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MOVIMIENTO OBRERO

Amplio repudio al ataque de la patota del SMATA a Nicolás del Caño

Era por todos conocido que el diputado del PTS en el FIT, Nicolás Del Caño, comenzaría su intervención planteando una moción de privilegio para denunciar el ataque que sufrió el pasado jueves 4, cuando nuevamente se solidarizaba con los trabajadores despedidos de Lear. La Gendarmería reprimió a los manifestantes y a él en particular echándole gas pimienta en los ojos para inmovilizarlo.

Mirta Pacheco

11 de septiembre 2014

Amplio repudio al ataque de la patota del SMATA a Nicolás del Caño

Era por todos conocido que el diputado del PTS en el FIT, Nicolás Del Caño, comenzaría su intervención planteando una moción de privilegio para denunciar el ataque que sufrió el pasado jueves 4, cuando nuevamente se solidarizaba con los trabajadores despedidos de Lear. La Gendarmería reprimió a los manifestantes y a él en particular echándole gas pimienta en los ojos para inmovilizarlo. Cuando comenzaba a hablar un gran abucheo, que pretendía callarlo, surgió de los palcos. Allí se encontraba una patota con sus casacas verdes que lo insultaba, llamándolo “zurdo puto”, en clara defensa de la Gendarmería y de la patronal norteamericana que junto a esa misma patota, hostiga constantemente a los trabajadores despedidos y a sus delegados. A esta altura el recuerdo de otra burocracia verde, la de la Unión Ferroviaria de Pedraza, que con su propia banda de patoteros asesinó a Mariano Ferreyra, surge instantáneamente.
Cualquiera podría pensar que la presidencia de la cámara en manos del kirchnerista Julián Domínguez, hizo retirar del recinto a quienes protagonizaban un verdadero escándalo. Pero no, Domínguez se limitaba cínicamente a decirles “silencio por favor, señores trabajadores”. Ni señores ni trabajadores: patoteros a sueldo para quebrar huelgas y agredir a quienes se solidarizan con los trabajadores y si son zurdos lo hacen con mayor ahínco.
El diputado Nicolás Del Caño pese a este ataque consentido por la bancada kirchnerista, continuó su intervención planteando claramente que "Berni pasó de las palabras a los hechos. Primero amenazó y después nos mandó a la Gendarmería para impedir que ejerza mi mandato como diputado que recibió más del 15% de los votos de los mendocinos, un claro mandato de estar y apoyar a los trabajadores" y terminó afirmando que “vamos a seguir apoyando la lucha de la clase obrera y la juventud, aunque nos hostiguen física y verbalmente, para eso llegamos a este lugar”.
Por supuesto la bancada kirchnerista no se quedó callada y quién tomó la palabra para reafirmar su apoyo a la patronal de Lear y al accionar del SMATA fue Oscar Romero, dirigente de ese sindicato y diputado del FpV. Recibió los aplausos entusiastas solamente de sus pares oficialistas y desde los palcos ya no se escuchaban abucheos, sino un cerrado apoyo. Más tarde se pudo ver a Romero abrazado a los “muchachos peronistas”.

El repudio al ataque de la burocracia sindical se hizo sentir
La oposición, pese a que muchas veces también criticó a Del Caño por alentar la movilización de los trabajadores y los sectores populares, ante el escándalo protagonizado por la burocracia sindical comandada por Pignanelli, aliada del gobierno, no pudo menos que repudiar este hecho y solidarizarse con él. El jefe de la bancada radical, Mario Negri, planteó a su vez otra moción de privilegio para que se le ordene a esa patota retirarse del recinto, cosa que tampoco surtió ningún efecto en Domínguez que miraba hacia los palcos en forma cómplice, otros diputados apoyaron esta moción que fue rápidamente desestimada por el kirchnerismo. Denunciando a Julián Domínguez por haberle permitido su presencia, Negri preguntó de manera irónica "¿Vienen a plantear la cuestión de los despidos y de las suspensiones?".
El diputado Néstor Pitrola (PO-FIT) también denunció el trato diferencial que tienen los autotitulados nacionales y populares con los trabajadores en lucha, con respecto a las burocracias sindicales: "Cuando vinieron los despedidos de Shell y Calsa a este recinto, la seguridad los sacó y maltrató. Ahora viene esta patota amenazante y la presidencia los deja estar".
En el mismo recinto se encontraban los principales canales de televisión y las radios cubriendo la sesión y sus periodistas mostraron lo que estaba sucediendo: “claramente no son trabajadores...” relataba un cronista que observaba azorado a los personajes de los palcos y fue escuchado por millones de televidentes.
Así, medios gráficos y audiovisuales reflejaron a la patota del sindicato que viene actuando en común con el gobierno, su gendarmería comandada por el ex carapintada Berni y la multinacional Lear, en contra de las 60 familias que siguen luchando por sus puestos de trabajo y de los representantes de los trabajadores: los delegados que ese mismo día eran agredidos en la fábrica.

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