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Elecciones 2003

Nuestras propuestas a los luchadores y la izquierda

9 de junio 2003

Víctor De Gennaro definió como “espectacular” su encuentro con Kirchner; como si hubiera otorgado un aumento general de salarios cuando ni siquiera acepta devolver en pesos el 13% a los estatales que pagarán en bonos. Al día siguiente desfiló Moyano y los gordos de la CGT con igual actitud. D’Elía y Alderete dijeron estar “gratamente sorprendidos con los primeros días de gestión” del presidente, recibiendo a cambio 25 mil planes Jefas y Jefes para sus organizaciones. A cambio de nada, sólo por vocación o por migajas, las direcciones conciliadoras dan apoyo político al gobierno apadrinado por el duhaldismo y las grandes corporaciones como Repsol y Techint.
Pero, aunque esto es lo predominante, no es toda la realidad.

También continúa la dura resistencia de Brukman que lleva más de 50 días, y apenas 24 horas después de la asunción del presidente, el lunes 26 de mayo, los movimientos piqueteros marcharon desde el Puente Pueyrredón. El próximo 11 de junio volverán a movilizarce el Bloque Piquetero, el MIJD, la Aníbal Verón, la FTC, el MST-Teresa Vive por un pliego de reclamos y junto a las obreras de Brukman haremos un acto frente a la fábrica donde el 21 de abril pasado la Policía Federal de Giacomino, confirmado en su cargo por Kirchner, reprimió salvajemente. Además está programada otra gran acción unitaria para el 26 de junio, a un año del asesinato de Kosteki y Santillán, cuyos responsables siguen impunes.
Es decir que, aún en esta situación de expectativas populares, se concretan acciones unitarias entre la vanguardia de ocupados y desocupados, por ejemplo en torno a la resistencia de Brukman. Incluso hay intentos de poner en pie organismos democráticos en común. Todos los sábados se reúnen junto a asambleas barriales, estudiantes, obreros y piqueteros para discutir los pasos a seguir en esta dura pelea por recuperar la fábrica. Y para cuando se cumplan dos meses de la represión, el 21 de junio, se prepara un Encuentro Nacional de ocupados y desocupados convocado, hasta ahora por Brukman y Zanon y otras empresas recuperadas, la FTC, el Movimiento ‘Teresa Vive’ y decenas de organizaciones y dirigentes sindicales. El PTS impulsa esta iniciativa. Se acordó comenzarlo con un acto unitario y apertura del Encuentro frente a Brukman, para ayudar al triunfo de su lucha que, de darse, sería el primer triunfo directo de la lucha de clases ante el nuevo gobierno.

Esta actividad de la vanguardia militante es un capital político muy importante porque establece un hilo de continuidad con la situación anterior a las elecciones.
Pero la situación ha cambiado mucho en lo que hace a la disposición de las amplias masas y es necesario ver más allá de los círculos de la vanguardia. Esta podrá mostrar eficacia si sirve como un punto de apoyo para dirigirse al trabajador medio, a las masas que tienen ilusiones en el nuevo gobierno. Por ello es imprescindible debatir en torno a cuales son las tareas para establecer nuevos puentes hacia ellos, teniendo en cuenta las tendencias abiertas con el 19 y 20 de diciembre, pero también que por un período debemos acompañar y ayudar a acelerar la experiencia política de millones.
En ese sentido es completamente errónea la posición del Polo Obrero de rechazar la propuesta unitaria de un Congreso de todas las organizaciones en Brukman, y mantener por separado su ANT con el MTL-PC recién para agosto. Se necesita una unidad superior y lo antes posible para unificar un programa de lucha por las exigencias obreras y de independencia de clase frente a Kirchner.

