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PARTIDO

LAS BATALLAS DEL PTS EN EL ESCENARIO NACIONAL

Mil compañeras de Pan y Rosas y el PTS en el Encuentro Nacional de Mujeres

Esta semana el PTS realizó un gran despliegue militante en dos intervenciones: ante la desaparición de Alfonso Severo, testigo del juicio por Mariano Ferreyra, el partido y especialmente su Juventud respondió de manera contundente, movilizándose en todo el país y el fin de semana, una masiva delegación de Pan y Rosas y el PTS participó del Encuentro Nacional de Mujeres en Posadas, como detallamos en este artículo.

Andrea D'Atri y Laura Lif

11 de octubre 2012

Mil compañeras de Pan y Rosas y el PTS en el Encuentro Nacional de Mujeres

Una gran experiencia en tierra misionera

Las compañeras de Pan y Rosas y el PTS hicimos una gran experiencia viajando al XXVII Encuentro Nacional de Mujeres (ver páginas centrales).
Sobran los motivos y el entusiasmo para que las mujeres nos organicemos por nuestros derechos, permanentemente pisoteados por la Iglesia, el Estado y la patronal. Bajo el kirchnerismo, el 43% de las mujeres que trabajan lo hacen en condiciones precarias, crecieron los índices de embarazos adolescentes y de muertes por abortos clandestinos, se multiplicaron los casos de mujeres secuestradas por redes de trata y siguen escalando las cifras de muertes por la violencia machista.

Indudablemente en amplios sectores, especialmente entre las más precarizadas, las trabajadoras y sectores de la juventud estudiantil, se profundiza el descontento con el gobierno, que sostiene una política cada vez más marcada contra la clase trabajadora y el pueblo mientras empeoran las condiciones de vida de las mujeres.

Sin embargo, si este descontento no pudo expresarse categóricamente fue por el rutinarismo y el espíritu de conciliación que impone la Comisión Organizadora, lo que impidió que Posadas fuera un punto de inflexión que transformara el Encuentro en un canal a través del cual las mujeres pudieran dar el puntapié inicial de un gran movimiento de lucha por sus derechos.

“Somos de Pan y Rosas, somos mujeres organizadas...”

“Somos de Pan y Rosas/ somos mujeres organizadas/ hoy no nos para nadie/ hoy nos plantamos contra el patrón./ Somos la juventud que tiene a Zanon como bandera/ obreras y estudiantes luchando por la revolución./ ¡Vamos a luchar, las calles a ganar/ contra este gobierno y la patronal!/ ¡Vamos a luchar/ las calles a ganar/ Mariano Ferreyra/ te vamos a vengar!” Una y otra vez retumbó este canto en el patio de la escuela donde se alojó nuestra delegación, que reunió a más de mil mujeres de diez provincias, y que se amplió aún más cuando marchamos por las calles de Posadas, con mujeres que conocimos en los talleres y se plegaron a nuestra columna, en cuya cabecera se hermanaron las obreras industriales, las de los ingenios norteños, las delegadas estatales y docentes con las valientes trabajadoras ceramistas de Zanon.

Las compañeras de Pan y Rosas y el PTS intervinimos planteando la necesidad de poner en pie un gran movimiento de lucha por el derecho al aborto, contra las redes de trata y todas las formas de violencia, y por los derechos de las trabajadoras.

Participamos de los debates sobre la situación política nacional, que inevitablemente cruzaron el Encuentro, explicando por qué apoyábamos el paro de la CTA pero manteníamos una posición independiente de las distintas variantes patronales, razón por la que no concurriríamos al acto convocado junto a la Federación Agraria. También debatimos sobre el motín de gendarmes y prefectos y convocamos a participar de la marcha del 20 de octubre, por Mariano Ferreyra.

Junto a nosotras, “ni sumisas, ni calladas ¡luchadoras y organizadas!”, se presentaron las mujeres del Ingenio La Esperanza y de los asentamientos del Ingenio San Juan y de Alderetes, las familiares de Ismael Lucena –asesinado por el gatillo fácil-, las trabajadoras de limpieza del SOM de Jujuy, las trabajadoras de la Salud de Tucumán y las jóvenes estudiantes de las universidades del NOA.

