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ELECCIONES EN BRASIL

Dilma ganó pero hay segunda vuelta

Dilma Rousseff ganó el primer turno con el 41,6% de los votos, pero no le alcanzó para asegurarse la victoria. Aécio Neves, que hasta hace pocos días aparecía en las encuestas fuera de la disputa, fue la sorpresa obteniendo el 33,6% y se mete en la disputa de la segunda vuelta. Marina Silva fue la principal derrotada con el 21,3%. Las elecciones mostraron la falta de una alternativa de izquierda.

Daniel Matos, LER-QI

9 de octubre 2014

Dilma ganó pero hay segunda vuelta

Dilma Rousseff, actual presidenta y candidata por el PT deberá disputar la segunda vuelta con Aécio Neves del neoliberal PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña del expresidente Cardoso, conocidos como “tucanos”), el candidato predilecto de la gran burguesía paulista. El dato significativo es el retroceso del PT que obtuvo el porcentaje más bajo desde que llegó al poder hace 12 años. Perdió un 5,3% respecto a las elecciones de 2010. La caída del PT es aún más importante en el estado de San Pablo, además de perder 18 diputados federales. Marina Silva, que hasta hace solo días parecía que iba a ser la “estrella”, terminó tercera, lejos de las expectativas que se habían generado.
Estas elecciones se realizan en el marco de un fuerte deterioro de la economía y de un clima social agitado por el descontento. A pesar de la crisis abierta con las movilizaciones de junio de 2013, que cuestionaron al régimen político y levantaron demandas populares como la salud, la educación y el transporte, el “movimiento de junio” no tuvo expresión política y la “vieja política” terminó primando en estas elecciones. Las clases medias acomodadas, concentradas en el estado de San Pablo, y en estados del sur optaron por la derecha tradicional del PSDB. El PT ganó en los estados del norte, tradicionalmente más pobres, pero perdió su hegemonía histórica en el ABC, la principal concentración obrera de donde surgió Lula, aunque conservó peso entre los trabajadores y sectores populares que optaron por el PT como mal menor frente a la posibilidad de que la derecha neoliberal retornara al poder. Con ese mismo argumento el PT espera ganar en segunda vuelta.

A Marina se le cayó la careta
La seudo ecologista Marina Silva intentó presentarse como expresión de la “nueva política”, superando la polarización entre el PT y el PSDB. Buscó capitalizar la crisis de representatividad y el desprestigio de la “clase política” tradicional frente a amplios sectores de las masas luego de las grandes movilizaciones de 2013.
Sin embargo, su ascenso meteórico en las encuestas se desvaneció. Su caída comenzó cuando se evidenció que su “nueva política” era una falacia, y fue saliendo a la luz su programa conservador y neoliberal, sin grandes diferencias con el PSDB. Su postura reaccionaria frente al derecho al aborto, y neoliberal en lo económico planteando la necesidad de ajustes presupuestarios, provocó primero que el voto petista que había captado vuelva a Dilma y, en los últimos días de la campaña, que el electorado más propenso a los tucanos volviera también a su espacio original.
Aunque al cierre de este artículo Marina no había decidido a quién iba a respaldar en el balotaje, su electorado es heterogéneo y va a dividirse entre un voto mayoritario al PSDB y un sector que vote al PT.

El PT gobierna al servicio de los capitalistas
Más allá de su nombre, el Partido de Trabajadores primero bajo Lula y ahora con Dilma gobierna al servicio de los capitalistas. No solo es parte fundamental de la corrupción del régimen, sino que se sostiene en una alianza reaccionaria con sectores evangélicos y el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el partido tradicional de la oligarquía brasilera que salió fortalecido y condicionará aún más al segundo mandato de Dilma si se impone en el balotaje. Este partido no presenta candidato a presidente desde 1989, pero se dice irónicamente que aunque no gana ninguna elección, siempre gobierna. Como aliado del PSDB o del PT es un partido clave en sostener a quien gobierna Brasil, apoyándose en su importante bancada parlamentaria y gran cantidad de intendentes y gobernadores. Ahora le exigirá más espacios de poder al PT y condicionará en gran parte la “agenda” de gobierno de Dilma en delicados momentos de recesión económica.
Ya Dilma dio señales del rumbo que tomará su gobierno: para tranquilizar a los “mercados” la presidente anunció que, en caso de ser reelecta, nombrará a algún empresario como ministro de Hacienda. En el plano regional, se espera que Dilma profundice su avance hacia un mayor acercamiento con EEUU y la Alianza del Pacífico y le dé nuevo impulso a un tratado de libre comercio con la Unión Europea, resistido sobre todo por Argentina y otros socios del Mercosur.

