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MOVIMIENTO OBRERO

40 REINCORPORACIONES Y UNA GRAN EXPERIENCIA DE LUCHA

Calsa: primeras conclusiones de una importante lucha obrera

Después de casi 60 días de paro, donde los trabajadores enfrentaron maniobras y aprietes de la multinacional Calsa (carneros, no pago de los salarios, asedio de la policía) la semana pasada se levantaron las medidas de fuerza, logrando la reincorporación de 40 de los 60 despedidos.

PTS

26 de junio 2014

Calsa: primeras conclusiones de una importante lucha obrera

Después de casi 60 días de paro, donde los trabajadores enfrentaron maniobras y aprietes de la multinacional Calsa (carneros, no pago de los salarios, asedio de la policía) la semana pasada se levantaron las medidas de fuerza, logrando la reincorporación de 40 de los 60 despedidos.

Esta lucha es un gran ejemplo para futuros conflictos que surjan, ya que mostró una gran respuesta obrera a los ataques de la empresa, una sólida unión de los trabajadores y sobre todo una tendencia a la coordinación de los conflictos. Esto último se demostró cuando se unieron a los despedidos de Shell, con quienes cortaron el Puente Pueyrredón bajo una sola bandera: ¡reincorporación de todos los despedidos! Este corte no fue una actividad más. La fuerza y la moral con la que los compañeros de Calsa “copaban” el emblemático puente expresó un nuevo movimiento obrero que mostró a miles de otros obreros que se puede pelear contra las patronales. Por eso fueron protagonistas en la reunión de ATE Sur convocada por los despedidos de Shell, donde participaron casi todas las organizaciones combativas, muchas de ellas nucleadas en los encuentros del sindicalismo combativo de Atlanta, y una delegación participó del Encuentro de zona Norte.
 
Un ataque al surgimiento de un nuevo activismo obrero

La patronal inglesa atacó duro con despidos masivos, con el objetivo de cortar el clima de unidad y porque surgió un activismo que comenzó a cuestionar la dictadura fabril. Esta empresa imperialista no tenía otro motivo que intentar volver a una fábrica “tumba”, controlada. De ahí su dureza; prefirió perder millones a costa de sacarse de encima la rebeldía obrera naciente. Pero el tiro le salió por la culata y tuvieron que reincorporar a más de 40 obreros, que vuelven con la experiencia de la lucha en sus hombros. Las huelgas son escuelas para los patrones y también para los trabajadores.

Se realizaron asambleas, se difundió el conflicto en universidades y lugares de trabajo, se hizo un fondo de lucha que juntó decenas de miles de pesos, se ganó el apoyo de los vecinos, se impulsó la Comisión de Mujeres, se organizaron festivales, se realizaron cortes y acciones que salieron en todos los medios. Se logró, por iniciativa del diputado Christian Castillo del PTS en el FIT que la comisión de Derechos Humanos de la Legislatura provincial sesione en la carpa de los despedidos; hay que destacar el aporte de $25 mil que junto al diputado Nicolás del Caño, también del PTS, donaron al fondo de lucha.
 
El rol del FTIA en la lucha: un importante freno a la lucha de los trabajadores

A diferencia de Gestamp o Shell, con sindicatos que sacaron una solicitada contra “la infiltración de la izquierda en los sindicatos”, la Federación dirigida por Morán se vio obligada a “acompañar” la lucha de los trabajadores de Calsa. Por dos motivos: el papel del activismo y la base obrera, que con clara disposición de lucha le impuso el conflicto al sindicato, sumado a la dureza de la empresa. Así como la empresa tenía como objetivo estratégico descabezar al activismo, el sindicato se propuso que no le pase como a Daer y surja una oposición antiburocrática y clasista. Ya lo dijo éste discutiendo con sus amigos burócratas: “si piensan enfrentar a los zurdos así van mal”. Lo planteó por experiencia, ya que la Bordó en la Alimentación, dirigida por el PTS e independientes, no sólo dirige las comisiones internas de Kraft, PepsiCo y Lodiser, sino que sacó el 40% de los votos en el gremio.

La Federación se negó a difundir el conflicto, a participar de las acciones como el corte del Puente Pueyrredón y a impulsar un paro de todo el gremio durante la paritaria por la reincorporación de los despedidos. En esto tuvieron el apoyo de la militancia K, que a través de La Cámpora no dudó en coincidir con el sindicato en la línea de “apoyar pero no ganar”.

Se negaron (entre otras cosas) a responder a los ataques que la empresa lanzaba en solicitadas en los principales diarios, y en el momento de mayor debilidad de la patronal -cuando lanzaba una contraofensiva- los dirigentes sindicales ante la consulta de muchos activistas sobre qué proponía el sindicato para seguir, respondieron desmoralizando y convenciendo de levantar el paro.
 
¿Cómo llegar mejor preparados?

Es una gran novedad el desarrollo de un activismo que se convirtió en el pilar de la lucha, que enfrentó una dura patronal, obligó al sindicato a llegar a donde no quería, mantuvo unida gran parte de la base impidiendo las maniobras de la patronal y logró la reincorporación de 40. El límite que tuvo este destacado activismo -pese a que le impuso de todo al sindicato- es que no planificó seriamente cómo afectar a la empresa (más allá del bloqueo) y llegó a la lucha sin haber forjado un agrupamiento independiente a la burocracia como existe en Kraft o PepsiCo, que durante la lucha pudiese convertirse en una alternativa. Al faltar ese conocimiento milimétrico sobre la situación de la empresa, el tiempo jugó a favor de la patronal, y al no haber una dirección alternativa al sindicato, se desgastó la lucha y no se pudo imponer los 60 adentro. Con más estudio sobre la patronal y una dirección independiente y antiburocrática no estaba garantizado el triunfo, pero se podía luchar en mejores condiciones.

De vuelta en la fábrica y de cara a los próximos ataques patronales, éste es el desafío planteado para poder vencer.

Es fundamental la organización de la fábrica bajo nuevas banderas: las del sindicalismo antiburocrático y combativo, banderas hoy levantamos con orgullo los compañeros de la Bordó en la Alimentación.

Quienes conformamos el PTS en la zona Sur del Gran Buenos Aires, pese a no tener militantes ni delegados dentro de la fábrica, estamos orgullosos de haber estado desde el primer día poniendo nuestros mayores esfuerzos militantes para que triunfen, y también estaremos para colaborar en las tareas de la nueva etapa.

Prensa

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