La superioridad del ejemplo neuquino

Nadie duda que nuestro partido viene insistiendo, en especial en períodos de auge de masas, en el llamado a constituir coordinadoras regionales en todo el país, que funcionen en forma permanente, con democracia obrera que incluya a las diferentes tendencias y establezcan una unidad orgánica entre ocupados y desocupados. No sólo lo propusimos sino que, en la medida de nuestras fuerzas, fuimos parte de ayudar a concretarlo, como en la Coordinadora del Alto Valle en Neuquén.
James Petras, a quien nadie puede acusar de simpatizar con el PTS, hace una interesante reflexión en un reportaje después de su reciente visita a Zanon. Allí destaca “la unidad de los diferentes sectores sociales. Desocupados, ocupados, sindicatos de ATE y (de la) CTA, y todos, profesionales, médicos, abogados, los que no son de derecha apoyan este movimiento. (..) Esta unidad es el mecanismo de supervivencia. Y es una buena lección para toda la Argentina, porque quiere decir que se pueden unificar fuerzas y a partir de esa unidad lograr el éxito de los proyectos sociales y económicos. (...) Yo creo que hubo una política astuta de Zanon que buscó unir fuerzas. No pensaban que eran la vanguardia de todo. Trabajan junto con los desocupados, no hay esa división de sindicatos por un lado, desocupados por el otro. Por ejemplo, cuando golpean a los desocupados, los obreros se movilizan frente a las comisarías para liberar a los encarcelados. Todo eso me parece extremadamente positivo, en contraste con algunas actividades y movimientos en Buenos Aires donde cada grupo tiene sus piqueteros, sus fragmentos, y no están a la altura de tener alianzas orgánicas”.
En el mismo sentido de promover alianzas orgánicas en la Capital Federal impulsamos las asambleas de coordinación de los sábados en Brukman, así como en la zona norte del gran Buenos Aires, delegados sindicales, comisiones internas y representantes de importantes fábricas y empresas comenzaron un camino parecido.
Actualmente, sin movilización generalizada, hay que empezar por establecer mesas de coordinación de los sectores y dirigentes combativos. Pero es indispensable que sean abiertas a la base para ir midiendo el estado de ánimo de los trabajadores. No pueden limitarse a reuniones de dirigentes, necesarias pero insuficientes para que la base de las organizaciones, junto a los militantes sin partido del movimiento social se expresen, debatan, se convenzan y ganen confianza en sus ideas. Estas organizaciones de frente único y reagrupamiento de la vanguardia en cada localidad pueden ser un polo de atracción para todo conflicto que la burocracia sindical deja en la estacada, y para que luchadores que surjan no sean engañados con las migajas y demagogia del nuevo gobierno.
Nuestra primera propuesta es generalizar a todo el país el ejemplo de la coordinadora neuquina para que en cada ciudad, región y provincia se termine con los “corralitos” y las barreras entre los luchadores. Así, estaremos en mejores condiciones de disputar la base a los dirigentes conciliadores que apoyan al gobierno.

Esta propuesta, y las que formulamos en esta página para recuperar los sindicatos y crear un movimiento nacional único de los desocupados, apuntan a reorganizar al conjunto del movimiento obrero de abajo hacia arriba, en la perspectiva de un gran Congreso de delegados de base representativo de millones. Para ello se necesita agrupar a miles en una nueva y fuerte corriente de independencia de clase y democracia obrera que pueda dirigirse a las masas que abrieron esperanzas con Kirchner.
Sería de enorme ayuda si todas las tendencias sumaran esfuerzos al proyecto del periódico obrero nacional Nuestra Lucha lanzado desde los Encuentros de empresas ocupadas por Brukman, Zanon, el Tigre, el MTD de Neuquén y decenas de organizaciones obreras de todo el país. Ante la asunción del nuevo gobierno y su discurso demagógico, los trabajadores que impulsan Nuestra Lucha tienen el desafío de delimitarse tajantemente y mantener una total independencia del gobierno al mismo tiempo que establecer un diálogo con los millones que tienen ilusiones en él. Así, un órgano unificado de la vanguardia obrera nacional, creado y sostenido por los propios trabajadores apoyados por periodistas e intelectuales de izquierda, distribuido por decenas de miles en lugares de trabajo y barriadas, sería el vocero de las experiencias y el programa de lucha de un nuevo movimiento obrero que puja por nacer en medio de la crisis de la Argentina capitalista.

A la izquierda obrera y socialista

Así como proponemos terminar con los corralitos y divisiones de las organizaciones de lucha, le proponemos a los partidos que sostienen una perspectiva obrera y socialista abrir un amplio debate en pos de la construcción de una dirección política de la clase trabajadora, un partido revolucionario.
El PTS hizo público, desde agosto del 2002, un llamado a los luchadores obreros, asambleístas y piqueteros, y al PO y al MAS, para abrir una seria y democrática discusión de los diferentes programas y explorar la posibilidad de avanzar hacia un congreso de fundación de un gran partido revolucionario en común. Muchos compañeros y grupos se acercaron a nuestras posiciones a partir de ese llamado, aunque de parte del PO y el MAS nunca nos fue respondido. Pero negar el problema no lo soluciona. La necesidad de nuestra convocatoria sigue tan vigente como entonces: ninguno de los grupos de la izquierda obrera puede, sin caer en el ridículo, autoproclamarse “el partido revolucionario” que se necesita para vencer.
Reiteramos hoy ese llamado. Sin duda mantenemos importantes diferencias, algunas de carácter histórico y otras planteadas en el curso de la situación abierta con el 19 y 20 de diciembre del 2001 hasta hoy. Pero merecen ser discutidas y clarificadas, de cara a la vanguardia y a la propia militancia de todas nuestras organizaciones. Proponemos acordar reuniones abiertas y plenarios comunes, donde los militantes de los diferentes partidos podamos debatir ampliamente e influirnos mutuamente sobre las estrategias, el programa, los métodos y la práctica para la lucha de clases y la construcción de ese partido. Podríamos además abrir las páginas de nuestros periódicos partidarios para llevar ese debate a los simpatizantes y la influencia de cada una de las corrientes.
Si cada organización esta firmemente convencida de sus planteos, nadie puede temer una discusión franca y democrática.
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A los compañeros del MST

