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DEBATES

DEBATE CON MAREA POPULAR

Por el camino de Sabbatella

Muy seguido se usa el nombre “izquierda” para definir a organizaciones que defienden una supuesta “versión humana” del capitalismo, y la reforma del instrumento para la dominación de una clase sobre otra, el Estado. Aferrada a esta visión surge el colectivo electoral llamado Marea Popular

Octavio Crivaro

21 de febrero 2013

Por el camino de Sabbatella

Muy seguido se usa el nombre “izquierda” para definir a organizaciones que defienden una supuesta “versión humana” del capitalismo, y la reforma del instrumento para la dominación de una clase sobre otra, el Estado. Aferrada a esta visión surge el colectivo electoral llamado Marea Popular, conformado por la agrupación universitaria Julio Mella, un sector de ex militantes del PC llamado Rebelión y Socialismo Libertario, con el que viene confluyendo una de las fracciones en que se dividió el FPDS: la Corriente Nacional. El “arte” fundamental de esta organización es, como veremos, encubrir por izquierda supuestos “méritos” del kirchnerismo, haciendo tibias críticas pero siendo, eso sí, contundentes enemigos de la izquierda consecuente y clasista.

Interviniendo al Capital

En sus discursos de lanzamiento y en entrevistas al candidato Itaí Hagman, Marea Popular aclara hacia dónde apuntan sus flechas: “Cuando se discute la participación del Estado en la economía (…), cuando se discuten problemas como la democratización de los medios, esos sí son temas importantes. Algunos los impuso el gobierno. Otros temas los puso en agenda el conflicto social”. En otra entrevista (a otro medio K), Hagman reconoce que “han tomado algunas medidas que nos parecen muy interesantes sobre todo con revertir la tendencia de la matriz de los ’90”. Marea Popular defiende la “intervención del Estado”, pero ni se “mancha” denunciando “la intervención estatal” K cuando encaran el sistemático pago de la deuda, la votación de la Ley de ART a medida de los empresarios o el impulso a la infiltración del Proyecto X. Por otra parte, hacen la clásica operación kirchnerista de ubicar a los Kirchner como los que “derrotaron” a la década del 90, borrando del “relato” a las enormes luchas de desocupados, de trabajadores ocupados, a las jornadas revolucionarias del 2001, a los compañeros que murieron enfrentando las consecuencias de los planes capitalistas de los ’90. Ni 678 lo diría mejor.
Marea Popular apela a la ya vieja tesis reformista de que es posible orientar la actividad del Estado burgués al servicio de los intereses populares, idea rebatida por Marx y tantas veces refutada por la historia. Esta defensa de un estatismo lleva a idolatrar las descafeinadas políticas de gobiernos como el de Evo Morales y Chávez. En nuestro país, la “intervención estatal” de la que hablan fue orientada para ratificar las conquistas de los grandes capitalistas durante la década “neoliberal” con subsidios y beneficios de toda clase. Pero Marea Popular se comió el verso del “keynesianismo” K, que hasta su amigo Axel Kicillof defiende con tibieza. Si se parte de esta increíble concesión es natural que los compañeros se mareen con una nacionalización parcial de YPF a la que llamaron soberana, pero que terminó beneficiando a Chevron. La defensa de la Ley de medios K a la que Marea Popular califica como un “paso adelante” sosteniendo que “.a des-inversión es una de las medidas positivas” no resiste un archivo. En lo concreto todo el verso de la democratización, repetido una y otra vez por los kirchneristas, sólo ha servido para oponerse a un grupo capitalista (el monopolio Clarín) pero para favorecer a otros grupos capitalistas, amigos del gobierno, que son los únicos que dieron un “paso adelante”.

La “devaluación” permanente

Sin ir más lejos: ¿no es una clásica medida de “intervención estatal” la devaluación de la moneda (y del salario) que hizo la Venezuela de Chávez, festejada por el FMI y la prensa imperialista? El falso “Socialismo del siglo XXI” no se sustenta en otra cosa que el fortalecimiento de una burguesía sostenida y alimentada desde el Estado, sobre la base de la renta excepcional del petróleo (y de la plusvalía excepcional apropiada a los obreros petroleros), lo que llevó a los “bolivarianos” a dar un golpe bajo a los salarios populares, ya carcomidos por altísimos índices de inflación. Emulando el acriticismo de La Cámpora frente a las medidas del kirchnerismo, Marea Popular (y sus fuerzas componentes, previamente) silenció las “contradicciones” que acumula el chavismo: la claudicación al imperialismo entregando guerrilleros de las FARC, la represión a conflictos obreros, la tolerancia frente a sicarios asesinos de dirigentes sindicales, y ahora la devaluación acordada entre el PSUV, la derecha, los empresarios y el imperialismo.

