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Universidad

Neuquén: La crisis de la Universidad del Comahue

26 de mayo 2006

MIENTRAS EN los ´90 en la mayoría de la universidades nacionales avanzaba la LES, en la UNCo los estudiantes, docentes y no docentes con nuestra lucha logramos impedir su aplicación. Dos resoluciones del Consejo Superior, en el "95 y el "98, rechazaron esta ley. En el 2001, en una sesión durante un corte de puente, el Consejo Superior aprobó un “Convenio Marco” de colaboración con los obreros de Zanon, apoyando la ocupación de la fábrica. Parecía que la UNCo iba “por otro camino” distinto al del resto de las universidades.
En el 2002, la mayoría de decanos y profesores se encolumnan con Ana Pechén, del MPN, quien fue electa rectora. Las “viejas” camarillas que habían “resistido” la LES se hacen sus principales aplicadores, convencidos de los grandes beneficios que podía traerles en su carrerismo político y, sobre todo, en sus bolsillos. Este “giro a la derecha” de las camarillas será un punto de inflexión en la vida política de la UNCo, abiendo una crisis, expresada profundamente en el 2004 cuando los estudiantes tomamos la UNCo durante 29 días en rechazo a la CoNEAU y la LES. Y este año la crisis vuelve a la luz, luego que impedimos la Asamblea Universitaria para elegir rector (ver LVO 187).

Un “rector de facto” y una “democratización” trucha

 Luego del boicot a la Asamblea Universitaria, intentan imponer de “rector de facto” a Boccanera, el mismo que fue a “apretar” a las Madres de Plaza de Mayo en el 2004 para que lo “ayudaran” a levantar la toma.
Junto con esto, una de las opciones que barajan para una “negociación” es “aumentar la representación estudiantil”. ¿Qué quiere decir esto? Conceder, mediante una reforma de estatuto “consensuada”, algún consejero estudiantil más, pero manteniendo la concentración del poder de las camarillas profesorales, y así cerrar la crisis.
Pelear por el “aumento de la representación estudiantil” lleva, en última instancia, a confluir con estos sectores del régimen universitario que aceptarían algún cambio, pero para evitar que surja un proceso más profundo de democratización que cuestione su “modelo” de universidad. Por eso es necesario adoptar un programa claro, que enfrente al conjuntode las camarillas y le dé a esta lucha una perspectiva de transformación profunda de la universidad.

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