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NACIONAL

SUBTE Y CIUDAD DE BUENOS AIRES

Crónica de muertes anunciadas

La estación Los Incas (cabecera de la línea B) se inundó rápidamente con las primeras gotas de lluvia. Las escaleras de acceso, convertidas en verdaderas cascadas, formaban en los vestíbulos y andenes grandes lagunas que desembocaban en las vías sin ningún obstáculo.

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4 de abril 2013

Crónica de muertes anunciadas

La estación Los Incas (cabecera de la línea B) se inundó rápidamente con las primeras gotas de lluvia. Las escaleras de acceso, convertidas en verdaderas cascadas, formaban en los vestíbulos y andenes grandes lagunas que desembocaban en las vías sin ningún obstáculo. Fue un fotograma de la película donde las calles de la ciudad se transformaban en ríos y las casas en depósitos de agua, con miles de damnificados y 8 víctimas fatales.

En el subte, las bombas luchaban vanamente por achicar la enorme masa de agua que raudamente comenzaba a cubrir los rieles, incluido el que transporta alta tensión. En estas condiciones, la empresa ordena a un grupo de trabajadores, entre ellos, Antonio Villares, revisar el funcionamiento de esas bombas. Sin ninguno de los mecanismos de seguridad necesarios, con el tercer riel electrizado con más de 600 volts y sin comunicación con el puesto de control la empresa quiere que los compañeros cumplan la orden. El resultado es lamentable: la muerte de Antonio, la primera víctima fatal de este nefasto 2 de abril.

Todo esto que pareciera ser un relato de ficción no es más que la cruda realidad de las condiciones y los hechos que provocaron una nueva muerte obrera en el subte, la tercera en poco más de año y medio. Estas muertes no tienen nada de accidentales, son consecuencia directa de la falta de medidas básicas de seguridad e higiene. Es la misma empresa, perteneciente al grupo Roggio, que no hizo la mínima inversión en mantenimiento, obras y mucho menos en garantizar las condiciones de seguridad a trabajadores y usuarios.

Por eso los trabajadores de la línea B realizamos una asamblea y resolvimos el paro desde las 12 hasta el final del día en repudio a la muerte y para exigir mejoras en las condiciones de trabajo. Los compañeros del resto de las líneas también las paralizaron desde las 16 hs. dándole forma a un paro total y contundente.

No fueron accidentes

La responsabilidad de estos crímenes no recae sólo sobre Metrovías, aunque sea la principal culpable. El gobierno nacional y el de la ciudad también son responsables. Los Kirchner no sólo sostuvieron la concesión leonina. También le entregaron millonarios subsidios durante casi 10 años, al igual que a Cirigliano en el Sarmiento, lo que provocó la masacre de Once. 

Los trabajadores del subte tenemos que exigir el inmediato retiro de la empresa Metrovías. Una vez más queda en evidencia que no tiene intenciones de resolver los problemas de fondo para un servicio mejor y seguro para millones de usuarios del pueblo trabajador y para los propios trabajadores. Exigimos la apertura de los libros de contabilidad para conocer el destino de los millones que recaudó en estos 19 años de concesión que no se invirtieron en el servicio, y reclamar su devolución. A la vez que peleamos para que los trabajadores, los únicos que verdaderamente estamos interesados en conseguirlo, tomemos en nuestras manos la administración, terminando con el parasitismo de las empresas privatizadas, que vienen robando desde la época de Menem, lo siguieron haciendo diez años con el kirchnerismo y hoy continúan con Macri.

La comisión Directiva de la AGTSyP tiene que impulsar los mecanismos para incrementar la participación de los trabajadores en todos los ámbitos del servicio. Por un lado tenemos que presentar ya el pedido de la Personería Gremial para quitarle a la burocracia de la UTA toda posibilidad de avalar los planes macristas. Junto a esto debería presentar, para discutir democráticamente, un proyecto de administración de los trabajadores para empezar a oponerse frontalmente al avance del macrismo.

Otras ganancias capitalistas, la misma desidia

Así como las ganancias de Metrovías, traducen en desidia y muertes de trabajadores, las ganancias de las megaconstructoras e inmobiliarias se transforman en muertes del pueblo porteño.

Macri se auto-inculpó, diciendo: “faltan hacer las obras del arroyo Vega y Medrano que hubieran mejorado la situación, ahora pudimos pedir el crédito para realizarlas en los próximos años”. Pero los miles de afectados, y ni hablar las víctimas, no tienen tiempo para esperar. Los tiempos de los políticos patronales no son nuestros tiempos.
Ahora Macri dice que el gobierno nacional habilitó la posibilidad de sacar el crédito para las obras y -¡oh casualidad!- la habilitación llega cuando una de las empresas que realizará las obras es Dialco, del kirchnerista Cristóbal López. Clarísimo: acuerdos para los negociados de amigos y muerte y catástrofe para el pueblo trabajador. En vez de créditos para negociados se podría conseguir la plata quitándole los subsidios a Metrovías, y aplicando impuestos a las grandes constructoras, junto a un plan de obras públicas para dar trabajo a los desocupados y realizar las obras de infraestructura necesarias para que no sucedan más estas “catástrofes”.

El ejemplo del centro comercial DOT, donde su desagote inundó al carenciado Barrio Mitre, es otra imagen de cómo se beneficia a los capitalistas en desmedro de la vida del pueblo. LaCABA está destinada cada vez más al negociado para las constructoras e inmobiliarias (300.000 viviendas están vacías y son utilizadas como especulación financiera en medio de una emergencia habitacional); mientras se sigue construyendo torres para inversión que lo único que hacen es empeorar la situación de la infraestructura cloacal y pluvial de la ciudad que conlleva muertes y catástrofe ante cada lluvia.

Mientras se mantienen los subsidios a Metrovías se subejecutan los presupuestos destinados a servicios sociales claves, como vivienda (69% ejecutado), agua potable y alcantarillado (48% ejecutado) y transporte (42% ejecutado) sólo en 2012. En concreto, fueron $3.000 millones que no se ejecutaron en servicios sociales esenciales entre 2007 y 2012. Con el gobierno de Macri queda claro, la plata para servicios sociales y para infraestructura están en detrimento de las ganancias de los empresarios del transporte como Roggio y las megaconstructoras como la de Cristóbal López.

Desde el subte, desde todas las organizaciones de trabajadores y estudiantes, debemos organizar la solidaridad activa con todo el pueblo, así como imponer con la movilización las indemnizaciones a todos los damnificados sin ninguna restricción.

Prensa

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