No faltaron, hermanadas con toda la delegación, las inmigrantes de Bolivia, Paraguay y Perú, que son explotadas en los talleres textiles de Buenos Aires, son empleadas domésticas, discriminadas y marginadas del sistema educativo y de salud, que pelean por un techo. Ellas recibieron el abrazo hecho canto de todas las demás: “¡nativa o extranjera, la misma clase obrera!”

Muy destacada fue la participación de las dirigentes y trabajadoras de las grandes fábricas de la alimentación, que enfrentaron a la burocracia de Daer en Kraft, Pepsico, Stani, Felfort, cortaron la Panamericana contra los despidos, pararon en protesta contra el acoso sexual de los jefes, y son espiadas por el “Proyecto X” de la Gendarmería. Y junto a ellas, las obreras gráficas de WorldColor, que llegaron hasta Posadas con el apoyo financiero de sus compañeros de fábrica. Y la Comisión de Mujeres de Donnelley, integrada por las familiares de los obreros. También participó una destacada delegación de mujeres familiares de obreros metalmecánicos. Se mezclaron en debates, cantos, charlas, mateadas y bailes con las trabajadoras estatales y las docentes de todo el país y con las trabajadoras de los grandes servicios, como las aeronáuticas y las telefónicas.

Una potente unidad entre obreras, inmigrantes, jóvenes estudiantes, empleadas domésticas y trabajadoras estatales, desde el Norte azucarero a la Patagonia ceramista. Todas y cada una se emocionaron con las palabras de las demás, mientras las estudiantes secundarias que enfrentan a Macri y las que vinieron de quince universidades nacionales inventaban consignas para gritar a viva voz por el derecho al aborto, contra la Iglesia y el gobierno y por la solidaridad con las luchas obreras.
Esta vez la delegación de PyR contó con muchas más mujeres trabajadoras que otros años, siendo la única agrupación del encuentro que tuvo esta destacada participación. Todas las trabajadoras agradecían a las estudiantes su apoyo, que las hayan incentivado a llevar sus luchas a las aulas y al Encuentro. Todas las estudiantes coreaban, con los puños en alto: “Obrera, escucha, tu lucha es nuestra lucha”.

Construir un gran movimiento de lucha por todos nuestros derechos

La combativa delegación de Pan y Rosas y el PTS, de alguna manera –aún en pequeña escala- pudo ser un canal a través del cual esta bronca emergiera, transformándose en fuerza de lucha. Centenares de mujeres que sufren la explotación y la opresión, pero al mismo tiempo recobran una energía y una fuerza imparable cuando se sienten hermanadas con otras mujeres en la lucha por liberarse de las cadenas.

Eso “nuevo” que encontramos en las jóvenes hartas de la clandestinidad del aborto, en las mujeres aguerridas del NOA que enfrentan la represión policial y a los terratenientes de los ingenios, en las inmigrantes que levantan la voz y la mirada con orgullo contra la discriminación, es apenas una pequeña muestra del potencial que existe para poner en pie un gran movimiento de lucha por los derechos de las mujeres.

La militancia común preparándonos para el Encuentro, como la misma convivencia durante su transcurso, permitió un entusiasta intercambio entre todas las que integraron nuestra delegación. Una militancia “cruzada” que permite romper con el corporativismo estudiantil y sindical, que es el fermento y la fuerza material para que, con creatividad, sensibilidad y voluntad política, nos propongamos avanzar en la construcción de un amplio movimiento de mujeres.

En cada fábrica, dependencia estatal, establecimiento de trabajo, en los centros de estudiantes, las comisiones internas, con las agrupaciones sindicales y estudiantiles, en las comisiones de mujeres... Pan y Rosas asume el desafío de organizar un gran movimiento por los derechos de las mujeres, en especial de las mujeres trabajadoras. Desplegando la energía, la abnegación, la voluntad de centenares de mujeres en todo el país, es posible construir un movimiento que luche por el derecho al aborto, contra todas las formas de violencia machista y por los derechos de las trabajadoras. En ese camino, avanzando en una experiencia común con cientas de mujeres, estará planteada la perspectiva de que muchas de ellas abracen el programa y la estrategia de Pan y Rosas, heredado de la experiencia histórica de las revolucionarias socialistas, para la emancipación de la mujer.

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