El Estado sionista no sólo no reconoció la voluntad soberana de las masas palestinas votando a Hamas en las elecciones de enero de 2006, sino que gracias al colaboracionismo de Mahmoud Abbas y Al Fatah aisló la Franja de Gaza por tierra, aire y mar bajo la venia de EE.UU., la Unión Europea y las burguesías reaccionarias de Egipto y Jordania. Tal como hicieron los nazis con los judíos, el Estado de Israel condena a más de 1,5 millones de palestinos al asedio de un gigantesco gueto, donde el 80% depende de la ayuda humanitaria externa, sin posibilidad de huir por el hostigamiento del ejército sionista, la policía egipcia y los bombardeos efectuados por los aviones F16. La falta de acceso al agua potable, los alimentos y los medicamentos más elementales provocaron el nacimiento de bebes con deformidades y mujeres embarazadas con anemia y desnutrición, mientras el Estado sionista monopoliza el control del suministro de agua, combustible y energía. Es la crisis humanitaria más grande desde 1967, cuando los sionistas ocuparon Cisjordania y Gaza a punta de fusil en la guerra de los 6 días. El plan de paz urdido en Annápolis en diciembre pasado es parte de la pax sionista, la paz de los cementerios.