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Tucumán

En Tucumán también reprimen la lucha por vivienda

No había pasado una semana de la represión a los “sin techo” en Ledesma, cuando las imágenes parecían repetirse en Tucumán. Gases lacrimógenos, balas de goma y la policía a caballo dando latigazos a jóvenes, mujeres y niños para quitarles la tierra y castigarlos por atreverse a ese sueño negado de la casa propia.

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11 de agosto 2011

por Juan Rovere, candidato a intendente de San Miguel de Tucumán

No había pasado una semana de la represión a los “sin techo” en Ledesma, cuando las imágenes parecían repetirse en Tucumán. Gases lacrimógenos, balas de goma y la policía a caballo dando latigazos a jóvenes, mujeres y niños para quitarles la tierra y castigarlos por atreverse a ese sueño negado de la casa propia.

En estos ocho años el crecimiento de la construcción en Tucumán fue de los más altos del país, sin embargo el déficit habitacional ronda los 100 mil hogares. Es que este boom inmobiliario no fue producto de un plan de viviendas para los sectores populares sino el destino de fondos especulativos (provenientes de la soja, el azúcar y el limón) que ven en los ladrillos un negocio redondo. Esto profundizó el problema generando un alza en los precios de terrenos y, por supuesto, de los alquileres. Pero esto no es todo. Tucumán posee el segundo salario promedio más bajo de país. Entonces la vivienda se torna un problema central y en los sectores más castigados es común que haya varios núcleos familiares hacinados bajo un mismo techo.

Hartos de esperar soluciones que nunca llegan, vecinos de un predio de varias hectáreas decidieron ocuparlo y buscar la forma de que se les permita construir sus casas. Incluso el mismo dueño, Joaquín Gálvez, había incentivado la ocupación: como buen especulador pretendía sacar luego una jugosa indemnización. Gálvez no llegó a un arreglo con el Gobierno y solicitó el desalojo, que se llevó a cabo con un salvajismo digno de los Señores del Azúcar de fines de siglo XIX.

Podríamos decir que Alperovich es un buen alumno K y utiliza los métodos que a nivel nacional se vienen usando para liquidar cualquier intento de acción directa de las masas. Al igual que Insfrán en Formosa, el gobernador tucumano reprimió a los pueblos originarios en defensa de los terratenientes, dejando un saldo de varios heridos; envió patotas y militarizó los hospitales para acallar a los autoconvocados de la salud; y ahora, al igual Barrionuevo en Jujuy reprimió a los “sin techo” para defender “la propiedad privada”. Incluso no perdonó el apoyo de los vecinos de los alrededores y por eso la brutalidad policial recorrió casas y realizó detenciones ilegales.

Sin embargo, ni el gobierno va a dar soluciones a los problemas estructurales de la provincia, ni los sectores que empiezan a luchar pareciera que van a dejar de hacerlo. La izquierda revolucionaria debe intervenir en todos estos procesos exigiendo a las centrales sindicales CGT y CTA que abandonen la parálisis y comiencen a luchar por un salario igual a la canasta familiar y vivienda para todos.

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