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¿HASTA CUANDO VOTAR PARTIDOS PATRONALES?

El partido de los represores es transversal

Si hay algo de auténtico en la idea de transversalidad es la cantidad de represores y funcionarios de la dictadura militar que atraviesan a todos los partidos de los empresarios, no sólo los oficialistas del “gobierno de los derechos humanos”, sino también los de la oposición que se reivindica “republicana”.

Miguel Raider

27 de septiembre 2007

Si hay algo de auténtico en la idea de transversalidad es la cantidad de represores y funcionarios de la dictadura militar que atraviesan a todos los partidos de los empresarios, no sólo los oficialistas del “gobierno de los derechos humanos”, sino también los de la oposición que se reivindica “republicana”.

Tal como denuncia la agrupación H.I.J.O.S., el kirchnerista José Alperovich, electo gobernador de Tucumán, fue apoyado mediante el sistema de “acople” (una ley de lemas camuflada) por el partido Reivindicación Histórica y Social, cuyos integrantes se reclaman “combatientes del Operativo Independencia” 1 y defienden a ultranza a la dictadura militar. Con razón Alperovich cuenta como funcionarios a Canevaro y Molof, confesos adherentes del genocida Bussi, y respalda a la ex diputada Susana Diaz, promotora de una ley de pensión para los asesinos del Operativo Independencia.

En Salta, el Frente para la Victoria selló un acuerdo electoral con el partido Renovador, creado durante la dictadura por el capitán de marina Roberto Ulloa, quien gobernó la provincia con mano de hierro. Así el kirchnerismo salteño llevaría como ministra de Educación a Carmen Martorell, asesora de Ulloa, colaboradora de la dictadura y recordada por su participación en el cursillo “Seguridad nacional y lucha contra la subversión”, dictado por oficiales del Ejército en 1981. El kirchnerismo no es más que un fraude para los derechos humanos.

El candidato a presidente Jorge Sobisch, 100% responsable político del asesinato del docente Carlos Fuentealba, tiene el mérito de haber sido felicitado por el general Videla en 1979 como “heredero de este proceso”2, y procurando esfuerzos en esa dirección lleva como postulante a la gobernación de Buenos Aires al “ingeniero” Blumberg, promotor de las políticas de mano dura inspiradas por su abogado Roberto Durrieu, subsecretario de Justicia de la dictadura entre 1979 y 1981 y parte activa del engranaje represivo junto a los genocidas Ramón Camps y Miguel Etchecolatz.

La fórmula de Roberto Lavagna y Gerardo Morales también tiene lo suyo: recibió el apoyo del partido Demócrata de Mendoza y del partido Demócrata Progresista de Santa Fé. Ambos partidos proporcionaron numerosos funcionarios a la dictadura militar y fueron considerados los partidos más afines a las ideas de ese régimen brutal.

En menor medida, el presidenciable Ricardo López Murphy fue bendecido por el espaldarazo de un sector de Fuerza Republicana, el partido del genocida Bussi. Nada despreciable para una derecha gorila.

“Calidad republicana” de genocidas

Indignado, el ex comisario y genocida Luis Patti, candidato a gobernador por la provincia de Bs.As., advierte a policías y militares que Elisa Carrio es una “oportunista” que sólo pretende “unos votitos” cuando se pronuncia sobre “la recuperación de las FF.AA.”3. En verdad no sólo es discurso, Carrio y la Coalición Cívica asimilaron la agenda de la derecha incorporando como encargado de seguridad al ex comisario Edgardo Mastandrea, acusado por el fiscal federal Juan Murria y la Secretaría de DD.HH. de la pcia. de Bs.As. por privación ilegal de la libertad y tormentos de 6 estudiantes secuestrados en el Colegio Don Bosco de San Nicolás, ubicado en el área de la Subzona de Seguridad 13 donde funcionaba un Centro Clandestino de Detención. Mastandrea era parte de los equipos del Frepaso junto a Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide y actualmente trabaja en un plan de seguridad con la “progresista” Margarita Stolbizer. Lilita transita por el mismo andarivel que su aliado Hermes Binner, quien desde el Frente Progresista respaldó al legislador Pablo Zancada cuando asistió a una misa por la “reconciliación nacional” junto al cura genocida Von Wernich, Cecilia Pando y represores de semejante calibre. ¡Qué calidad republicana!
Los trabajadores debemos romper con los partidos de los empresarios y luchar por una política obrera independiente.

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