Sale Sabbattella, entra...

En el exacto momento en el que el gobierno lleva el timón de su política a la derecha, ahí está Marea Popular para cubrir su flanco izquierdo. El apotegma de “apoyamos lo bueno y criticamos lo malo” es la confesión de que desarrollan su política en las estrechas playas del “progresismo kirchnerista”, cada vez más golpeadas por una verdadera “marea popular” que va en aumento, como vimos con el paro del 20 N. El rol de Marea Popular es simétrico, aunque en el momento de mayor derechización K, al que jugaron los acomodaticios Sabbatella, Heller y el PC antes de incorporarse con armas y bagajes (y cargos, por supuesto) a las funciones de gobierno: se “ofrecen” como defensores (con “algunas críticas”) de un gobierno que se apoya en una burocracia sindical pistolera, en gobernadores que asesinan a miembros de pueblos originarios, y que defiende los intereses de una clase capitalista completamente anti nacional. En todas las declaraciones públicas de Marea Popular se abstrae totalmente la denuncia de la miríada de muertos populares, asesinados en acciones de lucha por demandas elementales: trabajo, tierra y vivienda. Esa agenda parece demasiado “piantavoto” para Marea Popular.

En otro de sus afables diálogos con medios K, Hagman “se juega” y critica la tesis de conciliación del kirchnerismo de que en las paritarias empresarios y trabajadores deben resignar algo, diciendo que no se puede limitar las demandas de las organizaciones populares. El coqueteo con figuras prominentes del kirchnerismo como Beto Pianelli, Secretario General de la CTA Capital oficialista, una Central que ha conseguido el triste mérito de estar a la derecha de...Caló, va de la mano con borrar cualquier delimitación con el kirchnerismo que impone los techos salariales contra los trabajadores. La declaración de Marea Popular frente al juicio a Pedraza bate un record mundial: no menciona a Tomada, famoso por sus amigables “charlas” telefónicas con ese burócrata asesino que está en el banquillo de los acusados.

A esta altura conviene decirlo sin ambigüedades: lo que Hagman llama “salto a la política institucional”, en una definición que parece salida de la boca de Chacho Alvarez, en realidad es todo un “salto” en la identificación de Marea Popular como “colectora” del gobierno. Que esta ubicación es así, se puede corroborar en los casos de cuadros de la agrupación La Mella que dieron el salto a militar en organizaciones kirchneristas abiertamente

Parlamentarismo revolucionario y del otro

Raúl Godoy del PTS y Alejandro López de la Marrón Ceramista, encabezaron hasta ahora la banca del FIT que llegó a la Legislatura Neuquina apoyada en años de luchas clasistas y contra el gobierno del MPN. A su vez la banca es una tribuna de esas luchas extraparlamentarias. Si uno considera como actúa Marea Popular en las organizaciones donde existen hoy, centralmente los centros de estudiantes, su práctica se opone a esta: ellos conducen organizaciones vacías, donde la actividad estudiantil que defienden no es la de la participación política y las asambleas, sino la del voto una vez al año, mientras se vacían las organizaciones estudiantiles. Esta oposición a la autoorganización parte de una concepción burocrática heredada de la burocracia estudiantil de la Franja Morada, donde la clave está puesta en la venta de apuntes y la gestión de bares.

El PTS participa en las luchas y en la organización de decenas de sectores del movimiento obrero abandonados por las burocracias sindicales, bombardeados por empresarios y denunciados por los gobiernos, al mismo tiempo que participamos de las elecciones e impulsamos el FIT como una herramienta para dar la batalla en el terreno político por construir una izquierda de los trabajadores y desarrollar fracciones clasistas cada vez más amplias de los trabajadores, estudiantes y sectores populares entre los que militamos. Esto, va de suyo, nos opone diariamente a un gobierno que ataca a los trabajadores y persigue a la izquierda clasista. El lanzamiento de Marea Popular parte de lo contrario: se trata de una izquierda auxiliar al gobierno, que se aleja de los trabajadores y que ataca a la izquierda consecuente. Esta política no es ni independiente ni de izquierda: parece a pedido del kirchnerismo.

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