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Stiglitz y Kirchner: Algunas reformas para que nada cambie

22 de septiembre 2005

Un intelectual de fuste se ha sumado a la campaña electoral del gobierno, nada menos que el Premio Nobel de economía Joseph Sitglitz, quien luego de abandonar su puesto de vicepresidente del Banco Mundial (BM), se ha dedicado a defenestrar las políticas que este organismo lleva adelante.
Una combinación de intereses produjo esta sociedad, por un lado el discurso del gobierno adquiere lustre con el apoyo de la eminencia, y por el otro el economista se beneficia ya que el “caso argentino” demuestra altos índices de crecimiento, luego de una alta quita en el pago de la deuda y con la ausencia de créditos internacionales y pagando al Fondo Monetario Internacional (FMI), vendría a ser una suerte de “trabajo de campo” donde se demostraría el “éxito” de sus recomendaciones.

Tibias modificaciones

Sin embargo algunas atinadas afirmaciones como “Cada dólar al FMI es un dólar menos para la economía”1 , o que “el Fondo no debería estar exigiéndole a la Argentina que repague su deuda”2 , son extremadamente limitadas ya que pone el énfasis en dos instituciones (el FMI y el BM), sin plantear el problema de fondo que es la relación de dominación que ejercen los países imperialistas sobre los países semicoloniales, de los cuales la guerra de Irak o la invasión a Haití son los ejemplos más extremos de esta situación. Es por esto que apoya la política de este gobierno que mientras critica al Fondo Monetario Internacional, le ha pagado más de lo que debería3 en los últimos años. Continúa la extranjerización de la economía y el crecimiento se basa en un incremento en la desigualdad del ingreso, y afirma que “lo que suele suceder en las recuperaciones tan marcadas como la de la Argentina, es que en las etapas iniciales lo que primero y más rápido mejora son las ganancias empresarias, y por lo tanto empeora la distribución del ingreso. Después, la recuperación se expande más al resto”4 , una afirmación emparentada con un clásico del neoliberalismo: la teoría del derrame5 .
Y con respecto a un organismo como el FMI, no llega a cuestionar su rol de impulsor de las políticas del imperialismo, lo que traería aparejada la necesidad de su disolución, sino que plantea reformar a estas instituciones. Esto lo lleva a afirmar con respecto al FMI y el BM, que “Ante todo es necesario reconocer que ha habido realmente un cambio muy grande de mentalidad en estas instituciones”6 , refiriéndose al documento del FMI publicado hace un año donde hace una tibia autocrítica, que en realidad es un documento donde deslinda sus responsabilidades en las crisis de los últimos años, y ante la insistencia del periodista sobre la ausencia en un cambio de política de estos organismos, Stiglitz insiste en reivindicar el cambio en el discurso. Por otra parte considera que el obstáculo para que estas instituciones cambien, es el gobierno de Bush, “Mientras Bush esté en la Casa Blanca, el cambio será muy difícil. Pero hay cosas en las que hay cambios que se están haciendo y pueden seguir haciéndose. Y algunos de los esfuerzos están siendo orientados a cambios que ocurrirán cuando se produzca un cambio en la administración en Washington”7 ¿Será necesario recordarle que el “Consenso de Washington”, por él criticado, se llevó adelante también durante el gobierno de Clinton que él asesoraba?
Stiglitz también reivindica como avance “el reciente perdón de la deuda. El Reino Unido logró que Estados Unidos aceptara no sólo el perdón de la deuda de varios países sino que el Grupo de los 8 pagara por ese perdón de la deuda”8 , deuda que como él mismo reconoce estos países nunca podrían pagar, mientras que por el otro lado se mantienen todas las condiciones de explotación imperial que llevaron a estos países a la desintegración, la miserias y la hambruna entre otros males.
Por esto cierra la sociedad Kirchner-Stiglitz, mientras el primero tiene una retórica dura contra el neoliberalismo a la vez que mantiene todos los avances de éste como las privatizaciones, la flexibilización laboral, la desocupación y profundiza otras como los salarios de hambre y los pagos en efectivo a los organismos multilaterales de crédito, el segundo quiere que estas instituciones cambien la forma y aflojen algo, para mantener los principales elementos de dominación de un puñado de países imperialistas sobre el resto del planeta.
Es imposible pretender reformar instituciones imperialistas como el FMI o el BM, o esperar alguna negociación satisfactoria. Hay que luchar para terminar con la dominación imperialista comenzando, entre otras medidas, por romper con estas instituciones, dejando de pagar la deuda externa y volcar estos recursos a un plan de obras públicas bajo control de los trabajadores, que satisfaga las necesidades de la población y de empleo a los desocupados, y aumentar el presupuesto de salud y educación.

1 Página 12, 29/08/2005.
2 Ídem.
3 El gobierno desde que interrumpió las negociaciones con el FMI –en los momentos del canje de la deuda-, viene pagando puntualmente todos los vencimientos, incluyendo intereses que se podrían prorrogar automáticamente con sólo informarlo. Hay que agregar que es política del FMI, reducir la deuda que los países tienen con él.
4 Ídem 1.
5 El neoliberalismo siempre afirmó que es bueno que a los capitalistas les vaya bien, ya que en un momento las ganancias obtenidas se “derramarían” sobre los trabajadores y el pueblo.
6 Clarín, 21/08/2005.
7 Ídem 6.
8 Ídem 6.


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