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DEBATES

Sobre desarmados

A pesar de que la semana pasada el PO no publicó un nuevo número de su prensa Alejandro Guerrero decidió subir una nota perdida on line sobre el debate por La Tablada de hace 25 años. Su intención: mantener su campaña calumniosa contra el PTS. Su resultado: la evidencia de que, tanto la lógica política y los argumentos de Alejandro Guerrero, son completamente extraños al trotskismo, y a los mismos hechos históricos, y un llamativo espacio en blanco respecto de cuál fue la política que levantó el PO.

Leonardo Améndola

27 de febrero 2014

A pesar de que la semana pasada el PO no publicó un nuevo número de su prensa Alejandro Guerrero decidió subir una nota perdida on line sobre el debate por La Tablada de hace 25 años. Su intención: mantener su campaña calumniosa contra el PTS. Su resultado: la evidencia de que, tanto la lógica política y los argumentos de Alejandro Guerrero, son completamente extraños al trotskismo, y a los mismos hechos históricos, y un llamativo espacio en blanco respecto de cuál fue la política que levantó el PO.

Mucha calumnia y poco trotskismo

Guerrero comenzó su serie difamatoria de notas contra el PTS diciendo que tuvimos una política similar a la del MAS y el PC (en el frente Izquierda Unida), que durante los meses posteriores a los hechos habían salido en defensa del Estado y brindado su solidaridad a las FF.AA. , sin denunciar la represión. Luego de la respuesta que obtuvo en nuestro anterior periódico, Guerrero no tuvo más remedio que recular en sus calumnias. En dicha nota desarrollamos la política que levanto el PTS de conjunto frente a estos acontecimiento, que incluyeron la movilización del 23 de marzo de ´89, la denuncia sobre las desapariciones de militantes del MTP, el llamado a una Comisión Investigadora independiente encabezada por Madres de Plaza de Mayo y los debates con las fuerzas de Izquierda Unida en nuestra prensa (entre varias actividades más). Por eso en su última nota pasa a resguardarse en un volante sacado a dos días de haber terminado el combate en Tablada (cuando aún no se conocían las denuncias de torturas y desapariciones de los militantes del MTP que se habían rendido), y no “en el momento en que se está produciendo una masacre atroz”, como dice el autor intentando darle sentimentalismo a su nota.

En la tradición del marxismo revolucionario, la delimitación política juega un rol fundamental para clarificar, de cara al conjunto del movimiento obrero, no solo una acción determinada, sino el conjunto de las posiciones políticas de una corriente, así como sus consecuencias en la lucha de clases. Cuando las acciones políticas (y militares en el caso de La tablada) afectan el curso de los acontecimientos a una escala superior, llegando incluso a impactar a nivel de todo un país, los marxistas revolucionarios las escrutamos mucho más severamente.

Guerrero, sin embargo parece estar guiado por una concepción política, ajena al marxismo, que organiza los fenómenos de la lucha de clases en dos “campos”. Siguiendo esta lógica, toda crítica, en este caso a una acción putchista y descolgada, ubica al que critica (en este caso el PTS) en el campo de los agresores, masacradores, represores, etc. Como consecuencia, la crítica y separación política implacable, solo puede (para quien piensa en función de “campos”) fortalecer a las FF.AA. y derechizar la situación. Quizás el autor deba releer las palabras de Trotsky quien, en Alemania y a tan solo dos (¡!) días del ascenso de Hitler, escribía: “Se encontrarán hipócritas que digan: la oposición critica un partido que ha caído en las manos del verdugo. Los canallas añadirán: la oposición ayuda al verdugo. Combinando un sentimentalismo hipócrita con una perfidia envenenada, los estalinistas harán lo posible para ocultar al comité central tras el aparato, al aparato tras el partido, para eliminar la cuestión de la responsabilidad por la catástrofe, por la estrategia errónea, por el régimen desastroso, por la dirección criminal: eso es ayudar a los verdugos de hoy y de mañana”. ¿Será para Guerrero un caso de “parloteo democratizante” de Trotsky? ¿Era “secundaria” para él la crítica a la política ultraizquierdista del PCA frente al triunfo del fascismo? No parece. Tomemos otra cita : “Cuando a principios de siglo combatimos las ilusiones pequeñoburguesas y el aventurerismo de los socialrevolucionarios, muchas buenas personas, no sólo narodnikis sino también de nuestra organización, rompieron indignadas con la Iskra leninista, que -vean ustedes- se permitía criticar implacablemente al terrorismo cuando los terroristas caían a manos del verdugo. Nuestra respuesta era: el fin que buscamos con nuestra crítica es precisamente arrancar a los héroes revolucionarios del terrorismo individual para llevarlos a la senda de la lucha de masas”1.

