A partir del próximo lunes vuelvo a la emblemática planta gráfica gestionada por sus trabajadores que está frente a la poderosa Ford, ese mal ejemplo para la burguesía que es la hoy llamada Madygraf.

Cuando el incendio de la vivienda donde habitaba me obligó a alejarme por varios meses esta planta era una multinacional norteamericana llamada Donnelley que había presentado una plan de ataque brutal que incluía el despido de un tercio de los trabajadores (123) y una rebaja salarial del 40%, varias eran las batallas que les habíamos ganado en estos años y que nos permitieron tener un salario muy por encima del convenio, bonos de fin de año y el control de los ritmos de producción, pero lo más importante es que al calor de estas peleas habíamos conquistado una gran organización, con una Comisión Interna y una agrupación militante que se fogueó en las luchas junto a las valientes mujeres de Kromberg, en los piquetes de Gestamp y en los cortes de Lear, en la solidaridad activa con los sin techo en el Parque Indoamericano y con los inundados de Las Tunas en Pacheco, en los paros generales y en la lucha por la absolución de los petroleros de Las Heras, pero también en la militancia cotidiana en los talleres del gremio.

Así una semana después de mi accidente, mis compañeros junto a la Comisión de Mujeres se encontraron con que esta patronal yanqui abandonaba el barco, dejando un 0800 para comunicarnos los pasos a seguir. Pero los trabajadores y su comisión interna ya teníamos decidido en nuestro lema “familias en la calle, nunca más” cuáles eran los pasos a seguir, no sin dificultades, pero sabiendo que sólo tomando el destino en nuestras manos podíamos enfrentar la encrucijada nos lanzamos (aunque accidentado me siento parte) a poner en pie la producción como forma de sostener nuestra fuente de trabajo.

Cuando me reincorporé este 2 de marzo habrán pasado casi 7 meses, 7 meses de una gestión obrera que se mantiene en pie y que sigue en la lucha. Nuestra pelea sigue siendo la estatización bajo control obrero, para que el Estado se haga cargo de los salarios, para ponerla al servicio de la comunidad con la impresión de libros, manuales y todo lo necesario para la educación de los hijos del pueblo trabajador.

Hemos dado pasos importantes pero aún queda mucho por transitar. La Cámara de Diputados votó la media sanción de la expropiación de la planta y, aunque no es el proyecto que queríamos y que fue el presentado por el diputado del PTS-FIT Christian Castillo, para nosotros es de una imperiosa necesidad que termine de aprobarse en el senado provincial, por eso ponemos en pie una campaña que ya está siendo apoyada por innumerables personalidades de la política, sindicales, de derechos humanos y de la cultura, pero que queremos le llegue a cada trabajador de todos los rincones del país.

Vuelvo a MadyGraf, a mi puesto de lucha, como un trabajador más, pero también como un militante revolucionario a tratar de aportar mi grano de arena para que esta planta sea una trinchera de la vanguardia obrera en la zona norte, que permita mostrarles a los trabajadores una salida obrera ante las crisis capitalistas.