El MST, de tradición trotskista, mantiene en su periódico y programa el objetivo de la revolución socialista, y se opone a la conciliación con el gobierno de Kirchner. Pero hace más de una década sostiene una alianza con el PC que ha hecho del reciente discurso de Fidel Castro en la Argentina su nueva Biblia: “las ideas que iluminan el mundo”. Esto incluye, claro está, el luminoso apoyo de Castro al gobierno de Kirchner. Como reflejo de las nuevas relaciones entre la embajada cubana y el gobierno, el semanario del PC, Propuesta, se cuida muy bien de no plantear ninguna diferencia ni crítica a Kirchner salvo en una nota perdida en la página 9 y firmada por el “comité sindical de Capital”, no por la dirección del PC. Seguramente lo harán en algún momento, pero el hecho es que los “castristas” argentinos se han convertido en la pata izquierda del discurso oficial “antineoliberal”.
Más aún, luego del espaldarazo dado por Castro a los partidos de la izquierda que promueven la conciliación de clases, la Corriente Patria Libre, que soñó siempre con una burguesía nacional progresista que hasta ahora no ha encontrado, dirigió una “Carta al Partido Comunista argentino”. En ella llaman al PC a “sumarnos con fuerza a esa corriente latinoamericana encabezada por Cuba y Venezuela”. Para ello le proponen al PC dar en común una “lucha política, ideológica y hasta cultural” contra el trotskismo que sostiene que lo principal es “la contradicción entre el capital y el trabajo”. Agudamente, Patria Libre identifica las tendencias inevitables de los obreros a independizarse, tarde o temprano, de sus decadentes explotadores “nacionales” con el nombre de “trotskismo”. Es claro que para ellos, que buscan aliar a obreros con empresarios, este es el “enemigo interno” del “campo popular” . El mérito de Patria Libre es poner las cosas en su lugar: verdaderamente lo que está planteado, ante la política de conciliación de clases que emana del discurso gubernamental (y de las burguesías “antineoliberales” de Sudamérica), es si la clase obrera emerge como clase políticamente independiente o es llevada detrás de la burguesía argentina que, para regatear condiciones con el amo norteamericano, se recubre de un discurso “nacional” y “popular”. La delimitación de esa política no puede hacerse desde un frente con el PC, como el que sostiene el MST en IU, ahora relanzado por el castrismo a colaborar con el gobierno de Kirchner contra “la derecha neoliberal”.
Como dijimos ya en el ‘Manifiesto por un partido de trabajadores revolucionario’ de agosto del 2002: llamamos a los compañeros del MST a romper su nociva alianza con el Partido Comunista.




Movimiento nacional único de los trabajadores desocupados

El Partido Obrero sostiene que “el movimiento piquetero se para frente a Kirchner”. Esto es un embellecimiento de los dirigentes de un sector muy importante que se paran junto a Kirchner. La FTV y la CCC le dan apoyo. Abiertamente los primeros, un apoyo más crítico los segundo pero, como también Barrios de Pie, apoyo al fin.
Kirchner, los gobernadores e intendentes van a medrar con la división, como ya lo hizo Duhalde, entre “dialoguistas” y “duros”. Incluso sacarán partido de la propia división en un sinnúmero de movimientos de las organizaciones más combativas. El ministro de trabajo acaba de declarar su intención de encuadrar completamente en los Consejos Consultivos la distribución de los planes Jefas y Jefes y no permitir a los movimientos que no estén en ellos el empadronamientos de los desocupados. Es un viejo chantaje que ahora harán sentir con más fuerza: o entran a los organismos estatales de colaboración de clases o pierden los planes de asistencia. Quieren terminar de restablecer el viejo rol de control y asistencialismo burgués de las manzaneras del PJ, que comenzó Duhalde, y liquidar las organizaciones de lucha. En primer lugar, la unidad es un problema de autodefensa.
Y no alcanza con la unidad de acción. Aunque se realicen marchas, como las del 11 de junio, luego los movimientos se dividen a la hora luchar o negociar los subsidios, incluso en una misma localidad y ante el mismo intendente. Sería un crimen que los partidos de izquierda como el PO, el MST o el MAS mantengan esta división que sólo favorece al gobierno que reparte pequeñas “cuotas de poder” entre ellos para institucionalizar la debilidad de las fuerzas del conjunto de los desocupados.
Nuestra propuesta al movimiento de desocupados, empezando por los partidos de izquierda, es terminar con los corralitos y poner en pie un movimiento nacional único, con libertad de tendencias a su interior, pero con una dirección unificada, con proporcionalidad para que todos estén representados, y elegida por la base con el método de la democracia obrera, en asambleas y congresos de desocupados de todas las tendencias. La creación de este movimiento único sería un formidable impulso para una pelea de fondo: ayudar a las oposiciones sindicales a desplazar a la burocracia de los gremios, crear coordinadoras con los trabajadores estatales, de la industria y los servicios, y luchar en común por trabajo genuino y un verdadero plan de obras públicas puesto bajo el control de los desocupados y sindicatos combativos.





