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INTERNACIONAL

MINEROS, CONSTRUCTORES, MECÁNICOS, TEXTILES ENTRE OTROS SALEN A LUCHAR

Sudáfrica sacudida por las huelgas obreras

En Sudáfrica, las grandes luchas de los trabajadores están produciendo un fenómeno de ruptura de franjas de la clase obrera con la dirección del Congreso Nacional Africano y la conducción de la COSATU, la principal central sindical del país.

Diego Sacchi

29 de agosto 2013

Sudáfrica sacudida por las huelgas obreras

Si Egipto con sus multitudinarias movilizaciones contra el gobierno de Morsi, la brutal represión por parte del Ejército y una situación inestable mantiene la atracción de los ojos del mundo en las costas africanas bañadas por el Mediterráneo, exactamente en la otra punta del continente los trabajadores sudafricanos vienen protagonizando en el último período una serie de huelgas en distintos sectores que se intensificaron durante la última semana y pusieron en alerta a la burguesía nativa y a las empresas multinacionales. Más 30.000 trabajadores mantienen detenida la producción automotriz, decenas de miles de obreros textiles paralizaron sus máquinas y desde el lunes 26/8 90.000 mineros y más de 100 mil trabajadores de la construcción entraron en huelga exigiendo mejores condiciones laborales y salariales, una lucha contra el quite de conquistas y contra los despidos en los sectores que ahora están empezando a ser afectados por la crisis económica. Contra el intento de los burócratas sindicales que dirigen los sindicatos, los trabajadores vienen exigiendo que se endurezca aún más la lucha ante la negativa de las patronales (que en su mayoría son empresas imperialistas) a aceptar el reclamo salarial. Se calcula que las pérdidas de las principales empresas automotrices en alrededor de 64 millones de dólares por día. Las huelgas mineras durante el año han llevado a que se recalcule el crecimiento económico del país a la baja, de un 2,5% al 2% según el FMI.
Estas huelgas muestran la fuerza de la clase obrera sudafricana que desde 2010, con la huelga de la construcción que paralizó las obras del Mundial de Futbol, viene enfrentando los intentos del gobierno que busca hacer pagar a los trabajadores la desaceleración de la economía mientras garantiza la ganancia de las principales empresas imperialistas. Muestra el surgimiento de un nuevo movimiento obrero, fortalecido en la década de crecimiento económico, que viene protagonizando duras luchas, cansados de la superexplotación mientras ven que las empresas imperialistas han amasado fortunas.

La masacre en Marikana aceleró la crisis de las direcciones tradicionales
De la mano de las huelgas que paralizan el país, el movimiento obrero desde aquel 16 de Agosto del 2012 conocido como el “Jueves Sangriento” está haciendo una gran experiencia de lucha y organización. Se viene profundizando el proceso de pérdida de legitimidad de la dirección oficialista, la burocracia de la central obrera nacional (COSATU), que viene tratando de impedir la organización de los trabajadores en sindicatos independientes por medio de métodos patoteriles y en connivencia con la policía.
La represión salvaje a los mineros en Marikana fue un punto de inflexión, desde el Apartheid ningún gobierno había reprimido de forma tan brutal. Para millones de trabajadores fue una muestra de qué intereses defiende la alianza gobernante (CNA, COSATU y PCSA), lo que fue percibido rápidamente por sectores de la burocracia sindical y algunos dirigentes del CNA (Congreso Nacional Africano) que tratando de contener la bronca obrera hoy se ubican como opositores al gobierno.
Este 16 de Agosto se vivió una nueva muestra de este proceso. Decenas de miles de trabajadores junto a organizaciones sociales y políticas se manifestaron en Marikana a un año de la represión policial que dejó 34 mineros asesinados durante la lucha del 2012 (ver LVO 489 del 23/08/2012). Los grandes ausentes de la jornada fueron los dirigentes del CNA, el PCSA (Partido Comunista de Sudáfrica) y el sector oficialista de la burocracia de la COSATU. Los discursos en el acto fueron dirigidos a mostrar la responsabilidad directa de estas organizaciones en la represión.
La masacre en Marikana ha expuesto en qué se transformaron las direcciones reformistas, hoy son ellos quienes custodian las ganancias de las multinacionales y la burguesía local a costa de la explotación y la miseria de los trabajadores y el pueblo como se muestra en el ejemplo de que uno de los dirigentes históricos del sindicalismo durante la época del apartheid, Cyril Ramaphosa, es hoy uno de los accionistas de la minera multinacional Lonmin, como dirigente del gran fondo de inversión Shanduka y está también en el consejo de administración de Coca-Cola.
Las viejas direcciones reformistas que pactaron con el imperialismo y la burguesía blanca racista para que la caída del Apartheid no se diera en forma revolucionaria y pusiera en jaque al estado capitalista, hoy es la “nueva elite negra” una casta de políticos, funcionarios y burócratas multimillonarios que es vista por una nueva generación de trabajadores como los garantes de la explotación y la miseria para millones, los garantes de una democracia que le asegura a las empresas imperialistas su ganancia.

Por una alternativa obrera independiente
Esta experiencia del movimiento obrero sudafricano se inscribe como parte del surgimiento de la clase obrera y sus luchas como un nuevo actor que recorre los 5 continentes. Si bien estamos en los primeros pasos, la experiencia de los trabajadores con el gobierno de la Triple Alianza político sindical y las patronales que intentan descargar la crisis sobre sus espaldas, dará nuevos fenómenos políticos. Las principales empresas multinacionales (mineras, automotrices, textiles) vienen exigiendo la imposición del Nuevo Plan de Desarrollo que prevé la precarización de los derechos laborales y un aumento en la explotación de los trabajadores. El gobierno del CNA con la ayuda del PCSA se ha puesto como objetivo llevar ese plan adelante y para esto se propone atacar no solo a las organizaciones obreras independientes, también intenta reforzar el control sobre la COSATU sacando a los sectores de la burocracia que hoy tratan de reubicarse con un discurso opositor.
Si en el pasado las huelgas mineras abrieron el camino, durante las décadas del ‘50 y ‘60, a las experiencias políticas y de organización contra el régimen del Apartheid, la actual irrupción de la clase obrera, con el surgimiento de cientos de comisiones internas independientes de los burócratas sindicales como se viene expresando entre los mineros o los trabajadores de las automotrices y el enfrentamiento con sus direcciones históricas en el gobierno, abre el camino para que la clase obrera avance hacia su independencia política.
En este sentido, la tarea de construir un partido independiente del actual CNA (y sus socios del PC) y de las nuevas variantes reformistas que buscan seguir manteniendo el saqueo y la explotación de los imperialistas y sus socios nacionales, está más vigente que nunca. Un partido capaz de dar una salida obrera a los padecimientos de millones de trabajadores y el pueblo pobre. Un partido que plantee como perspectiva para resolver los grandes problemas nacionales (como la independencia del imperialismo y el reparto de la tierra entre los campesinos pobres), la lucha por el poder obrero y popular.

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