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Servicio Penitenciario Federal: Un no lugar de reinserción social

Alejandro Marambio dirigió el SPF entre 2007 y 2011. Bajo su gestión más de 200 personas detenidas en cárceles federales fueron asesinadas, además de múltiples denuncias por aplicación de tormentos.

Rosa D'Alesio

19 de septiembre 2013

Alejandro Marambio dirigió el SPF entre 2007 y 2011. Bajo su gestión más de 200 personas detenidas en cárceles federales fueron asesinadas, además de múltiples denuncias por aplicación de tormentos. Por estas denuncias lo sucedió Víctor Hortel, pero el número de muertos en penales federales y la práctica sistemática de la tortura siguieron creciendo. La Procuración Penitenciaria Nacional informa en su sitio web que “investiga” 429 casos de tortura en cárceles federales ocurridos en 2012 y 367 desde el 1° de enero al 1° de mayo de 2013.

Tras la fuga de trece presos del penal de máxima seguridad de Ezeiza desplazan a Hortel y designan nuevamente a Alejandro Marambio al frente del SPF. Desde que éste asumió, en agosto de este año, aumentaron las denuncias sobre torturas en los penales federales. Las denuncias tomaron estado público y Marambio se vio obligado a relevar de su cargo al jefe de la cárcel de mujeres de Ezeiza, el prefecto Juan Montenegro, luego de que una inspección de la Justicia descubriera maltratos a presas. A esto se le suman que en los últimos 18 días dos detenidos fueron "suicidados" en el penal de Ezeiza. La madre del último internado que apareció ahorcado sostiene que lo mataron porque denunció a guardias a quienes responsabilizó por la muerte anterior. Mientras que el resto de los presos denuncian un incremento de maltratos desde la llegada del nuevo jefe penitenciario. Pero esto ocurre en los pabellones de los presos y sus familiares no pueden pagar "coimas" a los funcionarios que comandan el servicio penitenciario. Distinto a lo que ocurre en los pabellones VIP, donde se alojan poderosos criminales que tienen respaldo político, dinero, y capacidad de continuar generando ganancias. Como fue el caso del Rey de la Efedrina, Mario Segovia, que junto a otros narcos y barrabravas de Boca, se alojaban en un pabellón VIP muy bien equipado con hornos microondas, celulares, notebooks, sustancias psicoactivas para consumir, y mujeres que se alojan junto a ellos, que por supuesto no formaban parte de la población penal. Hasta que tomo estado público que mediante pagos a funcionarios lograban estos privilegios.

Los servicios penitenciarios lejos están de ser un lugar de reinserción social, por el contrario es una escuela de delincuentes para los que pueden ascender en la escala criminal, y para los pobres será un lugar de tormento y mortificación.

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