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MOVIMIENTO OBRERO

LEAR | Esa maldita costumbre de despedir y llamarnos vagos

Aún los músculos del antebrazo, responsable de los distintos movimientos de la muñeca, de la mano y de todos los dedos, sienten la fatiga. Los días pasan velozmente, al ritmo desenfrenado de los rotarys. Durante todo el año los/las trabajadores/as han sentido el penetrante frio de invierno o el calor del verano que muerde hasta los huesos...

Roberto Ebro

10 de enero 2013

LEAR | Esa maldita costumbre de despedir y llamarnos vagos

Aún los músculos del antebrazo, responsable de los distintos movimientos de la muñeca, de la mano y de todos los dedos, sienten la fatiga. Los días pasan velozmente, al ritmo desenfrenado de los rotarys. Durante todo el año los/las trabajadores/as han sentido el penetrante frio de invierno o el calor del verano que muerde hasta los huesos.
“Te usan y te descartan” dicen los que conocen a Lear. Pueden decirlo 18 obreros de agencia, a quienes le habían dado la palabra que volverían a entrar y ahora están en la calle. Pueden decirlo los tres efectivos echados a los que la patronal denomina “carpeteros”.
Por eso hay que decirlo bien claro: la mayoría de los contratados despedidos son trabajadores con legajos ejemplares, y no sólo eso sino que son los mismos que han pasado doce horas sábado y domingo para llegar a los 270 mazos por turno que demandaba FORD. Y aún así la patronal los tilda de vagos.
Hay que decirlo bien claro: los “carpeteros”, uno de ellos se encontraba con carpeta psiquiátrica y la otra carpeta médica por tendinitis desde hace meses.
Pero no son la excepción, ya que en la planta el 80% de los obreros/as han sido licenciados por problemas de Tendinitis o Túnel Carpiano.
Cables, cintas, conectores. Imagínate ahí, parado 12 horas frente a un rotary (sistema giratorio de tableros donde se arman los mazos de cables), moviendo tus dedos milimétricamente en contados segundos. Imaginate la triste escena de una madre, temerosa de alzar a su hijo por temor a no poder sostenerlo porque no tiene fuerza en sus manos.
Luego el obrero apenas descansa en sus escasos días de vacaciones, cuando el fantasma de la tendinitis se aferra a sus tendones recordándole que de nuevo, cables, cintas y conectores lo esperan.
Los patrones los llaman “carpeteros”. Contínua tensión producida sobre los músculos y tendones extensos del antebrazo. Por seis meses los obreros y obreras se aguantan, se carcomen por dentro, no quieren ceder al dolor. Flexión forzada de la muñeca que puede llegar a dañar los tendones que se insertan en el codo. Los trabajadores dañados se aguantan.
Es así como los compañeros contratados asisten hasta con fiebre, pensado en la efectivización.
Con los despidos la patronal de Lear intenta poner a raya a los obreros. Quiere disciplinarlos porque los cálculos de Ford Pacheco hablan de una mayor productividad, para superar las 10.245 unidades de noviembre.
Los obreros y obreras enfrentan un nuevo desafío. Lear les rompe literalmente los brazos y los echa cuando las faltas exceden sus márgenes de inasistencias diarias. Total otro obrero ocupará ese lugar.
Pero aún con sus brazos rotos, la mayoría de los compañeros despedidos, están dispuestos a levantar en sus manos las banderas de la lucha por su reincorporación.
La Comisión Interna que viene de derrotar el intento “destituyente” de la lista Verde del SMATA en el mes de diciembre se ha puesto a la cabeza del reclamo, y aún estando la mayoría de ellos de vacaciones se han entablado comunicación con los despedidos y con los que vuelven a partir del 15 de enero, entre los que han encontrado un eco favorable: “cuando estemos todos juntos de nuevo vamos a decidir entre todos como la peleamos”. Ya se juntaron cerca de $ 3.000.- entre los casi 200 compañeros que están trabajando, para ayudar a sostener a los despedidos dispuestos a pelear. También se elaboró un declaración para sacar como solicitada firmada por las organizaciones de DD.HH., gremiales, sociales y políticas repudiando los despidos en Lear y exigiendo la reincorporación. En esta nueva prueba a la que son sometidos las/los trabajadores/as de Lear, es necesario rodearlos de la más amplia solidaridad activa para pelear contra los despidos.

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