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La CGT, la CTA y la "libertad sindical"

¿COMO CAMBIAR DE RAIZ LOS SINDICATOS?

La CGT, la CTA y la “libertad sindical” (Parte I)

El próximo 28 de agosto, la Central de Trabajadores Argentinos convoca a una marcha nacional cuyo objetivo será, entre otros reclamos, presionar para obtener la personería jurídica, algo que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) ya ha reclamado al gobierno argentino. Desde La Verdad Obrera opinamos que la CTA tiene derecho a obtener la personería gremial. Sin embargo, decimos que aunque esta atribución le sea otorgada, los grandes problemas de la clase trabajadora continúan irresueltos. Para resolverlos es necesario desarrollar un movimiento de lucha de “abajo hacia arriba” que expulse a la burocracia sindical y rompa los vínculos que subordinan a nuestras organizaciones al Estado y a la patronal.

Miguel Raider

16 de agosto 2007

De la mano del anuncio de un “pacto social” el gobierno baraja la posibilidad de otorgarle la personería gremial a la CTA. La CTA presenta esto como el súmum de la “libertad sindical”. Si bien esto implicaría un cambio en cuanto al actual esquema de monopolización por parte de la CGT de la “representación de los trabajadores” unificada ante la patronal y el Estado, no sería la primera vez que existe más de una central sindical en el país. Para tomar sólo algunos ejemplos de nuestro pasado reciente basta recordar a la CGT Negra de la Resistencia y la CGT oficial subordinada a la Libertadora a partir de 1955, la CGT y la CGT de los Argentinos fundada en marzo de 1968, o la CGT Azopardo y la CGT Brasil durante la última dictadura militar. En diversas ocasiones de la historia de la clase trabajadora argentina existieron distintas centrales o luchas fraccionales entre alas o tendencias. Si bien la participación de la CTA en el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil y en el directorio del PAMI junto a la CGT es una muestra de que el gobierno de Kirchner le ha concedido algunas atribuciones como Central, la obtención plena de la personería daría lugar a que la CTA esté habilitada a formar “gremios paralelos” a los de la CGT en el sector privado o directamente “sindicatos por empresa” que cuenten con plena legalidad para actuar. Esta es la principal novedad que estaría en el centro del debate.

El monopolio burocrático de la CGT en la industria y los servicios

El otorgamiento de la personería jurídica a la CTA cuestionaría la ley que rige la actividad sindical, la 23.551, que plantea que el sindicato con mayor cantidad de afiliados es el único que tiene la personería gremial. Esto es así en el ámbito de la industria y los servicios, no así en el sector público donde conviven varios gremios con legalidad. La CGT presentó un proyecto de personería acotada para la CTA, que impediría que un sindicato de la misma rama económica dispute la afiliación con los gremios de base de la CGT. Como dijo Moyano “La ley dice claramente que tienen que cotejarse los afiliados de dos entidades sindicales. Aquella que tenga más afiliados se queda con la personería gremial, y la que tiene menos, desaparece”. (La Nación, 3/8/2007). El asesor legal de la CGT el diputado Héctor Recalde justifica esta idea cuestionando si es conveniente “un modelo donde se fragmenta la fuerza sindical”. Parece una broma que los mismos dirigentes de la CGT, los campeones de “vaciar” de afiliados a las organizaciones obreras gracias a su asociación con la gran patronal en el “festín neoliberal” de los ‘90”, vengan a reivindicar la “unidad” de la fuerza sindical. Son los responsables de habilitar una política propatronal que atomizó a la clase obrera permitiendo que miles de trabajadores contratados, precarizados, en negro o desocupados, dejaran de tener representación en los sindicatos. Esta es la realidad actual del movimiento obrero. ¿De qué “unidad” hablan los que permitieron los cierres de empresa y siguen alentando junto a los empresarios la flexibilidad laboral y la polivalencia funcional en miles de convenios por empresa provocando la división del movimiento obrero? Producto de esto hoy bajo el consentimiento de la CGT miles de trabajadores contratados bajo la figura del monotributo son librados a su suerte y no cuentan ni siquiera con el derecho de afiliarse a los sindicatos. También son los que permitieron las tercerizaciones, mediante las cuales los empresarios pagan salarios diferenciales a quienes realizan una misma tarea por estar encuadrados en un convenio y en un sindicato distinto, las más de las veces con diferencias que duplican los sueldos entre unos y otros trabajadores.

Además estos dirigentes burocráticos llegaron al extremo de aplicar descuentos compulsivos equivalentes al 2 y al 3% del salario a los trabajadores no afiliados a los sindicatos bajo la excusa de cubrir gastos de representación en las negociaciones de convenio.
En realidad, lo que defienden los dirigentes de la CGT, cuando hablan de unidad, es conservar su exclusivo control burocrático sobre la representación de los trabajadores. Es decir, sus intereses de casta privilegiada ajenos a los intereses de la clase obrera, y que se basan en los favores que les otorgan el Estado y la patronal.

