Desde el Partido de Trabajadores Socialistas, repudiamos la brutal represión policial ordenada por la Justicia, el gobierno municipal y provincial, y nos solidarizamos con la lucha de los trabajadores y el pueblo pobre de La Quiaca.

El viernes 6 se hizo público, a través de los medios nacionales, la violenta represión que sufrieron los desocupados y sectores pobres de La Quiaca. Desde hace meses se ha conformado una multisectorial que organiza a diferentes sectores populares que reclaman un aumento de los planes de empleo de 150 a 500 pesos, mercadería y aumento del presupuesto para los comedores, el acceso a la tierra para los campesinos, la extensión del tendido de agua potable y denuncian la contaminación de las empresas mineras, entre otras demandas.

Luego de varias idas y venidas con los funcionarios locales y autoridades provinciales, sin obtener ninguna respuesta concreta, la multisectorial endureció las medidas de lucha: corte del paso internacional a Bolivia, la “cruxifición” del cura Olmedo, para finalmente tomar la Municipalidad. Todos estos reclamos, son propios de la delicada situación de los habitantes de esta ciudad, que no es ajena a la del resto de la provincia. La escalada inflacionaria viene devorando los bajos salarios, haciendo cada vez más difícil el acceso a los alimentos y productos básicos para la vida de amplios sectores de la población, siendo los desocupados los más vulnerables. Por ejemplo, el elevado precio de la harina (una bolsa se vende por encima de los $100), la carne, el aceite, etc. junto a la especulación de los grandes comerciantes, que aprovechan las ventas en una zona fronteriza como esta, provoca desabastecimiento y precios por las nubes. Mientras tanto, a pocos km las multinacionales de la minería se llevan millones, superexplotando trabajadores y contaminando los suelos, el agua y el medioambiente.

Por su parte, los reclamos populares y la respuesta represiva muestran los estrechos límites de la política de “pacto social” de bajos salarios entre el gobierno y las direcciones sindicales. La inflación desatada desde el paro del campo, golpea día a día a los trabajadores y el pueblo, sólo en abril el alza de precios fue del 4% en la provincia. Lo que pone en ridículo las declaraciones del Secretario de Gobierno, Costas, quien afirma que “el campo no afecta a Jujuy”.

Mientras tanto, el gobernador Barrionuevo, se desentiende de estos reclamos. Primero, minimizando los hechos, planteando que, ““no hubo represión sino que se dio una circunstancia lógica de forcejeos y empujones porque la gente no accedió tan fácilmente a salir”. Para luego, declarar que la solución del reclamo esta en manos del gobierno nacional y municipal. Es que este reclamo, va a contramano de su política de pacto social que viene impulsando junto a los partidos de la oposición (UCR), funcionarios y políticos del PJ, empresarios, la iglesia, los sindicatos y organizaciones sociales. Junto a ellos, el gobierno busca asegurar su poder, garantizando grandes ganancias para los empresarios, como el aumento del boleto de colectivo y los servicios, a la vez que mantiene los salarios congelados.

Por otra parte, la multisectorial con sus reclamos viene poniendo trabas al “pacto social” del gobierno. A diferencia de las direcciones sindicales, CTA y Frente de Gremios Estatales, quienes han limitado sus reclamos a un adelanto de las cuotas del mísero aumento del 20% firmado en Marzo, como parte del pacto social. Sin embargo, la política de Jesús Olmedo y otros dirigentes de la Multisectorial, si bien parten de una preocupación por la creciente carestía de la vida del pueblo, no llevan a cabo un cuestionamiento profundo de los pilares del plan de gobierno: bajos salarios, alta rentabilidad, desocupación y trabajo en negro.

Muchos de los reclamos de estos dirigentes se refieren a mayor asistencia social, dejando de lado el reclamo de trabajo genuino y salarios dignos que cubran la canasta familiar. Justamente esa disputa por la asistencia social del Estado, sin una clara independencia política, los lleva a confrontar a los trabajadores de la Puna con los trabajadores de otras organizaciones sociales, como CTA-Tupac Amaru, quien viene hegemonizando la “ayuda” del gobierno.

La falta de una política de independencia de clase de la dirección de la Multisectorial, por un lado, ante la disputa entre el campo y el gobierno, conduce finalmente a los campesinos de la Puna detrás de los empresarios del campo. Por el otro, al no cuestionar la participación de la iglesia en el pacto social con Palentini en Jujuy, lleva a los trabajadores, campesinos y desocupados a pensar que pueden resolver sus problemas por medio de la Iglesia.

Desde el Partido de Trabajadores Socialistas nos solidarizamos con la lucha del pueblo de La Quiaca, porque consideramos que los trabajadores no podemos permitir ninguna represión ni atropello y debemos enfrentar la pobreza que nos imponen los gobiernos y empresarios. Creemos que es necesario profundizar el reclamo pateando la mesa del pacto social y apelar a la unidad con los trabajadores ocupados y desocupados de toda la provincia, organizándonos desde la bases, exigiendo a las direcciones sindicales de la Multisectorial, la CTA y el Frente de Gremios Estatales, luchar por trabajo genuino y un aumento general de salarios igual a la canasta familiar, la escala móvil de salarios, un incremento de los presupuestos para obras públicas, viviendas, salud y educación, que sean controlados por los propios trabajadores y permitan generar miles de puestos de trabajo. Estas medidas deben permitirnos enfrentar de manera independiente del gobierno, los empresarios y la iglesia, el hambre y la carestía de la vida que genera la disputa del gobierno y las patronales del campo.