Sin alternativa electoral por izquierda

La izquierda no fue una alternativa para que se expresara de manera contundente las demandas de las “jornadas de junio” y los sectores de trabajadores que desde entonces han protagonizado importantes huelgas, como la de los recolectores de Rio, los choferes de colectivos y los trabajadores del metro de San Pablo o los no docentes de la Universidad de San Pablo.
El PSOL (Partido Socialismo y Libertad) llevó como candidata a presidente a Luciana Genro, que representa el “ala izquierda” de este partido. Si bien duplicó su caudal electoral comparado con 2010, este ya era muy bajo y en estas elecciones obtuvo un magro 1,55% de los votos. La excepción de este pobre desempeño son los estados de Río de Janeiro (uno de los centros de las protestas de junio de 2013) y Río Grande do Norte, donde sus candidatos a gobernador obtuvieron casi el 9%, y la candidatura nacional de Luciana Genro obtuvo buenos resultados en importantes ciudades como algunas del ABC de San Pablo en torno al 3%, entre otras.
El PSOL no representó de conjunto una alternativa nacional a los millones que despiertan políticamente frente a la crisis de representatividad abierta en Junio de 2013. Ni tampoco apareció como alternativa para los trabajadores que este año protagonizaron la mayor oleada de huelgas desde los ‘90.
El PSOL es en realidad un partido reformista de centroizquierda que no tiene un programa anticapitalista, sino apenas de tibias reformas. Este partido, surgido de una ruptura con el PT en el año 2006 rápidamente mostró ser una formación oportunista que incluso ha llegado a apoyar medidas antiobreras en el parlamento. Incluso cuenta con el financiamiento de una importante cadena de supermercados.
Otras organizaciones de la izquierda como el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) y el Partido de la Causa Obrera (PCO), tuvieron la misma votación marginal que en las últimas elecciones. Después de las enormes manifestaciones que cambiaron al país en 2013 y de la mayor oleada de huelgas desde los ‘90, queda clara su incapacidad para plantearse mínimamente como una alternativa política entre sectores más amplios de la clase trabajadora y juvenil. El PSTU a pesar de tener candidatos con años en la dirección de sindicatos importantes como metalúrgicos, profesores, construcción civil y el subte, no superó el 0,09%. Muy poco.

Dilma y Aécio son variantes capitalistas

Tanto Dilma como Aécio se preparan para descargar los costos de la crisis económica que se avecina en el país sobre las espaldas de los trabajadores. Para el segundo turno Luciana Genro y PSOL llaman “al voto nulo, blanco o a Dilma”. Y todo el discurso contra los grandes bancos y constructoras que se beneficiaron con el gobierno de Dilma? Era solo discurso... el PSOL muestra que es solo coherente con la conciliación de clases. Sin embargo, el “voto útil” a Dilma contra los tucanos no es una alternativa porque legitimará las medias que serán implementadas contra los trabajadores y el pueblo en el próximo período en caso de que el PT se imponga en el balotage.
Frente a esta falta de alternativa, desde la LERQI llamamos a los jóvenes y trabajadores a votar nulo en el segundo turno, al mismo tiempo que llamamos a abrir el debate sobre la construcción de un nuevo partido revolucionario de la clase trabajadora, en base a las lecciones sobre la experiencia del PT y la impotencia de la izquierda actual. Un partido que reúna a los sectores más destacados de las huelgas que sacudieron al país este año y de la juventud que salió a las calles en Junio y continúa luchando contra este sistema político de explotación y opresión.
En cada uno de estos procesos, desde la Liga Estrategia Revolucionaria, con nuestras modestas fuerzas, trabajamos para que se desarrollaran las tendencias más avanzadas de la clase obrera y las masas. Empezando por que tomaran las demandas democráticas expresadas en Junio del 2013 y radicalizarlas en una perspectiva anticapitalista y revolucionaria. Así intervinimos ofensivamente en los principales procesos de lucha obrera, como la de los “garis” (barrenderos) de Rio de Janeiro, de los trabajadores del Subte de San Pablo, o la histórica huelga de la Universidad de San Pablo de más de 100 días (donde tuvimos un rol dirigente) que concluyó con un triunfo, al tiempo que buscamos impulsar reagrupamientos de la vanguardia obrera y estudiantil, como hicimos el 20 de noviembre de 2013 con la participación de más de 800 compañeros, en la perspectiva de avanzar en poner construir un verdadero partido revolucionario en Brasil.

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