El martes 28 se reunió el Consejo del Salario. El gobierno con la burocracia de la CGT oficialista y la CTA Yasky, que también responde al kirchnerismo, junto con las cámaras empresarias, acordaron un nuevo salario mínimo, vital y móvil. El nuevo mínimo subirá a $2.670 a partir de septiembre y llegará a $2.875 en febrero. Una verdadera miseria.

Migajas para los trabajadores

Los burócratas de la CGT kirchnerista en la voz de Gerardo Martínez, buchón del Batallón 601 y de la UOCRA que mantiene el 64% de sus trabajadores en negro, llevaron al Consejo del Salario la propuesta de 2.900 de mínimo (un 25% de aumento), mientras los empresarios decían que no podía superar los 2.800. La canasta familiar para una familia con dos hijos según estiman los trabajadores del INDEC que enfrentan la Intervención rondaría los $6.000. Toda la “disputa” no fue más que una actuación. Todos acordaron en mantener el salario mínimo bien lejos de las necesidades del pueblo trabajador.

La CGT moyanista pegó el faltazo y en las calles hizo una campaña con afiches por $3.500 de mínimo sin llamar a ninguna medida de lucha. La CTA michelista, también ausente en el Consejo del Salario, se convocó a las puertas del Ministerio de Trabajo para hacer una marcha testimonial por $5.000 de mínima. La Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas y Coninagro, aunque votaron en disidencia, con su asistencia hicieron un gesto al gobierno que necesitaba quórum en el Consejo del Salario. Eduardo Buzzi de la Federación Agraria, al igual que Hugo Moyano, se ubicó en el espectro opositor y no fue de la partida, dejando expuestas diferencias dentro de la Mesa de Enlace.

En el país 3,5 millones de asalariados trabajan en negro en favor de las ganancias empresarias y no serán alcanzados por el salario mínimo. En el Consejo del Salario se acordó conformar una comisión para combatir el empleo en negro. Como decía Juan Domingo Perón cuando no se quiere resolver algo lo mejor es pasarlo a comisión.

Un “modelo” de salarios bajos

Después de años de crecimiento récord el salario real, aunque se recompuso desde los escasos niveles de 2001, se encuentra en niveles similares a la denostada década del noventa. La recuperación de los salarios se dio porque el propio crecimiento económico fortaleció a la clase obrera para luchar y no por voluntad política del gobierno. La tendencia de largo plazo al ascenso no se mantuvo, para lo cual pesó fundamentalmente la acción concertada de la Santa Alianza entre las patronales, el estado y la burocracia sindical. Mientras el salario sigue perdiendo poder de compra por la inflación, la persistencia de los topes para percibir las asignaciones familiares y el mal llamado impuesto a las ganancias aplicado al salario. El seguro de desempleo para desocupados está estancado hace seis años y la asignación universal por hijo no aumentó cuando ya pasó gran parte del año.

El relato kirchnerista se cansó de repetir la falsedad de que el impuesto al salario era una medida distributiva que afectaba a trabajadores “ricos” porque había que mejorar la situación de los más postergados. Hoy los trabajadores en negro cobran en promedio $1.800 y la clase obrera (en negro o en blanco) cobra en promedio $3.200. Con el nuevo salario mínimo de miseria los más postergados no pueden tener ni la más mínima aspiración a mejorar su situación.

Para Marx el valor de la fuerza de trabajo estaba determinado histórica y socialmente. Con el kirchnerismo el valor de la fuerza de trabajo es bajísimo en términos históricos. Sobre el salario obrero siguen pesando todas las conquistas que la burguesía logró con neoliberalismo y continúan con el kirchnerismo.