Como Guerrero sabe que está esquivando alevosamente el problema de la delimitación política, busca resolverlo con una frase al pasar que complica más el asunto: “La delimitación del Partido Obrero (antes de Política Obrera) respecto de ese tipo de acciones ha sido históricamente implacable. Y lo fue cuando se trataba de foquismo de verdad, del ERP y de Montoneros, no de un grupo filo-alfonsinista que se lanzó a la aventura para defender al régimen político, a la misma “democracia” que lo aplastó.” Cualquier distraído podría concluir que “la papa” es la crítica a la guerrilla “de verdad” la cual tendría consecuencias nefastas para el fortalecimiento de la clase obrera como sujeto revolucionario, mientras que la acción de “La Tablada” es solo un pasatiempo de una corriente “filo-alfonsinista” que no tiene mayores implicancias. Lamentablemente si tuvo consecuencias.

Pero si la flaqueza de las calumnias del PO sobre la política del PTS en ese momento no fueron suficientes Guerrero ha decidido salir del pozo... cavando, y continúa en su última nota:

Esa ubicación frente al MTP lo lleva a afirmar que: “La respuesta del PTS (hace referencia a la nota del 20/02/14) dice: ‘El PO hasta el día de hoy niega que la acción aventurera del MTP, una auténtica provocación, le haya servido al gobierno de Alfonsín y al régimen de conjunto para la derechización de la situación’. Y sin dubitar agrega: “En efecto, lo negamos: al parloteo democratizante, que apunta a frenar cualquier clase de lucha, precisamente con ese pretexto. Los gobiernos se ‘derechizan’ o ‘izquierdizan’, de acuerdo a sus intereses de clase” (nota 20/02/14). Si nos guiamos por estas palabras, debemos concluir que para el autor la política simplemente no existe, y los sucesos de la realidad son simples avatares neutros que nunca afectan los intereses de clase. Ya que Guerrero cita a Clausewitz, debemos pensar que no ha leído ni la versión de “Clausewitz para principiantes”, pues cualquiera que esté mínimamente familiarizado con el pensamiento del general prusiano, sabrá que una de las claves de su teoría militar es valorar precisamente el resultado de cada combate, considerando a la estrategia como el arte de articular los combates para alcanzar el objetivo de la guerra. ¿Qué diría Clausewitz si leyera a Guerrero diciendo que el resultado de un combate no importa? ¡A estudiar, Guerrero!

Incluso deja en claro (muy al pasar) que, en su opinión, los putch izquierdistas completamente desligados de las acciones de masas son una forma válida de lucha. No nos sorprende esta posición de alguien que ha escrito un libro embelleciendo a Montoneros y acciones como la ejecución de Aramburu, pero creíamos que el PO ya había saldado esta discusión con Guerrero en una nota escrita por Eduardo Salas, dirigente del PO de Córdoba, en la prensa obrera del 26/11/09 (que lamentablemente no está en Internet).

Pero ¿qué política levantó el PO?

Realmente nos interesa profundamente la crítica de Guerrero a la política que tuvo el PTS hace 25 años (por eso contestamos tan rápido) pero en sus notas habla de muchas cosas. De muchas, menos de la política del PO.

Veamos. El primer volante que sacó el PO luego de los hechos, el día 29 de enero (6 días después del asalto a La Tablada!), titulaba: “Contra la Militarización del país. Abajo el CoSeNa”, donde claramente dice que "La tarea central actual es repudiar la militarización y defender las libertades públicas" y solo al final, y en forma subsidiaria, denuncia la masacre perpetrada. ¿Pero qué política concreta levantaban entonces? Ninguna. Recién el 23/2/89 el PO comenzó a levantar la línea de "por una profunda investigación de lo sucedido en La Tablada”. ¿Quién debería llevar adelante la investigación? Nunca se aclara. Uno podría pensar que esto es una generalidad y nada más. Sin embargo esta política se daba justo en sincronía con la política de Izquierda Unida que pedía una Comisión Investigadora parlamentaria lo que, como denunció en su prensa el PTS en ese momento, equivalía a enfocar la investigación sobre el MTP y no sobre la represión del ejército, por parte del PJ, la UCR y la UCeDe que eran parte o cómplices de la masacre . ¿Quién debía investigar? Para el PTS era claro que era una Comisión independiente encabezada por Madres, pero el PO no levanto esta política ¿Por qué? Hasta donde sabemos si solo se pide investigación todas las miradas se depositan en el Estado burgués.

En fin, mucha verborragia anti PTS de quienes brillaron por su ausencia un mes y medio antes de La Tablada, cuando el cuartel de Villa Martelli había sido copado por Seineldín y los carapintadas. Mientras miles, con el PTS tomando parte activa, habían rodeado el mismo para repudiar a los milicos el PO convocaba en su volante diciendo: “Hoy sábado 3 nos concentramos en Corrientes y Callao a las 19 hs”. Lejos de la Gral. Paz.

Esperamos que la próxima vez que el PO intente tapar alguna política de derecha y “democratizante” hacia las fuerzas represivas, como sucedió en el pasado diciembre, encuentre algún polemista más sólido, algún hecho más reciente, algún argumento más interesante y, sobre todo, algún suceso donde el PO haya tenido una política integral.

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