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MOVIMIENTO OBRERO

Basta de tregua de las centrales sindicales: impongamos un paro activo de 36 horas

El mundial pasó. Los problemas quedan. Recesión e inflación son un cóctel explosivo, porque vienen: suspensiones, despidos y el salario que alcanza cada vez menos.

Los dirigentes de los sindicatos amagan despertar de su larga siesta, que empezó al otro día del gran paro del 10 de abril para los opositores y para el oficialismo hace años. Por ahora sólo hablan. ¿Hacer? Nada.

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24 de julio 2014

Basta de tregua de las centrales sindicales: impongamos un paro activo de 36 horas

El mundial pasó. Los problemas quedan. Recesión e inflación son un cóctel explosivo, porque vienen: suspensiones, despidos y el salario que alcanza cada vez menos.

Los dirigentes de los sindicatos amagan despertar de su larga siesta, que empezó al otro día del gran paro del 10 de abril para los opositores y para el oficialismo hace años. Por ahora sólo hablan. ¿Hacer? Nada.

La CGT oficial se quejaba por lo bajo porque por más que se arrodille frente al gobierno ni siquiera le prometen bajar el impuesto al salario (“ganancias”). Ahora Caló elevó el tono y amenaza: “Les dimos los diez días y vamos a ver después qué nos contestan. Las circunstancias están así. La cancha está embarrada y hay que jugar con los tapones altos”. ¿Irá al paro la CGT oficial? El mismo día se anunciaron 40 despidos en Emfer y Caló dice: “No sé nada”. Visteon, la autopartista de Quilmes (UOM), en 2 meses cierra su planta y deja a la gente en la calle. En Tierra del Fuego, dejaron pasar cientos de despidos disfrazados de “fin de contrato”. En la UOM se pierden miles de puestos de trabajo, hay suspensiones, y mientras sus dirigentes se “ponen los tapones altos” a los trabajadores les hacen goles de todos lados.

Para no hablar del SMATA. Los seguidores del Gordo Rodriguez son los gerentes de RRHH de las multinacionales. Buchones en la dictadura, dictadores en democracia. Así actuaron en Gestamp, y ahora en Lear (ver notas). Amenazan a los delegados no oficialistas en VW. “Ya no hay mas zurdos entre los delegados de mi gremio” dice el mafioso dirigente. Hoy se abrazaba a Cristina en la inauguración de la planta de Yamaha, ambos creen que unos pocos puestos de trabajo (es una armadora) pueden compensar los miles que peligran o se pierden mes a mes en la rama automotriz.

Moyano habla de un paro para agosto pero no define ni fecha, ni duración ni modalidad. Micheli espera ver que hace Hugo. A ambos les preocupa más el impuesto a la ganancia que el salario de la mayoría de la masa obrera que está lejos de tributar y la inflación lo hace cada vez más flaco. Ni hablar de los tercerizados, o de enfrentar las suspensiones y despidos en la industria.
Los gremios que cerraron paritarias primero (por debajo del 30%) sienten la bronca de sus bases y salen a pedir reajuste o un plus. Los docentes de medio país están que trinan y quieren retomar la lucha para mejorar sus salarios.

La bronca crece por abajo. Los trabajadores toman conciencia que el gobierno ya no puede mantener ni el salario ni los puestos de trabajo como hasta ahora.

Los dirigentes sindicales, oficialistas u opositores, amenazan a moverse porque ven que el descontento obrero crece y junto con él surgen sectores que resisten, se organizan y que los cuestionan. Y que si la crisis avanza los pueden pasar por arriba. El miedo de estos burócratas no es zonzo.

Hay que frenar el ataque

Pero en luchas por fábricas, aisladas, no podemos evitar que la crisis recaiga sobre nuestras espaldas. Por eso los sectores combativos, como los nucleados en el Encuentro Sindical Combativo de Atlanta y otros, junto con la izquierda, debemos redoblar los esfuerzos (como venimos haciendo del PTS) para dar apoyo efectivo y activo a las luchas en curso, como Emfer y Lear. Para coordinarlas y hacer asambleas en todos los lugares de trabajo, y votar la exigencia a la CGT Moyano y la CTA Micheli: que le pongan fecha ya al paro activo de 36 horas.
Ni una familia más en la calle, ni despidos ni suspensiones, salario indexado al costo de vida, basta de precarización laboral, no al impuesto al salario son las demandas más sentidas de toda la clase obrera.

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