El sistema capitalista está atravesando una crisis de magnitud histórica, con epicentro en los Estados Unidos, donde los planes de salvataje millonarios no logran parar las caídas de las bolsas. Esta crisis está provocando recesión en las economías del primer mundo, produciendo quiebras de empresas y bancos, despidos y suspensiones masivas.
Mientras tanto, en nuestro país ya se está viviendo esta crisis, aunque a un ritmo más lento de lo que están sufriendo otras economías, pero las consecuencias ya se avizoran sobre el horizonte. El cierre de empresas, los despidos de los sectores más precarizaridos, las suspensiones, la reducción de jornadas de trabajos con rebaja salarial y el comienzo de los ajustes fi scales en las provincias son índices de que la crisis económica ya esta en marcha.

Nuestra región no está exenta a esta crisis que recién desembarca, y comienza mostrar los primeros síntomas. Las suspensiones y reducción salarial de los trabajadores petroleros, los despidos de los contratados, las denuncias de las empresas prestadoras de servicios a las petroleras por la falta de pago y la negativa de dar aumento salarial a docentes y estatales son indicios de que la crisis ya aterrizó. A esto hay que sumarle la caída del precio del petróleo a nivel internacional. En una provincia que vive de las regalías petroleras, esto traerá complicaciones al gobierno de Sapag, ya que da por tierra con su modelo económico de vivir del superávit fi scal obtenidos de las regalías del petróleo, que intento fallidamente consolidar con la prorroga de los contratos petroleros.

Quieren “socializar” las pérdidas para conservar las ganancias privadas

Ante es panorama el gobierno de la provincia se prepara para que la crisis que no generamos los trabajadores/as y el conjunto del pueblo la paguemos nosotros. Por eso su discurso cambió. El año pasado hizo una intensa campaña mostrando las bondades y el progreso que traería al pueblo la renegociación de los contratos petroleros.

Hoy queda a las claras que no sólo fue una nueva entrega del patrimonio sino un mal negocio. Por eso le pide al gobierno nacional que mantenga el valor de referencia en 47 dólares y un “gesto de solidaridad” a las petroleras para mantener este valor. Como buen gerente de las petroleras, el gobierno del MPN hará los todo los posible para que la empresas petroleras no pierdan sus ganancias, por eso permite, junto con la burocracia sindical de Pereyra, la suspensión de sus trabajadores, el despido de los contratados y no incremento salarial, convenio que negoció el año pasado con las empresas.
Ahora cada vez que el gobernador hace declaraciones públicas su discurso es: “no hay plata”, “a esta crisis le tenemos que poner el cuerpo”, “tenemos que ser serios y responsables ante los reclamos”, “unidad para la crisis”. Llama a los trabajadores a “solidarizarse” con los patrones en tiempos de crisis pero, obviamente, nunca llamó a los empresarios para “solidarizarse” con las ganancias obtenidas durante años.

Ante este panorama nos encontramos los trabajadores/as y el pueblo de Neuquén, con nuestras justas demandas al orden del día, la falta de salud, educación, los bajos salarios, la falta de viviendas, y las demandas elementales como el agua, están todas pendientes sin ninguna intención de resolver por parte de los gobierno provincial, municipal o nacional.

Por una salida de los trabajadores

Este es el nuevo contexto donde se empiezan a dar las luchas de los docentes, de los estatales y contra los despidos o suspensiones en algunas empresas. Como dijimos, el discurso del gobierno y los empresarios es utilizar la crisis para negar cualquier aumento salarial, avanzar con despidos y deslegitimar cualquier lucha.

Pero entre los trabajadores también se debate que hacer en esta situación, si es posible alguna salida favorable y, en este caso, cual seria la viable. Por eso hay que hablar claro y no negar esta nueva realidad que nos toca vivir. No sirve de nada negar la crisis, ni resignarse frente a esta, hay que tratar de entender su magnitud, sus posibles consecuencias, debatir e intercambiar opiniones en los lugares de trabajo con los compañeros y compañeras para prepararnos desde ahora para enfrentarla.

Por eso frente al discurso de que “plata no hay” tenemos que señalar donde esta la plata para poder solucionar nuestras justas demandas.
Desde el PTS luchamos por la renacionalización del petróleo y el gas, porque es necesario recuperar para el país el patrimonio entregado a distintos imperialismos a través de las privatizaciones llevadas adelante por Menem, Kirchner, Romero y Sobisch. Para que esos recursos estén puestos realmente al servicio del interés general, planteamos que deben ser administrados por los trabajadores, únicos interesados en terminar con los negociados y el saqueo, haciendo un uso racional del petróleo y el gas, cuidando el medio ambiente y respetando las costumbres de las comunidades mapuces. Así se podría dar respuesta a las demandas populares, como la construcción de viviendas, el acceso al agua potable y el trabajo para todos.

Por eso desde el PTS lanzamos una gran campaña con miles de afi ches en toda la provincia para difundir la lucha por la renacionalización del petróleo y el gas bajo control de los trabajadores. Invitamos a las lectoras y lectores de La Verdad Obrera a levantar juntos esta bandera.