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Argentina:

Izquierda Unida convalida el nuevo fraude electoral

16 de octubre 2002

Restringidas a la elección de presidente y vice, estas elecciones son esencialmente antidemocráticas y reaccionarias. El mismo PC las califica como “un nuevo fraude” (Propuesta 604). Sin embargo, increíblemente, en lugar de llamar a derrotarlas, mediante la movilización y el boicot, se embarcaron junto a su socio, el MST, de lleno en esta empresa.
Según este último partido, asistimos desde diciembre: “al final de los viejos partidos que sostuvieron los planes del FMI. Pero este final no está asegurado. Si no surge una nueva alternativa política de los luchadores y la izquierda que se prepare para disputar el poder, puede suceder que aún en medio de una gran debilidad el PJ y la UCR sobrevivan” (A.S. 340). Estas elecciones serían el terreno para construir dicha alternativa, ya que “el cambio está en la izquierda” (ídem).
Pero justamente la posibilidad de que el viejo régimen sobreviva depende en gran medida de poder oxigenarse a partir de lograr cierta legitimidad en las elecciones, que son, el único gran acuerdo existente entre todas las camarillas políticas del viejo régimen (PJ-UCR-Frepaso) que quieren quedarse en el poder. La primera condición, entonces, para lograr el final de los viejos partidos estaría en impedir que consumen su trampa. Pero siguiendo los pasos del Encuentro Ciudadano y del ARI, que abandonó sus pretensiones reformistas y se sumó de lleno a la campaña electoral, Izquierda Unida convalida la trampa.
Además, al participar en estas elecciones no hace más que alentar expectativas en que las mismas son un medio para que los luchadores y la izquierda avancen. Esto es un verdadero desatino, ya que la convocatoria está tan planificada para que se queden todos que ni siquiera existe la posibilidad de obtener diputados, que puedan utilizar la tribuna parlamentaria, desde la izquierda, para apoyar las luchas obreras y populares. Izquierda Unida, en lugar de fortalecer el campo de los luchadores, fortalece las maniobras continuistas de la derecha.
¿De qué gobierno de los trabajadores hablan?
Desde el PTS venimos sosteniendo que el planteo del MST de un gobierno de los trabajadores, las asambleas barriales, los piqueteros y la izquierda, era simplemente una pose electoral. En su momento demostramos que era pura fraseología izquierdista, para un partido que se acomodaba para arrancarle concesiones a este régimen y no para desarrollar el doble poder que pudiera voltearlo. Así, luego de la caída de De la Rúa y posteriormente de Rodríguez Saá, su fórmula de gobierno de trabajadores y la izquierda se concretaba en exigirle a la Asamblea Legislativa (¡a los diputados del PJ, la UCR, el Frepaso y el cavallismo!), que vallada de policías hasta los dientes coronó la presidencia de Duhalde, que eligiera la fórmula Zamora-Walsh a presidente y vice. Tiempo después le marcamos que su planteo de Constituyente Libre y Soberana, se limitaba a pedir –a este Congreso- que habilitara el mecanismo constitucional de elección de esta asamblea.
Sus actuales posiciones nos vuelven a dar la razón. Imposibilitados de obtener por gracia del régimen (como pretendieron) su Constituyente libre y soberana, ni tan siquiera una elección a todos los cargos, terminaron aceptando las elecciones más reaccionarias y fraudulentas desde 1983, igual que Elisa Carrió.
Para disputar el poder hay que ser capaz de enfrentarlo...
El MST plantea contra los que como Zamora abandonan toda estrategia de poder, que participar en estas elecciones son un medio para que una alternativa de “los luchadores y la izquierda… se prepare para disputar el poder” (ídem). Desnudan así todo su oportunismo.
La lucha por el poder obrero y popular no se prepara legitimando el fraude electoral, sino alentando la perspectiva de la huelga general y la rebelión popular, un levantamiento mucho más organizado y consciente que el de las Jornadas de diciembre, es decir, que contenga una verdadera alternativa de poder. Preparar este camino implica fortalecer y desarrollar los actuales gérmenes de democracia directa, las asambleas barriales, los movimientos piqueteros combativos y las fábricas y establecimientos ocupados y puestos a producir. Todos estas organizaciones son antagónicas al viejo régimen. Si las mismas se unieran en congreso nacional de delegados de base, revocables y con mandato, democráticamente organizado, sería un gran paso para pelear por el conjunto de las masas obreras y populares, por la derrota de la trampa electoral, hacia la caída del gobierno y el régimen y la disputa por el poder y el gobierno de los trabajadores.
Pero ya vimos que para el MST no se trata de esto. Ciegos de electoralismo ya hacen público cuál es su modelo, el de Lula y el PT. Sus militantes salieron a festejar frente a la embajada brasileña llevando pancartas que decían “viva el triunfo del PT” y Vilma Ripoll felicitaba desde Página 12 al pueblo brasileño por “haber votado por primera vez para presidente contra el FMI y los grandes empresarios”, afirmación un tanto osada teniendo en cuenta que el candidato a vicepresidente del PT es el gran burgués Alencar. Si llamaron a votar en Brasil a un gran industrial textil que factura 300 millones de dólares por año no entendemos entonces porqué –dentro de la lógica de colaboración de clases del MST- se oponen a un frente con Alicia Castro y sectores de la centroizquierda, como está proponiendo su socio en IU, el PC.
Llamamos a IU y especialmente a los compañeros del MST a romper con esta política, que está siendo cuestionada correctamente en múltiples asambleas barriales.
Desde el PTS reafirmamos nuestro llamado a derrotar el régimen y su maniobra fraudulenta, desarrollando la movilización y el boicot activo, contra estas elecciones tramposas.

Prensa

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