Recuperar los sindicatos y comisiones internas

La vanguardia luchadora debe soldar un compromiso por la recuperación las organizaciones sindicales para la lucha.
Como ante todo nuevo gobierno las cúpulas de los sindicatos buscan acomodarse a la sombra del poder. Gerardo Martínez de la UOCRA y la CGT de los “gordos” ya está prendido en el acuerdo entre Lavagna y Techint sobre el “plan” de viviendas sosteniendo, alegremente, que dará... 60 mil puestos de trabajo: ¡un 1.3% de los 4 millones de subocupados y desempleados! Claro que desde el punto de vista de Martínez esto es muy bueno porque suma en la caja de las cuotas sindicales...
Los dirigentes de la CTA, como cuando asumió la Alianza, han vuelto a pedir una ley de “garantismo sindical”: “La idea es que los obreros organicen sus agrupaciones como quieran, le guste o no a la patronal” dice De Gennaro, lo que es algo justo, al mismo tiempo que sostiene que los “sindicalizados que son rehenes de los sindicatos únicos”. Lo mismo dijeron cuando De la Rúa lanzaba la reforma laboral de la Banelco propiciando los convenios por empresa y el proyecto de la CTA era funcional a la atomización sindical promovida desde el estado para dividir aún más al movimiento obrero. Hay que rechazar tanto el verticalismo como la atomización sindical: lo que necesita la clase obrera es unir sus filas y ello sólo puede lograrse de abajo hacia arriba. La dirección de la CTA comparte con la CGT, en que sus estatutos impiden la expresión proporcional de las minorías en las directivas y comisiones internas. Lo que propone la CTA ya está ocurriendo con los gremios de los estatales, donde UPCN, ATE y otros dividen a los trabajadores, y es lo que lleva al fracaso cualquier lucha. Y encima ATE se niega a crear organizaciones de base unificadas como cuerpos de delegados, e incluso impiden que en sus elecciones de las juntas internas voten todos, sin importar a que sindicato estén afiliados.
Las organizaciones combativas debemos trabajar activamente para recuperar las comisiones internas, cuerpos de delegados y seccionales sindicales de las manos de la burocracia sindical porque este es el primer obstáculo en la unidad entre ocupados y desocupados. Ya hay ejemplos auspiciosos en este sentido como el apoyo militante de la Coordinadora de Neuquén, y en especial del sindicato ceramista, los docentes de la seccional capital de Aten y los desocupados del MTD, a la agrupación antiburocrática de ATE, la Granate, encabezada por los dirigentes de la Rama Salud y los principales hospitales que obtuvieron más del 20% de los votos en las elecciones provinciales (una de las expresiones antiburocráticas con más apoyo en el país) y se prepara para recuperar las juntas internas y cuerpos de delegados.
Tarde o temprano, el apoyo de la cúpula sindical desprestigiada a la demagogia de manos vacías de Kirchner, los va a distanciar aún más de las legítimas aspiraciones de las bases. Los trabajadores, hoy con expectativas, harán la experiencia con el gobierno y, de paso con la burocracia. La vanguardia obrera y piquetera tiene que ayudar a acelerar esa experiencia levantando un pliego de demandas para recuperar las conquistas perdidas incluyendo una paritaria nacional única por aumento general de salario al nivel de la canasta familiar, por igual salario a igual trabajo para terminar el trabajo en negro y precarizado, por el reparto de las horas de trabajo para incorporar en masa a los desempleados a la producción en detrimentos de las ganancias de los grandes capitalistas.
Nuevamente para levantar este programa de unidad de clase, se debe reemplazar a los burócratas por delegados combativos elegidos y mandatados en asamblea, y transformar las actuales comisiones internas en verdaderos comités de empresa que representen a efectivos, contratados, afiliados o no, en todos los lugares de trabajo.

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