Telerman, Filmus y Macri tenían la intención de realizar una campaña electoral completamente despolitizada. Pero el asesinato de Fuentealba y la repercusión de las huelgas docentes en Neuquén, Santa Cruz y Salta han modificado la situación desnudando, una vez más, el carácter profundamente reaccionario de estas tres candidaturas, que no tienen diferencias sustanciales. Si Macri era hasta ayer el aliado del asesino Sobisch, Filmus es el candidato del gobierno que llena las escuelas de gendarmes en Santa Cruz y Telerman, mientras se opone a que los maestros tengan un salario equivalente a la canasta familiar, ha sumado como acompañante no sólo a Enrique Olivera, el ex vicejefe de De la Rúa, a pedido del cardenal Bergoglio y del rabino "mano dura" Bergman, sino nada menos que a la Ucedé, el partido liberal fundado por Alvaro Alsogaray.
¿Qué más hace falta para mostrar que ninguno de estos candidatos tiene algo que ver con los intereses de los trabajadores? Por eso decimos: Ni doble diskurso, ni derecha. Por una opción socialista y de los trabajadores.
Frente a estos candidatos abiertamente patronales, cierta prensa está tratando de instalar como "alternativas" a candidatos como Claudio Lozano y Patricia Walsh. Lozano salió diputado en 2003 "colgado" de la lista de Ibarra y es parte de una conducción de la CTA que dejó libradas a su suerte las luchas de docentes y estatales. Walsh y el MST, que buscaron un frente con Lozano, dicen estar a su izquierda, pero la realidad es que presentan el proyecto de una izquierda dócil e integrada al sistema.

Patricia Walsh y el MST, tras la "vieja" estrategia de una izquierda dócil e integrada

La pérdida de todo aire "progresista" de las candidaturas de Telerman y Filmus, el desplazamiento hacia la derecha del ARI, hoy parte de la alianza con el actual Jefe de Gobierno, y la decisión de Zamora de no competir electoralmente (después de su traumática disolución legislativa) han llevado al MST y su candidata Patricia Walsh a multiplicar los actos tendientes a mostrarse como una izquierda dócil e integrada, funcional a los requerimientos del sistema. Así, mientras Patricia Walsh declara que son una izquierda "que discute los baches y los semáforos" y propone la creación de una "nueva policía" (ver recuadro), el MST juega en Neuquén el rol de frenar la lucha de los docentes neuquinos. Como integrante de la directiva de ATEN Capital impulsó el levantamiento del bloqueo a los puentes y abrir la negociación con Sobisch el día después de que más de 30.000 manifestantes marcharon en Neuquén (y decenas de miles en todo el país) pidiendo la caída del gobernador. Se opusieron así a la propuesta de convocar a una asamblea provincial para profundizar el camino de la huelga general que permitiera hacer realidad el "Fuera Sobisch", como habían planteado los dirigentes de Zanon y el sindicato ceramista neuquino. Semanas antes, el mismo MST había participado "sin chistar" del acto organizado por el gobierno con Chávez en la cancha de Ferro.

¿Parlamentarios para qué?

Para el MST los años pasados junto al Partido Comunista no fueron en vano. Su estrategia actual de construir frentes o partidos "amplios" con programas meramente "antineoliberales" (y no anticapitalistas) es muy parecida a la política que el PC esgrimió durante años. Una política que llevó al PC a encumbrar a todo tipo de políticos arribistas que luego terminaron junto a los partidos y gobiernos patronales, cuestión que incluso lo llevó a una sangría permanente de cuadros y dirigentes hacia los partidos patronales, como ocurrió cuando Chacho Alvarez le llevó a buena parte de sus dirigentes al excluir al PC del Frente Grande. Entre quienes hoy ocupan lugares destacados en la política de la Ciudad de Buenos Aires, no sólo Filmus, Ibarra y, obviamente, el banquero "comunista" Heller (a quienes en la Casa Rosada llaman "el circo de Moscú") sino también Telerman tuvieron su paso por las filas del PC local.
El MST vio el mismo destino para distintos candidatos que supo levantar junto al PC o aún luego de la ruptura de Izquierda Unida, de Néstor Vicente (candidato a presidente de IU en 1989, cuando todavía el MAS no había implosionado) a Mario Cafiero, pasando por el propio Rubén Devoto, que del zamorismo pasó a ser aliado del MST y de ahí derecho al kirchnerismo. O los aliados "socialistas" de Izquierda Unida en el 2003, Rivas y Basteiro, también devenido en funcionarios K.
En el caso de Zamora, a cuyos votantes el MST pide apoyo, también se mostró que el camino de conseguir legisladores a partir de una figura carismática tampoco lleva a ningún lado. Su bloque de 8 legisladores en la Ciudad se disgregó rápidamente y la mayoría de sus miembros fue cooptado por el kirchnerismo. La falta de toda ligazón con organización alguna, que Zamora presentaba como una virtud, en realidad favoreció que quienes fueron electos hayan sido fáciles presas de las maniobras y políticas de cooptación por parte de los partidos del régimen. O, en el mejor de los casos, hayan quedado reducidos a denunciadores impotentes –tal como aconteció con el propio Zamora en la Cámara de Diputados-, al no contar, ni preteder construir, una fuerza política revolucionaria para enfrentar a los políticos patronales.
Desde el PTS creemos que tener parlamentarios puede ser muy útil como herramienta de desenmascaramiento de la política capitalista y como medio para impulsar la movilización extraparlamentaria de los trabajadores y el pueblo. Pero esto a condición de que quienes cumplan tal tarea lo hagan como parte de un proyecto colectivo para que la clase trabajadora avance hacia su independencia política. Por eso, a quienes ayer se ilusionaron con Zamora les decimos que no vuelvan a tropezarse con la misma piedra. Los llamamos a apoyar la lucha por poner en pie un gran partido de la clase trabajadora, votando en estas elecciones por los candidatos del PTS.