La CTA y la “libertad sindical”

En defensa de la personería para la CTA, el dirigente Hugo Yasky denuncia que no hay “libertad sindical” para que los trabajadores puedan elegir su filiación entre sindicatos de distintas centrales. Según la CTA, este es el problema más importante que hoy atraviesa el movimiento obrero. Pero basta echar una mirada al salario y a las condiciones de trabajo de los estatales para darse cuenta que la “libertad sindical” que rige en el ámbito público para elegir entre ATE, UPCN y otros gremios de ningún modo se tradujo en un beneficio de conjunto para los trabajadores. Al día de hoy, los estatales (que pertenecen a ATE, uno de los gremios centrales de la CTA) constituyen el segmento peor remunerado y con más de un 50% de precarización laboral avalado por la firma de distintos convenios. Este sector de la clase trabajadora es uno de los más divididos gracias a la labor desempeñada por los dirigentes de los diferentes gremios que permitieron la Reforma del Estado menemista, la que condujo a la fragmentación entre permanentes, contratados, becarios, pasantes, planes jefes de hogar y miles de despedidos tras las privatizaciones.
Por otra parte si de “libertad sindical” se trata, en los gremios de la CTA no existen derechos, por ejemplo, para que los sectores más precarizados tengan representación proporcional en los órganos de conducción. Tampoco para las minorías. Si una de las cuestiones centrales que habilitaría la personería para la CTA es la formación de sindicatos paralelos en los gremios de la industria y los servicios, la necesidad de reivindicar explícitamente el derecho a la libertad de tendencias y opinión en el seno de los sindicatos es un problema clave frente al macartismo manifiesto de la burocracia peronista de la CGT. Pero aunque la CTA se reivindica una organización democrática este punto tampoco figura en sus estatutos. Evidentemente, el problema más importante para la clase trabajadora es la burocracia dirigente al frente de las organizaciones obreras, sean la CGT o la CTA.

Los sindicato por empresa

La perspectiva de formar gremios paralelos en el sector privado plantea la posibilidad de que los empresarios aprovechen este tipo de organización por empresa, para minar el poder de negociación de la clase obrera y atomizar su fuerza. Pero también plantea la posibilidad de que en el marco de una relación de fuerzas favorable, los sectores combativos puedan transformar estas organizaciones, en instituciones útiles para la lucha.

Para entender esto, tomemos un ejemplo histórico. Después de la derrota de la huelga metalúrgica de 1959, los empresarios italianos de FIAT presionaron al gobierno de Frondizi y al de Illia para obtener sindicatos de fábrica, garantizándose así una representación sindical formal a fin de domesticar y disciplinar a los trabajadores. Para la patronal de FIAT los sindicatos de planta les permitirían fragmentar la fuerza de trabajo de su empresa. En ese entonces, el dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor1 se opuso en pos de defender lo que consideraba un recorte de sus privilegios con la patronal. Así surgieron el SITRAC (Sindicato de Trabajadores de Concord) y el SITRAM (Sindicato de Trabajadores de Materfer).

Al calor del Cordobazo el objetivo de la patronal va a sufrir un serio revés. Los sindicatos de Sitrac-Sitram van a ser recuperados de manos de la burocracia “amarilla” y se convertirán en organizaciones de lucha clasistas, uno de los ejemplos más avanzados de lucha del movimiento obrero argentino.

La organización de los sindicatos por empresa ha sido punto de debate entre las mismas organizaciones de izquierda sobre todo en la década del ‘70. En ese entonces la alta sindicalización de la clase obrera era un argumento a favor para que los trabajadores no propiciaran este tipo de experiencias que los podría dividir en su capacidad de negociación ante la patronal. Sin embargo, como demuestra el mismo caso del Sitrac-Sitram, la cuestión fue más contradictoria. Los trabajadores movilizados frustraron la pretensión inicial de la Fiat y demostraron que los sindicatos en manos de los clasistas se convirtieron en una gran herramienta de lucha para la clase obrera.

Actualmente, la situación es muy distinta. Los sindicatos no abarcan ni representan al conjunto de la clase trabajadora: desocupados, en negro, contratados, están por fuera. Incluso la CTA que dice tener una política alternativa en relación a los desocupados, tampoco permite que éstos se agrupen en los gremios.

Contra cualquier intento divisionista de la patronal suena ridículo oponer la defensa de los sindicatos tal cual son hoy, integrados todos por burócratas corrompidos. Ciertamente, ni las direcciones de la CGT ni de la CTA han demostrado ser útiles para defender la unidad de la clase trabajadora ante la patronal y el gobierno.

Desde el PTS luchamos por echar a la burocracia sindical de las organizaciones obreras y por construir oposiciones clasistas en todos los sindicatos, sean de la CGT o de la CTA. Para superar de raíz la división existente es necesario recuperar las comisiones internas y los cuerpos de delegados para que estos unifiquen y representen a todos los trabajadores, efectivos, contratados, en negro, etc. Sólo un genuino movimiento de lucha de “abajo hacia arriba” tiene la capacidad potencial de remover los cimientos burocráticos de las organizaciones obreras actuales.

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