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Qué pasó con los radicales

Como reflejaron casi todos los medios en sus crónicas, el PTS repudió la presencia de la UCR en la Plaza de Mayo, que debió arriar sus banderas y los integrantes de su columna irse por la Diagonal Sur.

Guillo Pistonesi

29 de marzo 2012

Como reflejaron casi todos los medios en sus crónicas, el PTS repudió la presencia de la UCR en la Plaza de Mayo, que debió arriar sus banderas y los integrantes de su columna irse por la Diagonal Sur.

Por primera vez en las marchas del 24 de marzo, en 16 años, la UCR decidió ir con una columna con cientos de militantes, seguridad propia, encabezada por Ricardo Alfonsín, Gil Lavedra y Nito Artaza. Las características de esta presencia fueron toda una novedad para los que integramos el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ), el espacio de frente único independiente que impidió que el gobierno K y los organismos de derechos humanos que le responden se apropiaran de esta fecha (que convirtió en feriado en 2006), que luchó desde el primer día por la aparición con vida de Julio López y contra la impunidad que se montó tras su secuestro, que plantea y organiza permanentemente acciones por el desprocesamiento a los luchadores, frente a la cooptación de organismos históricos como Madres y Abuelas. La UCR literalmente se infiltró en esta movilización independiente, basándose en errores que tuvimos desde la organización al no estimar que este viejo partido gorila iba a intentar aprovechar el 24 de marzo para darse una dosis de “progresismo” luego de su debacle electoral con el derechista De Nárvaez. Efectivamente en las multitudinarias reuniones del EMVJ hubo una persona que dijo ser de un comité barrial de la UCR, y hasta se le sorteó para el orden de las columnas, lo que no fue impugnado por ningún integrante del Encuentro, incluyendo el PTS. Un error.

Apenas nos dimos cuenta del hecho de la columna radical, fuimos a la cabecera a plantear que, si marchaban, debían detrás de todas las organizaciones del EMVJ, lo que no fue aceptado por las otras organizaciones. Entretanto la acción decidida de compañeros de la dirección del PTS logró sacar al Presidente del Bloque de Diputados de la UCR, Ricardo Gil Lavedra de la cabecera unitaria de la marcha. A la entrada de la Plaza la columna de la UCR que se topó con la del PTS fue ampliamente repudiada por nuestras compañeras y compañeros, que no los dejaron pasar, recordando con cánticos y consignas el rol de este partido en la dictadura y en el sostenimiento de la impunidad de los milicos genocidas, así como el “que se vayan todos” que cantábamos el 19 y 20 de diciembre del 2001, cuando caía el gobierno radical de De La Rúa. La columna radical se desarmó y sus integrantes se fueron.

Unidad de acción hasta con el diablo y su abuela, pero...

El PTS impulsa la más amplia unidad de acción hasta con partidos burgueses para enfrentar ataques reaccionarios y en defensa de tal o cual libertad democrática, hasta “con el diablo y su abuela”, al decir de León Trotsky.
Permanentemente participamos con Pino Solanas y otros sectores ajenos a la clase obrera en marchas por el castigo a los culpables del asesinato de Mariano Ferreyra —donde también participaron columnas kirchneristas—, por el desprocesamiento de los luchadores, etcétera. Y si viniese una columna de la UCR sería totalmente incorrecto, sectario, impedirles marchar, ya que objetivamente podrían estar fortaleciendo una lucha justa por un punto determinado que hace a las libertades democráticas. 

Pero el 24 de marzo, una marcha de lucha, independiente, no puede permitir que la UCR se manifieste en igualdad de condiciones con el resto de los miembros del EMVJ. Y esto, sencillamente, porque el radicalismo preparó las bases para el golpe contrarrevolucionario del ‘76: su entonces titular, Ricardo Balbín, había señalado que había que acabar con la “guerrilla fabril”, refiriéndose a los miles de delegados y activistas antipatronales y antiburocráticos, tarea que luego hizo con eficiencia criminal la dictadura.
Además la UCR dotó de cientos de intendentes a las Juntas militares. Y en 1987 sancionaron la ley de Obediencia Debida, que impidió por 17 años que se pudieran juzgar a los Astiz, Etchecolatz, Camps y miles de genocidas, tarea que fue rematada con los indultos de Menem. 

Ir a una marcha del 24 de marzo con la UCR, es como ir a una marcha contra la criminalización de la protesta con Nilda Garré y Anibal Fernández.
La UCR realizó una maniobra de bajo vuelo participando de las reuniones del EMVJ con una persona que nunca mencionó que venía en nombre del Comité Nacional de ese partido, ni mucho menos que iban a marchar con toda la plana mayor de sus reconocidos dirigentes. Nuestro repudio hizo que esta maniobra tuviera patas cortas. 

El EMVJ deberá intercambiar opiniones sobre el balance y acordar un criterio político común para evitar nuevas maniobras de este tipo. 

Prensa

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