombres se transforman en deshechos de una pocilga… con la posibilidad de meditar la armonía del universo.