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PALOS A MILITANTES DE "LA CAMPORA” Y AUTOCUARTELAMIENTO POLICIAL

¿El primer acto de una “guerra de posición” entre Scioli y los K?

Las 10 horas de autocuartelamiento (y el estado de alerta que aún se mantiene) de alrededor de 200 integrantes de la División de Infantería de la Policía Bonaerense de distintos puntos del Conurbano que se “autoconvocaron” en defensa de los 6 uniformados desafectados de la fuerza a raíz de la represión a militantes de La Cámpora durante la ceremonia de jura de Scioli, se ha convertido en la primera crisis política del gobernador a tan sólo 48 horas de su asunción.

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15 de diciembre 2011

¿El primer acto de una “guerra de posición” entre Scioli y los K?

Las 10 horas de autocuartelamiento (y el estado de alerta que aún se mantiene) de alrededor de 200 integrantes de la División de Infantería de la Policía Bonaerense de distintos puntos del Conurbano que se “autoconvocaron” en defensa de los 6 uniformados desafectados de la fuerza a raíz de la represión a militantes de La Cámpora durante la ceremonia de jura de Scioli el lunes pasado, se ha convertido en la primera crisis política del gobernador a tan sólo 48 horas de su asunción.

La represión sufrida por los militantes de “La Cámpora” en los pasillos de la Legislatura provincial no fue un hecho casual, ni tampoco una mera disputa por la ocupación de los balcones ocupados de ante mano por los seguidores de Scioli. Es el primer acto de las tensiones producidas por el avance del cristinismo en la provincia; ofensiva que no sólo enfrenta a Scioli (más allá de su sumisión acrítica al mejor estilo del verdadero Héctor Cámpora) sino también a los dos pilares del verdadero poder provincial: la Bonaerense y al pejotismo encarnado por los Barones del Conurbano.

Desde mediados de año el kirchnerismo impuso a Mariotto como Vicegobernador, copó las listas de legisladores e impuso a los “soldados de Cristina” en los cargos de envergadura en las dos cámaras de la Legislatura (entre ellos, el “camporista” José Otawis se convirtió en vicepresidente de la Cámara de Diputados provincial). Pero no sólo esto, el cristinismo también logró imponer la salida del ex Jefe de la Bonaerense, Paggi, colocando en su lugar a Hugo Matzkin, un comisario dilecto de León Arslanian, lo que permitió que Nilda Garre no sólo ponga un pie en la Bonaerense sino también enfrentar al propio ministro Casal.

Ante este cuadro de situación, el autocuartelamiento policial ocurrido en el día de ayer, el más importante en la historia reciente de la provincia, asomó como una acción abierta de desacato contra Scioli y Casal que algunos señalan como fogoneada por el propio kirchnerismo. Independientemente de esto, los K utilizaran este hecho para disciplinar a Scioli. No es casualidad que Marcelo Sain, legislador provincial de Nuevo Encuentro haya salido rápidamente a pedir la separación del Ministro de Justicia y Seguridad. Ahora Scioli queda frente a la opción de ceder al reclamo policial, lo que lo llevaría a una derrota o mantener las sanciones a los uniformados a costa de que se extienda la protesta policial y que se profundice la crisis actual.

Pero más allá de la resolución que tome esta crisis, las ansias de los K de debilitar a Scioli como uno de los posibles sucesores de CFK va a ser sin duda alguna fuente de nuevos sacudones y enfrentamientos en esta “guerra de posiciones” que hoy acaba de vivir el primer acto en el territorio bonaerense que a su vez anticipan el peso que seguirán cobrando las internas de la Bonaerense en las disputas políticas del PJ. Los trabajadores provinciales tenemos que aprovechar esta crisis por arriba para desarrollar nuestra movilización contra el ajuste que prepara Scioli en la estructura provincial y en momentos en que termina de anunciar su negativa a otorgar el plus salarial que habían anunciado semanas atrás.

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